Muy genial entrar y pasar directamente
a la habitación en donde los viejitos se aúnan a compartir la nada.
Están ahí, esperando no se qué.
De pronto se nos presentan. Me paro me
siento. Me paro me siento. Hasta que están todos que suben que bajan. Caminan.
Empieza la obra.
Llegan los enfermeros y empiezan a
tratarlos como cuerpos sin vida, sin decisión, les pegan, los molestan.
¿No se quejan porque no pueden o
porque no quieren?
No sabemos, no sabemos pero los
enfermeros cansan de fastidio. Chusmean, los tratan como muñecos, planean sobre
sus tumbas.
Paciencia gente, paciencia porque
dicen por ahí que las cosas en la vida son como un boomerang, todo lo que sale
entra, todo vuelve, lo que damos recibimos, y más cuando se trata de
pastillitas.
Muy buenos actores, muy bien
ambientado y logrado el silencio y la sensación perturbada.
Las luces, las imágenes, me hubiera
gustado tener una cámara de fotos pero sólo hube de llevar mi memoria.
Venganza
a la Carta es una historia de suspenso,
de códigos, de cuidado, de respeto por el otro y sobre todo de recordar que
todos somos personas íntegras y con derechos, podamos o no podamos decirlo. Que
nadie tiene el poder de decidir sobre nosotros, excepciones como las
situaciones de emergencia en el caso de niños o de enfermedades que impidan el
desarrollo cognitivo, valen el incluir a un tercero, pero si no es así,
recordemos: el callar no siempre otorga, el no poder mover los músculos no
quiere decir que nuestra percepción se haya desvanecido, el estar dormido no
quiere decir que el sueño y la realidad se transformen en uno. La esperanza es
necesaria y cualidad del vivir, no puede irse de nosotros simplemente porque no
decidimos sobre ello aunque pensemos “estoy desesperanzado, perdí la fe” no es así.
No perdemos la fe, sino no estaríamos en este mundo. Habiéndolo reconocido o
no, habiéndolo admitido, asumido, o no.
Creo que las personas que están en
“pausa”, de las que vemos su cuerpo y suponemos que su espíritu se ha ido, creo
que esas personas están imposibilitadas para poder explicar lo que se siente.
Podrán hacer estudios, haber sacado los médicos teorías y conclusiones, y si la
medicina no alcanzó habiendo tratado antes de filosofar, para ello estuvo luego
la psicología. Y
acá estamos. Pensando, como buenos humanos, buscando lógica y razones. Y yo
sigo presintiendo, que me quiero reír, porque algo me dice que no estaré cuando
vengan a desplazar a la psicología cuando ya no alcance para el desconsuelo.
Sólo me queda creer en lo que siento, y lo que quise decir con todo esto, es
que el principio es el final y viceversa, y que nunca sabemos si esa persona
que pensamos que no escucha, simplemente está queriendo callar porque así lo
necesita.
El tiempo es hoy.
Si querés hablarle a alguien y pensás
que no te escucha, el mensaje es un caso aparte, el mensaje es como una paloma
de paz (y mensajera para no llamarte dos veces). Uno entrega. Y no entrega para
recibir.
Korinthio Teatro
Mario Bravo 437 – CABA
Viernes 21 Hs
Dramaturgia, puesta y Dirección: Raúl
Garavaglia
Asistencia de dirección: Silvina
Quintanilla
Elenco: Alejandra Bozzini, Ariel
Ragusa, Carlos Gambini, Guadalupe Iñiguez, Julieta Mangone, Luciana Conde,
Patricia Carro, y Rafael Montañez
Crítica realizada por Laura Soledad Beraldi
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