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viernes, 8 de julio de 2011

EFECTOS RETARDADOS por Elías Canneti



 Estuvo en el Mozarteum. En vez de aprender a cantar, aprendió a rezongar.

¡Oh, si yo supiera que una sola palabra importa! Cómo la guardaría y la acariciarí­a: una sola palabra.

No puedo desprenderme de las palabras. De ser necesario, me tenderí­a desnudo a morir. Sin las palabras, me es imposible.

 Lo más valioso debe adelgazarse, de lo contrario se pudre.

Lo peligroso del "casamiento". Lo que impresiona de él es la crudeza de lo exhibido. Que llegue a su fin, no le importa a nadie. Demasiado tiempo, durante décadas, estuvimos amenazados por la extinción. Nos acostumbramos a ello. La crudeza de los invitados a la boda es fascinante como tal.

El amor a la muerte de los románticos me provoca repugnancia. Se conducen como si su muerte fuera algo especial.

Las máquinas no son lo suficientemente misteriosas para creer en ellas.

Todos los sitios donde no estuvo lo mantienen con vida.

La verdad como una niebla ardiente en el espacio sideral.

Palabras achatadas, como una armadura. De arriba a abajo dentro de ella, de arriba a abajo: filósofos.

No habrá un solo punto sobre la Tierra que no haya sido alguna vez un cementerio. Habrá únicamente cuasi-cementerios. Pero cómo determinar esto con exactitud? Queremos dormir en una parte para despertar en otra, y no hay animal que soporte a los advenedizos a perpetuidad.

Adultos asquerosos; se les conocía como encantadoras y jóvenes criaturas. Pero han recorrido mundo, tarde, y ahora son como todos.

Cuán importante es no leer demasiado cuando se hace algo, y sobre todo: no demasiado del mismo modo y bajo las mismas circunstancias. Esta es precisamente la desgracia del espírtu académico: depende de una norma superior. Después puede surgir cualquier cosa, pero tiene que pasar por la criba de la más alta norma. Desde aquí ya está¡ castrado. Lo que resulta no puede ser concebido, surge de la repetición de sí mismo.

¿Hay que abusar de una palabra para descubrirla?

                    Elías Canetti



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