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viernes, 7 de junio de 2019

CRÍTICA AL FILM "BAILAR LA SANGRE"





Bailemos amor de mi vida, en un cine, bailemos hasta despuntalar al sol. Simplemente bailemos. A bailar al son de la música flamenca. Ritmo y seducción, hasta que los amantes sean separados por la muerte, un duelo y el desencuentro. ¿Qué culpa tienen los amantes de desearse? Parece que toda, acaso uno tiene que amar para toda la vida. En las sociedades modernas, uno tiene el derecho de rehacer su vida, antaño no. Ahora la vida no es una tragedia, no es como 1931, época que Federico García Lorca escribe su magistral obra dramática “Bodas de sangre”. En toda tragedia sabemos que los protagonistas van a morir de amor, es tan grande el desamor que debatirse a duelo por ese amor es una moneda corriente. Y quien no puede decir que la vida no es una tragedia, uno despliega su osadía para seducir y hay recompensa. Aquí la única recompensa es la muerte, después haber amado. Amar hasta morir a duelo. El destino de la heroína es quedarse sola, por haber pecado y haber tenido un amante.

¿Qué es “Bailar la sangre”? Una película que es un homenaje al teatro, al cine y a la vida. Si bien la obra original es española, es también un homenaje a la cultura rioplatense. A esa cultura de barrio que nos atraviesa. Pero lo creativo no es el drama en sí, sino la forma en que se va tomando conciencia de parte de los actores y actrices con la vida Federico García Lorca y su obra. Un excelente recurso, muy bien utilizado por sus directores, Eloísa Tarruella y Gato Martínez Cantó, que le permite desarrollar la trama con fluidez fílmica. La película destila humildad y aunque uno sabe el final de la obra que se homenajea, ambos directores te toman de la mano para transitar esta tragedia. El final no importa, importa la trama del guion, porque hay entrevistas a prestigiosos intelectuales del teatro. Además te narra cómo los actores se van involucrando con la obra “Bodas de sangre”, para alcanzar el dramatismo que logra Federico en su obra. Saura incursionó con esta tragedia, Eloísa y Gato la superan ampliamente a la versión flamenca de ese otro director de cine censurado. Y es por los recursos utilizados que hemos mencionados. Entre la realidad y el baile se desarrolla esta tragedia. Mientras tanto los personajes van introduciéndose en el mundo de Lorca. Y vaya si lo consiguen, se sacan chispas.

Tres bailarines en busca de un director, acá encontraron dos por falta de uno, Jonathan Acosta, Brenda Binachimano y Gastón Stazzone, son el terceto en cuestión y verlos bailar es un mimo al alma. Para poner dramatismo ponen a una monumental Mimí Ardú, su actuación está basada en el teatro clásico y es un juego de contraste genial.

Filmar, producir una película y solventarla económicamente no es fácil en estos momentos. Y esa osadía de contar una historia está en el film, todo comienza con la ocupación de una fábrica recuperada. Y hacer cine hoy en día se conjuga con la osadía de estos directores que buscan pantalla en la ciudad. 

Salí del cine bailando flamenco y me perdí en esta ciudad que al Gato y a Eloísa los hizo feliz. 

Gran jugada, ya que películas de baile no son moneda corriente por estos lugares.

Ficha técnica
Título: Bailar la sangre
Género: Documental de creación / Danza flamenco
Idioma: Castellano
Argentina – 2019
Formato: DCP Color

Guión y Dirección
Gato Martínez Cantó
Eloísa Tarruella

Elenco (por orden alfabético)
Jonathan Acosta (novio)
Brenda Bianchimano (novia)
Gastón Stazzone (Leonardo)
Con la participación especial de Mimí Ardú (madre)

Producción ejecutiva: Gato Martínez Cantó
Dirección de fotografía: Patricia Batlle
Coreografía: Eva Iglesias
Montaje: Omar Neri
Música original: Flor Albarracín y Juan Matías Tarruella
Asistencia de dirección: Florencia Orce
Vestuario: Soledad Gaspari
Dirección de sonido: Lucho Corti
Ingeniero de sonido: Leonardo Ferraro
Diseño gráfico: Juan Reato
Foto fija: Trigo – Gerardi
Prensa: Ana Quiroga


Crítica: José Marina

Sabado 8, domingo 9, martes 11 y miércoles 12 de junio cine Gaumont 

Sala 1 a las 19:15 hs

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