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miércoles, 25 de noviembre de 2015

CRÍTICA A LA OBRA TEATRAL "EL TERRITORIO DEL PODER"





El Territorio del Poder – Leonardo Sbaraglia y Fernando Tarrés

“(…) Entonces oí hablar al Creador, sin nombre, que es un simple hueco en el vacío,
hermoso como un ombligo.
«Hice un gran ruido y este ruido formó el océano y las olas del océano»(…)
«Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender
a hablar... a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol
acuático y puramente acariciador».
Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal es la fuerza de atracción de la
muerte y del sepulcro abierto. (…)”

Vicente Huidobro. Altazor

La primera ceremonia dejó al cuerpo a merced. En derredor, nada. Al llanto le dieron el pecho, la cuna, el calor…y un ruido, que pegó la mano a la textura, inventó  la luz en el sol, ubicó la comida en las fauces…pero quedó en silencio frente a la mirada de aquellos.

Las comisuras del cuerpo se hacen grises como las fachadas de los pueblos.  Envejecen con la palabraUna sola, desplegada hasta el fin, que es el reparo de esa lluvia eterna que percute como ruido con bemoles. Ejecutado entre hojas que murmuran de los árboles, destilado entre miles, un ruido queda, se adueña…proyecta sombras y algún claro. Tendido en eso que circunda el tono crece el ser. Palabra completa al sol, su cuerpo, el “alma”…la sangre fría.
El discurso se cocina como un ladrillo. Al costado, se reniega. Las manos lo han sufrido. Un individuo se hace polvo y pasa solamente a un punto, como su aporte microscópico al habla. Cada ladrillo permite hacer un muro. La palabra puede ser una sierpe venenosa que corre por el pasto. Puede que sea una flecha que atraviesa las vísceras del tiempo. Tal vez un cartel de festejo…o quizás el  recuerdo de alguien que desaparece.



Las lenguas cortadas vertidas en el texto, el concilio, el experimento, la institución, la religión, la economía…El Territorio del Poder, un ditirambo. Los llamados de socorro, las traiciones, los poemarios, todos encerrados en un laberinto de mágica música genialmente lograda. Los versos que entona Leonardo Sbaraglia nos conducen  por varios recodos de la palabra, donde las órdenes marcan la piel, los poderes se ejercen, las compuertas se abren…


Un relato puede caer desde un avión. Las primeras personas se borran: particulares, singulares…plurales. Un renglón se convierte en el traje a rayas. La regla ya no acompaña un trazo. Todos bajo un mismo efecto mortificante del discurso. Pero la memoria iluminada siempre guarda las voces que no han callado.

Elenco:

Ficha técnica:
Leonardo Sbaraglia, actuación.
Fernando Tarrés, composición, arte visual e intervención del sonido en tiempo real.
Damián Bolotín, violín.
Jerónimo Carmona, contrabajo

Prensa: Lol Comunicación, Lola Barredo


Crítica: Guido Ignacio Facile

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