Los inocentes vienen a preguntar
todos los días
a cuántas personas deben matar
para transformarse en asesinos.
Cuando preguntan
sus ojos
brillan de una manera especial.
...
Los inocentes y los asesinos se parecen
en el brillo especial de sus miradas.
Hoy mataré a tu mujer", me dijo y yo le pregunté
¿Sin matarme a mí?
"No, no, a tu mujer".
Entonces tendrás que matarme. Mi mujer está dentro mío no se la puede matar sin matarme.
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