¡Me encanta tener sueño por no
haber podido dejarte de mirar!
Ahí es cuando me acuerdo de
tus ojos,
y me quedo colgada de alguna
de tus pestañas.
Salto a tu nariz y levanto los
brazos.
¡¿Me ves?! ¡¿Me escuchás?!
Rendida
voy trepando hacia
la gravedad,
por la bruma
de tu barba.
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