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viernes, 28 de junio de 2013

A ESTAS ALTURAS - Por NICTÉ TOXQUI



 
En otras noches estaríamos pendientes el uno del otro con la misma conversación trillada pero con la conformidad de intercambiar palabras que no dicen nada pero hablan de amor.

La puntada maestra estaba en la moral disfrazada, o en que mis padres tuvieron que ser uno suegros verbales, “espléndidos”. (Qué terror).  Y que quizá tuve que haberte sido infiel para que me quisieras más algún otro día (Qué absurdo).

En otras noches, te repito, estaríamos sufriendo ligeramente porque la distancia es la eterna guerra y tu indiferencia de siempre, sabe a miel.

Estaría esperando un saludo cualquiera que tuviera una esencia de versos robados. O de tus ojos. Da lo mismo. Me enseñaron a sustituir el concepto de necesitarte por un te prefiero. Y te he preferido hace bastante tiempo cuando brinqué del sillón a la mesa diciéndome que estaba enamorada desde que Dios despertó moviendo sus manos mágicas para crear los fines de semana y los días festivos.

En una vida paralela el miedo no existe, el amor tampoco, pero nosotros sí junto con nuestra descasualidad y sentimientos tardíos. En esa vida que no llegó,  nos separamos al día siguiente de besarnos declarando inocentemente que no queríamos otra versión de nosotros más que esta que nos tocó vivir. En estos días somos otro cuento echado a perder.

Tres puntos suspensivos.

A estas alturas, tendríamos que estar bailando en la lluvia.

Ya no me quieres, ya no te quiero. El silencio. Ese también es otro tipo de común acuerdo.

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