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miércoles, 8 de mayo de 2019

CRÍTICA A LA OBRA TEATRAL "LO QUIERO YA"





“No sé lo que quiero, pero lo quiero ya…” gran canción de Luca Podrán, si es grande porque descree el mundo actual. Y hay alguien que recobra esa frase, con la finalidad de realizar una comedia musical, está acorde a los tiempos que convivimos, vos o yo. Porque no agregar a esa vecina que se convierte en tu memoria barrial. ¿‘Quién es ese hombre? Te lo digo sin tapujos, Marcelo Caballero. Un gentilhombre que hace un recorrido de nuestra vida, de vuestra sociedad. La realidad es que es in mundo de los jóvenes pero te atrapa y eso que yo soy un viejo, tuve que recorrer mi propia historia y llevarme a esa etapa que no pintaba canas y deshacer los prejuicios en la puerta del teatro. Y Caballero me sedujo y su obra “No sé lo que quiero”, es un golpe certero al corazón. Me enamore de la ansiedad de esos personajes que luchan por sus sueños. Si el sueño es ansiolítico, estamos en presencia de una obra teatral ansiolítica. A pesar de mis canas rejuvenecí unas cuantas épocas al recordar mi ansiedad, si hay música y canciones mi corazón desolado se enamora.

Entre en el juego de seducción que te propone una obra artística, si hay movimiento y si hay acción, mucho mejor. En la butaca Caballero me acosaba y me llevó a la esa época donde lo sueños no los relegaba, jugué y fui feliz, me olvide de mi propia existencia. Esos personajes que cantaban,  me llevaron a esa época donde mis sueños eran parte de mi vida. Ellos contaban bajo las luces de un escenario desprovisto de escenografía. Al entrar apagué mi celular, para mí no es parte de mi existencia, seguramente te preguntaras el por qué. La obra habla de eso, y este joven director se pregunta en toda la obra porque esa mierda que llamamos celular, nos digitaliza nuestra existencia  Nos lleva a nuestros miedos, a nuestros temores a nuestro sueños. Los prejuicios no están dejados de lado, como también nuestros deseos, nuestras insatisfacciones que compartí con Marcelo Caballero.  Esas sensaciones son las mías. Mirá y veras que son las tuyas. Todos tenemos miedo de quedarnos incomunicados y la obra busca una respuesta filosófica de la vida que es adonde vamos como sociedad  La respuesta es sencilla, estamos cibernetizados.

Hagamos un párate, y hablemos de ese universo que nos propone esta obra “Lo quiero ya”, es ese universo digitalizado por esa cosa que sirve para comunicarnos, y todos la usamos como agenda de nuestra existencia. Esa cosa que nos marca la rutina de cada día. Ese elemento nos hace ansiolíticos por recurrir a la inteligencia artificial Y esa memoria, es ese elemento que llamamos celular. Aquí me quiero parar, al ver la obra pensaba en “2001, odisea del espacio” de Stanley Kubrick, un mundo manejado por esa memoria artificial Si bien esta obra no pretende ese nivel de cuestionamiento social, es una crítica al universo en que nos movemos. Y si en esa película es una pregunta a donde vamos como sociedad, Caballero también nos marca un rumbo que es tan meritorio como aquella película.

Los personajes de esta obra son ansiolíticos, como la canción que hicimos referencia al comienzo, buscando respuestas mundanas mediante ese artefacto que nos comunica.  Las preguntas de los personajes son mundanas  A ellos le suceden cosas como a vos, como a mí.  Problemas cotidianos y sueño de cualquier persona normal. Sueños, fantasías, deseos hasta sus necesidades lo expresan mediante el dialogo y las canciones de la obra. . Para Marcelo Caballero la vida es una pelea por cumplir esos deseos.

La obra habla de un mundo frustrante Hay un mago que no gana un carajo con sus animaciones, la frustración de una actriz que no consigue un papel, como contrapartida esta la actriz que es acosada por un productor para conseguir un papel. Además esta una profesora de yoga frustrada que solo espera el amor. Muestra lo que podemos hacer para sostener una pareja que se ha roto hace tiempo. Y está también ese joven que quiere realizar un hit musical, y se tiene que conformar con ser empleado de un bar. A esta camada de personajes se le suma esa mujer que vende ilusiones que no sirven para un nada.  No podemos olvidar la labor de los médicos que también necesitan dormir, están presentes. Todos ellos buscan ser felices, y está el problema que es la mediatización de nuestras vidas.

En la obra te propone una pregunta, ¿la felicidad es posible? La respuesta es sencilla no lo sos, mientras estés acorralado por esa gran matriz que te indica lo que tienes que hacer. La felicidad es efímera, cuando nos encontramos con nosotros mismos. Y es ahí donde nos olvidamos de nuestra mediatización, dejamos de ser ansiolíticos. Y termina la obra. Salí del teatro y prendí el celular, acordándome que esa mierda era la piedra en mis zapatos. Mientras las canciones de estos actores jóvenes que seguramente  tienen las mismas frustraciones que sus personajes resonaban en mi cabeza, mientras mis pies pisan el asfalto.


FICHA TÉCNICA
Libro: Marcelo Caballero y Martín Goldber
Música y Letras: Juan Pablo Schapira
Coreografías: Marina Paiz
Producción original: Lucien Gilabert y Nahuel Quimey
Elenco
Andres Passeri, Karina Barda, Victoria Cáceres, Victoria Condomi, Federico Fedele, Macarena Forrester, Lucien Gilabert, Lala Rossi, Julieta Rapetta, Juan Pablo Schapira, Nahuel Quimey y Nacho Zabala
Swing: Alejo Antonelli y Estefi Alati
Banda en vivo: Bateria: Franco de Paoli - Bajo: Pablo Barone - Guitarra: Gabriel Mathus

Producción Ejecutiva: Rosario Irusta
Stage Manager: Emiliana Di Pasquo– Luciana Lippi
Vestuario: Marina Paiz
Diseño de Escenografía: Vanessa Giraldo
Diseño de Iluminación: Marcelo Caballero 
Diseño de Imagen: Marcelo Caballero
Dirección Coreográfica: Marina Paiz
Dirección Musical y Arreglos Vocales: Juan Pablo Schapira
Dirección de Actores: Martín Goldber
Dirección General y Puesta en Escena: Marcelo Caballero
 
Crítica: José Marina

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