Amo
tanto la noche así como también le temo.
Es
su oscuridad profunda la que palpita dentro de mi alma
y me
inspira a escribir historias;
pero
también me agobia,
me
invade,
me
asfixia.
Es
una combinación de pasión (la de escribir o leer)
y de
miedo (hacia lo oscuro, lo oculto, lo desconocido).
Es
cuando los fantasmas aparecen;
a
veces para recordarme algunas tragedias
que
tuvieron lugar en mi existencia,
otras
para demostrarme la potencia de ideas
que
cubren mi ser
y la
fuerza que soy capaz
de desplegar frente a la adversidad.
Mundo
de contradicciones el mío:
el
del miedo y el de la valentía.
El
de sentir y el de negar
la capacidad de sentimiento alguno,
el
de expresarse en medio del caos de las batallas interiores.
La ansiedad que ataca.
Las
ganas de que la noche no se termine
y a
la vez que llegue a su fin
con
la aparición de los primeros rayos del sol.
Personalidad
ambigua, la de creer y no, la de sentir
y no
otra vez y, la de esperar y esperar
con
la ilusión a flor de piel
por algo que no será ni llegará nunca.
Fotografía: Crista Smith
Los textos pertenecen a su poemario "El jardín de los ausentes" que se encuentra publicado en Issue
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