Mientras veo los dados desparramados por el piso, porque ni fuerzas tuve para
levantarlos, revivo todos tus suspiros y la revuelta de sábanas. Es bueno haber
llegado a un momento donde toda explicación sobra, no hace falta siquiera
preguntarse por qué vos té de jengibre y yo vino tinto o si Tom Petty entendió
todo antes que nadie y nos encendió finalmente levantando la bandera para lo
que tuviera que ser. Los revisionismos al caso son completamente inútiles. Qué
importa si podría haber estirado más la conversación apalabrada antes de
iniciar la cutánea, si nos importa eso estaremos perdiendo el foco de lo
verdaderamente central en este asunto que es toda explicación sobra.
Hablo de elucubrar, esas cavilaciones innecesarias que rozan con las ganas de
irse a dormir hasta que terminemos con el esfuerzo de dejar el debe y el haber
en cero. La piel no funciona de esa manera, nunca se debe y nunca se nos debe,
o al menos no convendría dejar deudas sin saldar en ninguna dirección. Sigamos
así mientras podamos, los balances no aplican, la piel no pide cuentas.
Fotografía: Annemara Post by Jacob Sadrak
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