Un aroma añejo me permite sobrevivir,
entonces pienso
en las cosas a las que subsistí…
Del calor de un viaje etéreo
rescaté la llegada.
Sobreviví a un vientre,
a mi
inicio,
a un palpitar desconocido,
a un respirar sin nombre
Sobreviví al llanto,
al grito,
a los abrazos que no me correspondían.
Sobreviví a la luz del sol,
a la oscuridad,
a los besos que no llegaron.
Sobreviví al vuelo ajeno,
al derrumbe,
a las manos que me sostuvieron.
Sobreviví al desacuerdo,
a vos, a él y a todos ellos.
Sobreviví a la muerte,
o eso creo,
a la memoria descobijada.
He sobrevivido a tanto
y de tanto estoy lejos.
Supongo que no está mal haberlo hecho,
he sobrevivido
¿ qué más puedo pedir ?
Mi aliento sostiene
una palabra,
un adiós,
una despedida,
el final no está dispuesto,
por eso sigo sobreviviendo.
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