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jueves, 27 de febrero de 2014

ENTREVISTA LITERARIA A LA ACTRIZ ESPAÑOLA MADAY MÉNDEZ


Foto: Manolo Pavón
LLTV: Los tres libros mas importantes que hayas leído o que mayormente te constituyeron como persona

 MM: Ay… pero esa pregunta es tremenda!!! Es muy difícil de responder. Yo que sé, hay muchos libros que llegaron a mis manos en momentos claves… Así, el primero que se me ocurre es La Metamorfosis de Kafka. Fue el primer libro que leí de una sola sentada. Me voló la cabeza. Tuve la suerte de tener una profesora de filosofía a los 14 años de esas que te descubren mundos, más allá de dictarte el temario. En aquel momento era sorprendente para mí que una asignatura no tuviera una evaluación formal. Ella nos enseñaba sobre Kant, pero nos examinaba haciéndonos pruebas acerca de lecturas.  Nos hacía leer y en el examen nos invitaba a explayarnos sobre impresiones y enseñanzas que nos habían dejado esos libros. Y Metamorfosis fue un viaje de ida. Quedé atrapada en esa angustia e impotencia de una manera feroz. Desde entonces Kafka fue un autor que busqué siempre en las librerías.

Otro libro que me viene a la cabeza de manera inevitable, claro, es El diario de Ana Frank. Era una niña cuando lo leí, tenía casi la misma edad que Ana por lo que entendía muy bien algunas cosas que le pasaban y que eran propias de su edad. Los chicos… La familia… Y a la vez había un abismo inmenso entre esa chica y yo. Esa injusticia me oprimía el pecho. Es brutal ese libro, tan lleno de ternura y desolación que te deja totalmente noqueado. Es una buena manera de acercarte a las consecuencias de una persecución tan incomprensible. A lo humano que va más allá de las estadísticas y los dimes y diretes de los libros de historia.

Y un tercero… A ver… En esta línea de agarrar un libro devorármelo sin contemplaciones me viene a la cabeza Ensayo sobre la Ceguera de Saramago. Es muy loco porque leí este libro un verano maravilloso en el que me pasé unos días tirada al sol, ¡cosa que estaba necesitando con urgencia! Yo soy Canaria, isleña, pero por esas cosas de la vida estoy la mayor parte del tiempo muy lejos del mar y lo padezco mucho. Entonces ese verano pasé unos días de paz y tranquilidad maravillosos. En mucha soledad el mar, Saramago y yo. El contraste entre esa ligereza del verano Canario, la brisa de los vientos alisios que refrescan las islas, el sonido de las olas y la sordidez de Ensayo sobre la ceguera fueron una droga. ¿Viste que la puntuación, o más bien la falta de ella, que emplea Saramago es rarísima?. Es como una metáfora de la crudeza o del peligro de una sociedad enferma, está despojado de cualquier adorno o ayuda. Solo las palabras una detrás de la otra. Toda esa caída en picado de las esperanzas y los valores, o su replanteo… No sé, es una lectura que está llena de sombras y que te hace pensar irreversiblemente que no vamos bien. El individualismo en el que estamos inmersos porque nos sentimos tan fuertes y capaces es una ilusión. Ese libro me hacía pensar que está bueno encontrar lugares de soledad, de recogimiento, de fuerza única y personal, porque sí, vinimos solos y estamos solos y todo lo que quieras, pero sin el concepto de grupo, de entidad colectiva, nos convertimos en salvajes. Saramago despoja a los personajes del sentido de la vista, solo eso, y el desastre es insalvable. Tomé esa lectura como una lección y la verdad es que siento que me hizo menos huraña. Yo soy actriz y ¿viste que en el teatro se trabaja mucho en grupo? Pues esa convivencia… ¡marca la diferencia! Te juro, tanto respecto al resultado como al proceso  de creación. Gracias a Saramago soy más cuidadosa, o trato, ¡al menos por puro terror! (Risas). 

LLTV: ¿En qué circunstancia tuviste la primera sensación de que tu destino era la actuación? 

MM: ¡Yo es que actúo desde que tengo uso de razón! Así es que no puedo hablarte de ese momento revelador que muchos compañeros vivieron. Para mí no podía ser de otro modo, era más fuerte que yo. El mundo de fantasía que te regala la actuación es como el mejor de los bombones suizos: ¡muy difícil de rechazar! Lo que sí hubo fueron momentos determinantes en cuanto a las decisiones que te obliga a tomar la profesión. Por ejemplo y para empezar elegirla profundamente con todas sus consecuencias, para seguir ¡pelearte con la familia por ello! (Risas) Y es que la incertidumbre, que elegimos por defecto, pone los pelos de punta a los que nos quieren, no es para menos. Por suerte hoy día mis padres comprenden y apoyan este camino y eso es un fuerte impulso para mí. ¡Ha sido una gran conquista! 

LLTV: ¿Último libro que leíste? 

MM: Terminé hace poco un libro que había comenzado y abandonado hace un tiempo. Eso es algo que me ocurre a menudo… Comienzo uno, otro… y la elección se va decantando por sí sola. Al cabo del tiempo los rescato y fue el caso de Conversaciones Conmigo Mismo de Nelson Mandela. Es apasionante leer esas cartas, diarios y todo tipo de pensamientos de un hombre tan inmenso. Ahora estoy con La Historia de las Panteras y de algunos de los Animales Conversos de Osvaldo Sabino y con un libro de cuentos de Carver. 

LLTV: ¿Qué libro te marcó algo para siempre y por qué? 

MM: Mmm... voy a pecar, te diré que El Principito. (Risas). 

LLTV: Tranquila, no sos la primera que responde El Principito… 

MM: Será infantil, predecible o tonto pero es un librito que adoro y que siempre me acompaña. Tengo una edición regalada y dedicada por un amigo de hace muchos años, en ella Eusebio me pide que no olvide el secreto del zorro. El libro y esa dedicatoria me recuerdan quién soy y quién puedo ser. Una cada vez distinta consecuencia de mis elecciones y de cómo decido mirar el mundo. 

LLTV:¿ En qué circunstancias escribís? 

MM: ¿Sabes que hace años que escribo muy poco? Es una pena… Antes lo hacía muchísimo. Ahora lo que más puedo llegar a escribir son diarios de personajes. Palabras, pensamientos, imágenes de los personajes que interpreto como un intento de acercarme a sus mundos. Hace poco estuve en la habitación de mi infancia y me reencontré con un diario que escribí a los doce años. Me sorprendió encontrar que en ese entonces tratara de escribir diálogos de teatro. Te imaginarás, apenas aparecía un conflicto entre fuerzas pero eso ya me pareció un montón. Me hizo dar cuenta que extraño la escritura y que quizás el siguiente puerto sea acercarme al estudio para la dramaturgia de obras teatrales.  

LLTV: ¿Tenés manías en el ejercicio de la lectura? 

MM: La verdad que no. Puedo leer en cualquier parte. Obviamente escogiendo lo mas adecuado a cada circunstancia. Por ejemplo para el transporte público relatos cortos, sin duda. Los trayectos y la furia caótica de ésta ciudad no dan para más. ¡Eso si llegas a tener oportunidad de sacar el librito del bolso!

LLTV: ¿A qué personaje de qué libro invitarías a tomar un café con el objeto de conocerlo más profundamente? 

MM: A ver… ¡Uy no, pensé en Dorian Gray! ¿Qué soy, masoquista? (Risas) Supongo que  me vino a la cabeza porque su nombre está en el título de la novela, pero vamos a algo menos inquietante… ¡Ya sé! Dirás que soy una cursi y que no está bueno que te responda con un personaje extraído de un bestseller. ¡Por dios, desperdiciar una oportunidad así para dármelas de intelectual! (Risas). Pues si algo no soy es una intelectual, para ser honesta, así que ¿sabes con quién me juntaría una tarde cerca de una buena cocina? Con la protagonista de Cómo Agua para Chocolate de Laura Esquivel. No me considero una romántica pero esa historia de amor imposible que perdura y perdura y perdura en el tiempo a pesar de todos los obstáculos y prohibiciones puede conmigo. ¿Cómo se puede amar así? Bueno, quisiera saberlo, así que la haría hablar sobre ello mientras me enseña a preparar algunos platos mexicanos. Cada vez que tengo que picar cebolla en cantidades industriales, para no llorar corto una al medio y me la pongo en la cabeza encima de un paño de cocina, y le doy las gracias a esa mujer por el truco. ¡Con suerte podría aprender otros! 
Foto de Fernando Giani

LLTV: ¿Recordás qué libro te generó muchísima expectativa y te defraudó en la misma o mayor proporción? 

MM: Mira, más bien he podido defraudarme a mi misma como lectora. Me pasa a menudo, con esto de leer en simultáneo, que voy dejando algunos libros por los rincones. ¡Les cubre el polvo hasta que los rescato del olvido! Pero es siempre una cuestión mía, de mi estar en mil cosas a la vez. No de las lecturas. Si algo tiene cualquier libro es cosas para dejarte.  

LLTV: ¿Tiene escritores que puedan llamarse referentes? 

MM: Pues eso va variando. Depende mucho del momento. A ver… autores con los que me la haya agarrado mal… En la preadolescencia, ponle, me devoraba todo lo que encontraba de Alberto Vázquez Figueroa. Durante el secundario fueron Kafka o George Orwell. En la época universitaria no paraba de leer a Cortázar, mucho también a García Cabrera. ¡Ah! ¡Y me obsesioné con Conan Doyle! (Risas) ¡Se me había olvidado eso! También descubrí tardíamente a Tolkien, que ahora está todo el business de las películas de Peter Jackson pero te digo, El Señor de los Anillos, El Hobbit, el Silmarillión son para mí una clase magistral de fantasía y buen gusto. Más tarde fueron Murakami, Maupassant… y siempre, absolutamente siempre, Chéjov. Sus cuentos son pequeñas joyitas. Ni qué decir Shakespeare. ¿Y Lorca? ¡Romancero gitano en la mesita de luz por siempre jamás! 

LLTV: ¿Qué cosa es lo que más te sorprende de la humanidad? 

MM: Es muy abierta esa pregunta ¿no? Como que me puedo ir hacia cualquier lado. Mira, están pasando unas cosas a nuestro alrededor… que son escalofriantes. La persecución y agresión a la comunidad gay, por ejemplo, es algo que no pensaba encontrar así de rabioso en estos tiempos y en cambio ocurre con una constancia y salvajismo de auténtico terror. Lo que ocurrió hace poco en España con las autoridades disparando balas de goma, cartuchos de fogueo y botes de humo a inmigrantes que nadaban tratando de alcanzar una playa de Ceuta y que terminó con quince muertos me da pánico y muchísima vergüenza. ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué lo sorpresivo es que los límites de la falta de humanidad cada vez se corren más? ¡En lugar de que la sorpresa sea por descubrirnos desafiándonos personal y colectivamente cada día! La obra que estamos haciendo los domingos en Timbre 4 “Perro (un cuento rural)” intenta retratar la brutalidad humana en unos personajes chiquitos y dentro de un cuento más chiquito aún. En él queremos hablar de que ésta pérdida de sensibilidad por el otro, en pos del propio bienestar o en defensa de principios sacados de no se qué lugar, está en todas partes. Y el mensaje esperanzador sería que desde los lugares menos pensados, por parecer pequeños o poco importantes, podemos ir dando pasos hacia un mundo menos hostil y con suerte empezaremos a creer de corazón que la felicidad del otro es el combustible necesario para alcanzar la propia. 

LLTV: ¿Qué nos podés contar sobre la obra “Perro, Un Cuento Rural” (*) obra que se presenta todos los Domingos, 18.30, en Timbre 4, Boedo 640, CABA Y cuáles son las expectativas en cuanto a la recepción del público en una segunda temporada como la que están presentando?

MM: Pues te digo que todos y cada uno de los que hacemos Perro, desde el director, el equipo artístico, el técnico, el de producción hasta el colega que graba los videos, estamos viviendo un idilio amoroso con la obra y con todos los otros compañeros que es una cosa que no se puede aguantar!! (Risas) Me río, pero te digo que es uno de los secretos, a mi entender, que hace que el público que se acerca al teatro salga tocado de la función. Todos defendemos la obra con el cuchillo entre los dientes y con un cariño… ¡que quita el sentido! Hay mucho corazón ahí, amamos contar ese cuento de manera que la historia está por encima de todo y de todos. Me siento tremendamente afortunada por formar parte de este grupo, y lo digo en cuanto a lo humano y a lo creativo, y por tener la suerte de encarnar a Leyla, que es un bombón de personaje. La obra que escribió Hernán Grinstein ¡no tiene desperdicio! -como diríamos en España-. Es una piedra preciosa hecha cuento... hecha teatro y juego. Es muy bonita, está llena de humor, de amor, de poesía, de patetismo, de ternura y de carne… de tantas cosas… Queremos que durante esta temporada en Timbre 4 vengan muchos a verla para que después nos cuenten qué les pasó, que el Domingo da mucho para tomarse un vino después de la función y compartir, ¿o no?. 

LLTV: ¿Estás trabajando en algún proyecto para este año aparte de la obra Perro, Un Cuento Rural? 

MM: Ahora mismo estamos haciendo la cuarta temporada de “Granos de Uva en el Paladar”, de Susana Hornos y Zaida Rico. La obra reivindica con mucha poesía las vidas, esfuerzos y luchas de quienes padecieron la dictadura franquista en España. Es un lindo homenaje y nuestra forma de estar también en la lucha. Vamos los jueves a las 21 horas en el Teatro El Extranjero (Valentín Gómez 3378) tan solo durante los meses de Febrero y Marzo. Es muy probable que la última oportunidad de ver la obra en Buenos Aires sea el 27 de Marzo, aviso. Y es que ya se representó mucho en esta ciudad, muchas personas se acercaron a diferentes teatros y se quedaron a charlarnos después sobre sus propias historias de pérdidas y resistencia. Ahora queremos que se vengan aquellos que todavía no la vieron y los que tienen ganas de hacerlo de vuelta, para despedirnos con alegría y con la esperanza y el deseo puestos en poder por fin mostrarla en España.

Otro proyecto es “Vos me decís que esto no es morir” de Diego Faturos, que estrena el 21 de Marzo también en Timbre 4. Estaremos los Viernes a las 23.15 en la sala de Boedo. La obra es un delirio genial inspirado en los derroteros que siguió el cadáver de Eva Perón durante los años en que estuvo desaparecido. Los actores trabajamos a partir de ese disparador y surgió todo un imaginario que Diego, como dramaturgo y director, elaboró construyendo un universo muy loco y divertido que, además, te deja pensando.

Te hago el resumen: Jueves solo durante Febrero y Marzo “Granos de Uva en el Paladar”, Viernes “Vos me decís que esto no es morir” y Domingos hasta Julio “Perro (un cuento rural)”. ¡Elige el orden pero vente a todas, eh! (Risas)



Tinerfeña de origen, Maday Méndez comenzó a trabajar como actriz de manera professional a sus 19 años. Tras varios años de trayectoria teatral en la ciudad de Salamanca y después de iniciarse en el campo audiovisual con directores como Rodrigo Cortés o Carlos Therón, se traslada a Madrid, dónde profundiza su formación de la mano del maestro de actores Juan Carlos Corazza - estrenando bajo su dirección Imágenes de Comedia y Tragedia-. Entrena con muchos otros como Augusto Fernandes, Manuel Morón o Catalina Lladó y trabaja en el campo audiovisual y en el teatral bajo la batuta de diversos directores -se destacan Calígula de Camus, dirigida por Jorge Serra, Pequeña Pieza Psicopática de Federico Roca, dirigida por Hernán Grinstein o La chica de ayer, Antena 3 TV-. 

Ya radicada en Buenos Aires la hemos visto en obras como Gabinete B.A. /por otro lado vos, dirigida por Macarena Trigo, A puerta cerrada, dirigida por Serge Nicolaï  -obra con la que realizó temporada en el Théâtre du Soleil (París)- o Llueve en Barcelona, dirigida por Yoska Lázaro. Comienza a interesarse por la dirección teatral y el couch actoral, participó como asistente de dirección y actriz reemplazante en el montaje de Timbre 4 No abras los ojos, dirigido por Lorena Barutta, y entrena de manera regular con su maestro Claudio Tolcachir. 

Actualmente forma parte del elenco de Perro (un cuento rural), de Hernán Grinstein, Granos de uva en el paladar, de Susana Hornos y Zaida Rico y Vos me decís que esto no es morir, de Diego Faturos.
 
 

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