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domingo, 26 de mayo de 2019

ENTREVISTA LITERARIA AL DRAMATURGO Y LICENCIADO EN FILOSOFÍA HÉCTOR LEVY-DANIEL






LLTV: ¿Podrías mencionar los tres libros más importantes que hayas leído, o que mayormente te hayan constituido como persona?

HLD: A los catorce años, yo estaba en tercer año de industrial, un profesor de una materia que era el equivalente de “Instrucción Cívica” nos pidió que leyéramos República de Platón. Yo me dediqué a leer el libro entero y asimilé lo que pude. Fue muy importante para mí. La cantidad de notas y referencias de esa edición de Eudeba, me estimularon a continuar en un sentido definido, al punto que puedo considerar que mi carrera comienza con ese libro en ese momento.
Otro libro muy importante fue Historia Universal de la Infamia, que significó para mí el ingreso a la literatura de Borges, que me ha acompañado toda mi vida y que significa para mí una influencia decisiva de la que jamás pude ni quise desprenderme. Aunque pocas veces lo menciono, la obra entera de Borges creo que constituye la matriz de mis textos.
Y el tercer libro que puedo mencionar es Razón y Revolución de Herbert Marcuse, que significó para mí el acercamiento más sistemático a las obras de Hegel y Marx, dos autores que me ayudaron muchísimo a cambiar mi manera de considerar la realidad. La noción de contradicción me parece clave y no hay manera de que no vea todo lo que me rodea en términos que implican contradicciones. Y creo que mi en mi tarea como dramaturgo y director esta noción de contradicción ha jugado un rol preponderante.

Por supuesto, hay muchísimos más autores y libros: Dostoievski, Kafka, Tolstoi, Brecht, Chejov, Cortázar, Benjamin, Beckett, Pinter, Sebald, supongo que la lista es extensísima. Y todos me han marcado de una manera absoluta.


LLTV: ¿Último libro que leíste?

HLD: Los ojos del tigre, de Germán Rozenmacher.

LLTV: ¿En qué circunstancias escribís, cuales son los momentos?

HLD: Es difícil para mí contestar a esta pregunta. Siento que escribo todo el tiempo. Permanentemente tomo notas en mi libreta o en un cuaderno. Estas notas pueden dar origen a una obra o a un ensayo u otro tipo de texto, o pueden servir para avanzar en una obra o cualquier otro trabajo que ya haya comenzado. Y sobre la base de estas notas es que después, ya en soledad en mi estudio, puedo dedicarme a escribir de manera “convencional”. Trato de escribir periódicamente, pero para mí no es sencillo porque la lectura se me presenta como una tarea ineludible y muchas veces postergo la escritura para poder leer. Como digo siempre, la lectura y la escritura se van realimentando mutuamente hasta consolidar un círculo que me mantiene en permanente actividad. La lectura es para mí una actividad vital desde que soy muy chico. Me puedo imaginar sin escribir durante un tiempo prolongado (aunque trato de que eso no suceda nunca). Pero no puedo imaginarme que pueda pasar un solo día sin leer.


LLTV: ¿Qué libro te marcó algo para siempre y por qué?

HLD: Discursos interrumpidos, de Walter Benjamin. Porque contiene las famosas Tesis sobre filosofía de la historia (que amplía en otro libro que se titula El concepto de historia), y que para mí son determinantes ya que consideran la necesidad de darles la voz a quienes fueron derrotados a lo largo de la Historia, con el objeto de redimirlos, ya que a pesar de que están muertos están esperando que los salvemos desde el presente. Una idea absolutamente extraordinaria, un faro que me sirve de guía. Muchísimos de mis textos teatrales tienen que ver con esta idea.

LLTV: ¿Tenés manías en el ejercicio de la lectura?

HLD: Manías es una manera simpática de decirlo. Creo que es mucho peor que eso. Necesito un lápiz automático, con minas 2b, que son blandas y sirven para subrayar. No puedo leer sin subrayar, y no puedo subrayar sin escribir a los costados una especie de síntesis de lo que leo en cada párrafo. Así, a medida que leo, voy construyendo en los márgenes una especie de resumen del libro. Por supuesto, esto lo hago mucho menos con los libros de ficción, sea narrativa o teatro. Pero no puedo comenzar a leer lo que sea sin saber que cuento con un lápiz. Y tengo muchos lápices automáticos con sus respectivas minas 2b. Muchas veces, cuando el libro me interesa mucho, lo termino fichando en la computadora. Es así como tengo decenas de libros fichados. Y estas fichas me sirven para abordar después cualquier trabajo.

LLTV: ¿A qué personaje de qué libro invitarías a tomar un café, y por qué?

HLD: En principio, a dos: a Ana Karenina, para preguntarle si no había otra salida que aquella por la cual se decidió; y a Fausto, para que me cuente cómo es que llegó al punto de tener el saber y sin embargo pudo darse cuenta de que lo importante es vivir.

LLTV: ¿A qué personaje de qué libro invitarías a comer en tu casa dispuesto a divertirte y pasar un buen momento, y por qué?

HLD: A Puck, de Sueño de una noche de verano. Para que me enseñe sus fórmulas de encantamiento.

LLTV: ¿Recordás haberle leído a alguien en voz alta alguna vez, haber sostenido una lectura compartida, fuera del marco de lo que son los ensayos teatrales?

HLD: No, no me puedo imaginar una lectura compartida, para mí la lectura es una especie de ceremonia íntima, un ritual que se repite cada día y requiere de una preparación previa. Y en los ensayos, la verdad es que no recuerdo haber leído demasiado: quienes leen, en principio, son los actores y después, cuando ya saben la letra, son los que la repiten.

LLTV: ¿Recordás qué libro te generó muchísima expectativa y te defraudó en la misma o mayor proporción?

HLD: La verdad que no. No logro recordar los libros que me defraudan. Lo malo es que aunque me dé cuenta de que me está defraudando, sigo leyendo hasta el final. Es muy difícil que abandone un libro voluntariamente.


LLTV: Los últimos años fueron difíciles para el teatro, y para toda actividad cultural en general. Pero específicamente respecto al teatro, qué perspectivas tenés  considerando que éste es un año electoral.

HLD: Acabo de terminar de escribir una nueva obra que en breve empezaré a ensayar y está protagonizada por tres mujeres. Y ya estoy ensayando otra obra basada en la propia vida de las actrices protagonistas. Es también muy probable que ensaye una obra mía que está sin estrenar y que escribí hace ya mucho tiempo. Dirigir es tan importante para mí como escribir y necesito estar siempre en vías de concretar algún proyecto. No me puedo imaginar inactivo. Y la verdad es que no tengo en cuenta cuál es la situación: si todo está bien, me parece que es un buen momento para ensayar y estrenar; y si todo está mal, ensayar y estrenar es una manera de enfrentar y resistir lo malo que nos toca vivir.



LLTV: Eudeba acaba de editar tu nuevo libro “De un siglo a otro” Cinco obras teatrales. ¿Con qué material nos vamos a encontrar, si nos podés contar?

HLD: Lo que tienen en común las obras es que todas tuvieron importantes reconocimientos. Las piezas contenidas en el libro son Memorias de Praga que estrené bajo mi dirección en el Centro Cultural San Martín hace más de 20 años, y luego repuse en el teatro IFT donde se mantuvo en cartel durante todo el año y donde la repuse cuatro años más tarde bajo el auspicio de la Fundación Memoria del Holocausto. Esta obra obtuvo el Premio FAIGA (de la Federación Argentina de Industrias Gráficas). La acción de esta pieza tiene lugar alternativamente en la Buenos Aires contemporánea y en la Praga invadida por los nazis; Serena danza del olvido, que ganó el Premio Argentores y el Tercer Premio Municipal y que antes fue editada en México en la Revista Tramoya y se estrenó el Teatro del Pueblo también bajo mi dirección. Esta obra tiene como tema de qué manera la amnesia de una parte de la sociedad hace posible el exterminio; Poker, que aunque ganó el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes y el Segundo Premio Municipal, sigue esperando ser estrenada en un teatro oficial. En esta obra, cuatro hermanos juegan al poker mientras transcurren momentos fundamentales de la vida de uno de ellos; Resplandor, que fue escrita especialmente para un concurso organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (bajo la gestión de Aníbal Ibarra) que se llamó “Historias bajo las baldosas”, donde obtuvo el Primer Premio, y fue estrenada en el Centro Cultural Rojas bajo la dirección de Anahí Martella. Esta obra tiene lugar en un túnel que en algún momento unía el hospital Moyano con la estación Constitución; y por último, Dinero. Heptalogía, que se estrenó en el teatro Patio de Actores bajo mi dirección y la de Clara Pizarro, que ganó el Primer Premio Municipal y que tiene por tema el modo en que el dinero, sin que tengamos plena conciencia, atraviesa todos los vínculos humanos.

LLTV: ¿“De un siglo a otro” lo lleva al lector a pensar la realidad contemporánea desde el teatro, casi a modo de ensayo?

HLD: No, no. Aunque creo que las obras deben tener contenido, “densidad de sentido” como digo siempre, lo que más me interesa al escribir teatro es producir ficción. En todo caso, si alguien considera que el contenido de estas obras puede ser objeto de un ensayo que analice y multiplique los significados, como afortunadamente sucede, mucho mejor. Pero las obras son ficciones para ser encarnadas por actores en el espacio escénico, muchas veces bajo mi propia dirección. El título tiene más que ver con una selección de cinco obras, sobre casi tres decenas, la primera de las cuales la escribí en 1996, la segunda en 2000, la tercera en 2001, la cuarta en 2005 y la última en 2010. Es decir, el título pretende describir una trayectoria en la que pude cruzar a través de mis obras, del siglo XX al siglo XXI.

Héctor Levy-Daniel es Dramaturgo, director teatral, docente, investigador, guionista, licenciado en filosofía.


Entrevista: Walter Gómez

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