jueves, 26 de julio de 2012

TRATA DE BLANCAS Obras de ELISA ALGRANATI

Trata de Blancas, obras de Elisa Algranati. Se trata de ilustraciones que reflejan el dolor de un tema que nos pesa y que lamentablemente seguimos sufriendo mientras la justicia sigue haciendo la vista gorda. Elisa es Licenciada en Artes Visuales egresada de la Escuela de Bellas Artes de P. Pueyrredon, desde 1989 se desempeña como docente en la Escuela de Bellas Artes en Neuquen. Además es una profesional muy premiada, Primer Premio en Dibujo, Salón Sociedad Italiana de Neuquén, 2009, 1º premio Salón Nacional Avon "Con la Mujer en el Arte", La Pampa, 1995, 1º Premio Salón Bienal Sara Lauria, San Martín de los Andes , Neuquén, 1998. Es un gusto presentar una de sus tantas obras en nuestra Letra.







DOSSIER FOTOGRÁFICO DE ALINA SHAMALOVA (1º PARTE)







Modelo: Liza Serpova

DE CUAN DIFÍCIL ES IMAGINAR UNA CIUDAD IDEAL por GEORGES PEREC


No me gustaría vivir en Norteamérica pero a veces sí.
No me gustaría vivir al aire libre pero a veces sí.
Me gustaría vivir en el quinto distrito pero a veces no
No me gustaría vivir en un torreón pero a veces sí
No me gustaría vivir con apremios monetarios pero a veces sí
Me gustaría vivir en Francia pero a veces no
Me gustaría vivir en el Ártico pero no demasiado tiempo
No me gustaría vivir en una aldehuela pero a veces sí
No me gustaría vivir en Isudún pero a veces sí
No me gustaría vivir en un junco pero a veces sí
No me gustaría vivir en una ciudad fortificada pero a veces sí
Me hubiera gustado ir a la Luna pero es un poco tarde
No me gustaría vivir en un monasterio pero a veces sí.
No me gustaría vivir en el Hotel Negresco pero a veces sí
No me gustaría vivir en Oriente pero a veces sí
Me gusta vivir en París pero a veces no
No me gustaría vivir en Québec pero a veces sí
No me gustaría vivir en un arrecife pero a veces sí
No me gustaría vivir en un submarino pero a veces sí
No me gustaría vivir en una torre pero a veces sí
No me gustaría vivir con Ursula Andress, pero a veces sí
Me gustaría vivir para llegar a viejo pero a veces no
Me gustaría vivir en Xanadú, pero no para siempre
No me gustaría vivir en el departamento de Yonne pero a veces sí
No me gustaría que viviéramos todos en Zanzíbar pero a veces sí.

LA PREGUNTA DIARIA - Por Nicolai Kudrasov



Sí, dije sin pensarlo demasiado. La situación no daba para andar desaprovechando oportunidades. Además no me habían dado la posibilidad de elegir. Me atajaron en la puerta y sin mediar con mi opinión, me engrilletaron al tobillo.

Desde ese día me sucede algo curioso y a la vez aterrador. Cada mañana, cuando me defino entre el sueño y la realidad, me pregunto qué día es. Es inmediato, instantáneo. En cuanto siento que comienzo a alcanzar la superficie de la vigilia, me viene la pregunta con la velocidad de un rayo.

“¿Qué día es hoy?”

Al abrir los ojos la pregunta ya tiene una respuesta, que por lo general me frustra y decepciona. Nunca es ese día que estoy esperando. Siempre es un día más. Digo más y no menos, porque cada uno de ellos se va acumulando como los granos de un reloj de arena desde aquel día en que dije sí.

No era tan tremendo al comienzo. Dentro del marco histórico en que se desarrollaba mi vida, la propuesta no iba a tardar mucho en llegar. Pero quizás ese fue el problema principal. No fue una propuesta. Fue algo determinante. Para antes de que yo llegara, alguien había dado el sí por mi. La afirmación, hoy creo que de forma involuntaria, fue un mero hecho burocrático. Negarme hubiese significado el destierro.

Continué, de cierto modo con mi vida, pero regalando la mitad de ella. ¿Por cuánto? Por no saber decir que no y por no seguir los sueños de la juventud.

Y ese día, que de alguna forma estoy siempre esperando, nunca llega. Es otro el día en que me levanto de la cama y como un autómata comienzo a realizar las tareas asignadas. Un día tras otro. Todos iguales. Son otros días que no pertenecen a mi vida verdadera. Soy lo que me hacen hacer, por un tiempo determinado hasta que ya no les soy útil y deciden otorgarme el permiso de volver a acostarme y dormir. Hasta la mañana siguiente.

Me pregunto por el día en que estoy viviendo, para poder tener algún rasgo distintivo entre uno y otro. Nombrarlos me ayuda a diferenciarlos. Saber que yo soy, existo, y no pertenezco a la imaginación dañina de alguien más. Muchas veces me siento así. Estoy purgando una condena por algún mal que otro cometió en un tiempo y espacio diferente. No quiero, me niego a creer que esta es mi realidad.

Posiblemente esa respuesta, tan inconsciente dentro del estado en que se confecciona, sea el motivo por el cual no decido terminar con todo. Mientras haya respuesta, tengo la esperanza que ese día que espero llegue.

Lo peor es que fue todo por nada. Asesiné, con aquel sí, a un futuro que si bien nada prometía, por lo menos tenía el beneficio de la incertidumbre. Ahora son todas certezas. Tristes certezas. Está todo escrito, cronometrado como un plan sistemático, que concluye con un presagiado final. Me consuela saber, a diferencia de las personas que me rodean, que sólo estoy viviendo un fugas pestañeo de luz entre dos oscuridades infinitas.

Lo que más lamento, es que todo fue por un puñado de monedas. Tres monedas falsas que auguraban un prospero porvenir. Hoy las monedas son más y siguen aumentando, pero el porvenir nunca llega. Ese día, nunca llega. No hay dinero que pueda comprar la libertad que añoro. Tampoco existe la cantidad suficiente para alcanzar la felicidad perdida. Que en su momento no era felicidad, pero que el tiempo y este yugo, se han encargado en transformarla en tal. Tres monedas, todo por tres monedas y un sí. Y las oportunidades comenzaron a caerse como las fichas de un dominó. Pasaban los días, los años y las fichas caídas eran cada vez más. Más cosas en el ropero, más cosas debajo de la cama. Con el tiempo los sueños se cubrieron con el polvo de lo cotidiano. Y en cada mañana comenzó a aparecer el:

“¿Qué día es hoy?”

Eso se pregunta una voz en mi interior antes de despertar. Se trata de aquel que pudo escapar del sí que me hicieron dar, que me hicieron decir. Quien formula la pregunta me ve desde algún lado, desde otra realidad. Me ve como un otro que ya no soy yo. Ve en lo que me convertí y sabe la pregunta que me hago todos los días. Trato de eliminarlo, de silenciarlo con una respuesta que se repite semana a semana. Pero él conoce el futuro, al igual que yo lo intuyo, y mis contestaciones ni siquiera lo perturban. Mientras tanto:

“¿Qué día es hoy?” Como cada mañana, antes de abrir los ojos, desde hace tantos años.

Podría haber terminado esto hace mucho tiempo, cuando comenzó a ser una carga insoportable. Pero no lo hice, esperando que el destino se tuerza radicalmente y que aquel sí de hace años, se transforme en algo anecdótico. Puedo confirmarlo: el destino no se tuerce. Ni por sí sólo, ni por nuestro esfuerzo por hacerlo. No se manejan variables infinitas dentro de las oportunidades lógicas de cada vida. Sólo son dos, y de eso depende saber decir sí, o saber decir no. Hoy que puedo dar un cierre de una vez y para siempre, definitivamente, el vaso con cicuta está vacío. Alguien fue más astuto, rápido y decidió dejar de preguntarse ¿Qué día es hoy?

Pero qué culpa tenía yo de no haber estado en el momento justo en el lugar indicado? Vinieron, propusieron, decidieron y dije que sí y la pregunta se comenzó a formular cada mañana. Como un grito de auxilio. Como una espera perpetua.

Así fue como resigné todo, por voluntad ajena y sin peros. Por una secuencia que se repite desde que dije sí, desde que pronuncio en mi interior el día en el que vivo.

Maldigo esta costumbre, maldigo a quien grita “¿Qué día es?”, maldigo el momento en que dije sí. Hoy no aguanto, no resisto más, no soporto la continuidad de los días, su parecido mimético, su simetría inconfundible. Esa pregunta todas las mañanas, sin sentido, sin modificar nada. Mi respuesta incondicional, mi sí perpetuo que me desgasta con cada minuto que pasa. Que me hace esperar que llegue ese día. Ese día, en que olvide qué día es, o que no tenga importancia saberlo. Ese día sin nombre en donde pueda retroceder hasta ese momento en donde todo comenzó, donde la pesadilla se hizo carne, para así recuperar el pasado muerto de sueños ahogados y silenciar definitivamente a la pregunta diaria de “¿Qué día es hoy?”

LA VERDAD DE LAS GRULLAS Por LUIS A. SPINETTA


Si le pido al mundo que pare y me lleve,
tomo un sonido del aire y lo dejo caer...


Y si la esperanza se agota al fin,
cuando vuelva el río con sus manos nos reunirá...


Por eso todos nos estamos mirando,
en un instante por decirlo así...


Tengo una razón para pensar en Dios y en mí,
sin embargo el cielo se cruza y no se deja saber...


Algo que se fue, sin totalmente desaparecer...
Algo que es un destello que nos viene a llevar...


Por eso todos nos estamos buscando,
es imposible solo con la sed...
Por eso todos nos estamos buscando,
es imposible solo con la sed...


Te espero así, en la más fuerte luz,
entre las hojas o en el aire,
en la laguna, sin que aparezca el rey...



Ya no están aquí, como ayer,
las cosas que perdimos...


Todo quedó atrás al despertar,
bosque azul de la oscuridad.


Nada es imposible sin tu amor.

Es la organización de la selva incrustada entre las ciudades,
que avanzan hasta morir...


Por eso todos nos estamos alejando,
en un momento por decirlo así...


Te espero así,
en la más fuerte luz,
entre las hojas o en el aire,
en la laguna, sin que aparezca el rey...


Tu desilusión nació una noche de verano...
y todo eso se rompe a la vez al despertar.


Bosque azul de la oscuridad.

Nada es imposible sin tu amor.
Queda una verdad que dicen las grullas,
no te aventures más allá del valle mortal,
dicen que se juntan allí seres humanos para capturarse...
y hacerse todo tipo de mal...


Por eso todos nos estamos mirando...
en un momento por decirlo así,
Por eso todos nos estamos mirando...
es imposible solo con la sed...

EL FINAL por JIN MORRISON


Éste es el final, precioso amigo mio.
Es el final, mi único amigo, el final.
De nuestros elaborados planes, el final.
De todo aquello que permanece en pie, el final.
Sin seguridad ni sorpresas, el final.
Nunca más volveré a mirar en tus ojos,… otra vez.
¿Puedes imaginarte como será? Sin límite y libre
Necesariamente desesperado….de una….mano extraña
en una tierra desesperada.
Perdido en una tierra romana de dolor
todos los niños locos Locos,
esperando por la lluvia del verano, sí.
Hay peligro al filo de la ciudad
Cabalga la autopista de los reyes, cariño
Extrañas escenas dentro de la mina de oro
Cabalga la autopista hacia el oeste, cariño.
Cabalga sobre la serpiente hacia el lago, el viejo lago cariño
La serpiente es larga, siete millas
Cabalga la serpiente,…es vieja, y su piel está fría.
El oeste es lo mejor el oeste es lo mejor
Ven hacia aquí, y haremos el resto
El autobús azul nos llama.
-Conductor, ¿a donde nos lleva?
El asesino se levanta antes del amanecer, y se pone sus botas
Coge una foto de la vieja galería
y camina cruzando la entrada
Entra en la habitación donde vivía su hermana
Paga la visita a su hermano
Se dirige a la puerta, y mira dentro:
-Padre. -¿Sí, hijo? -Quiero matarte.
Madre, quiero follarte
Venga cariño, date una oportunidad a tí misma con nosotros
y conóceme al final del autobús azul
haciéndo un "blue rock"

(algún tipo de droga o alucinógeno)

Venga, sí.
Matar, matar, matar, matar
Éste es el final, precioso amigo mio.
Es el final, mi único amigo, el final.
Duele dejarte libre,
pero nunca me seguirás.
El final de la risa y de las pequeñas mentiras
El final de las noches en las que intentamos morir.
Es el final.