“Por qué se escribe? Me pregunto. ¿por qué nos afanamos en tejer sueños y mentiras, en dar cuerpo a muñecos y fantasmas, en fabricar babilonias de papel, en inventar vidas vicarias, universos paralelos y mentirosos, mientras afuera tan plausible, llueve la luz de la luna en la hierba y nuestros movimientos naturales , las mas inmediatas insurrecciones de nuestros sentidos nos invitan afectuosas al juego, divinamente simple de la vida? La vida que es enamoramiento impulsivo de sí misma, crédulo abandono de las cuatro doradas, virginales, felices estaciones.
Escribir insinúa la voz, no significa solo adular los minutos en la cosmética del imaginario, sino enriquecerlos con nuestras divagaciones mentales, adobarlos viciosamente con nuestras negras máscaras. Representa por lo tanto de algún modo, una culpa: Acaso mancharse las manos con tinta es como mancharse un poco con sangre. Un escrito nunca es inocente.
No solo por esto, pero en el acto mismo en el cual un autor se humilla a la soberbia de decir “yo” ¿Cómo hacer para no sentirse indefenso, despojado, similar a un recluta en la mañana de la revisación médica? No asume, acaso, cada palabra suya los colores lívidos de una delación imperfecta? ¿No trasuda los sudores, los polvos abyectos de un despojo tentador y ausente? Exponerse en el escenario bajo las fulminantes luces de los reflectores, se convierte con el paso del tiempo, en una intolerable esclavitud.
¡El silencio en cambio…la perfección, la asepsia, la impunidad del silencio! ¡Poder observar la vida desde la butaca antes que representarla!...
…Afirma Montherlant que publicar un libro es como hablar en la mesa en presencia de la servidumbre. Lo paradójico es que para poder afirmarlo, él tuvo que recurrir a un libro: Tan peligrosa y plural es la naturaleza de la escritura…al punto que hasta quien se aficiona a la segregación y no soporta otro aire que no sea aquel de la cárcel, quien se hace oblicuo Voyeur de sí mismo, con un espejo en mano y uno detrás en la espalda, ni siquiera resiste a la tentación de contar al mundo su narcisístico placer y las mil satisfacciones de la rebelión…
…Esto quiere decir que se escribe para poblar el desierto; Para no estar mas solos en la voluntad de estar solos; para distraerse en la tentación de la nada o al menos aplazarla. A semejanza de la joven princesa de Las Mil y Una Noches, cada uno habla a su turno para postergar la ejecución, para corromper al verdugo.
Muerte y escritura, he aquí una conexión crucial. Tiene razón Blanchot. Se escribe para no morir. En esta vida, se entiende…
…Se escribe para recordar, repito. Pero también se escribe para olvidar, para hacer inofensivo el dolor, biodegradarlo como se hace con los venenos en la química. La escritura puede ser un barniz que nos sirva como paliativo de los sentimientos y nos proteja de las angustias de la vida.
Aquí surge otra unión: Medicina y escritura. Que puede traducirse de un modo mas preciso: Escritura como analgésico, como remedio, y “placebo”, cuando se tiene en cuenta el margen del engaño piadoso que siempre comporta un consuelo de ese género.
¿Pero no se escribe también para ser felices? Leopardi lo afirma: “Felicidad por mí experimentada en el tiempo de componer, el mejor tiempo que yo haya pasado en mi vida y en el cual me alegraría durar mientras viva. Pasar los días sin darme cuenta y parecerme las horas cortísimas y maravillarme frecuentemente yo mismo, de tanta pasión”. Escuchemos a Pavese: “Cuando escribo algo y me sumerjo, estoy sereno, equilibrado, felíz”…
…Sigamos adelante: Se escribe para hacer testamento…”Pronunciad cada palabra como si fuese la última” ha dicho Canetti y es una bella y solemne definición de la escritura…
…Se escribe para reemplazar la vida, para vivir otras…
*Cere Perse, Sellerio, Italia 1985
Eco dijo en sus Apostillas... "Escribí una novela porque tuve ganas. Me parece una razón suficiente para ponerse a escribir..."
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