jueves, 2 de diciembre de 2010

MUERTE EN CRUDO (Dossier fotográfico)

Algún sobreviviente a los ojos de esta mujer, cuenta lo que vió desde lejos. Es el día de la muerte. Ella no descansa, sólo vuelca lo que arrancó de la luz para lavar su cuerpo y dejarlo en reposo, que descanse. Mientras se suspende, más que lenta. Flota como el humo. Suspira, congela. Atenta (muy atenta) su vida gira en círculos porque nunca duerme...abre los ojos y vuelta a arrancar.
Es una ráfaga de oscuridad que se viste de mujer para poder vivir acá. En las fotos en blanco y negro se muestra ella en intimidad. Ella sin el cuerpo que dejó descansando. En las fotos en color, se refleja su día. De qué manera trabaja, el interrogante en sus ojos, la desesperación. A ella no le gusta ser la muerte, a quien le va a gustar vomitar almas al fin del día? Se muestra cínica, regocijándose en el dolor del otro, y de pronto…una pausa, muy leve, que significa su llanto. Una pausa de ojos tildados que deben continuar ciegos.
A esta mujer un día la vi flotando entre la gente. Solamente eso. Lo único que hice fue describirla en una historia. La quiero, es un personaje hermoso (si digo que para mi no es personaje y realmente existe se termina de confirmar mi locura, así que mejor no lo digo) Lo placentero de hacer estas fotos, fue que cuando las hicimos yo sabía los gestos que tenía, y que con cada situación haría. Las caras son exactas, y los sentimientos que demuestran son simplemente eso, lo que se ve.  

Ahora bien, Lucas las vivió de otra manera. Para él las fotos en blanco y negro fueron las máscaras que llevamos a cuestas. Las máscaras que la carne nos obliga a crear. Nos movemos bajo esos gestos, encadenados a la piel, esperando algún día ser libres e iguales. No creo que hagan falta más palabras para describir su percepción: miren por sus ojos. Ahí les va.


Muerte en crudo


Quinientos cincuenta y cinco pasados, todos bajo carne.
Algunas cuantas vidas que no meriendan placeres, ramifican un laberinto de luz bajo llave.
Y mientras allí en sus ojos, se ironizan un par de sienes en ridículo,
nace éste, el cuadro en ropa de cama de ella la muerte sana.


Sin ruido... digamos "La muerte en crudo".
Linda muerte.
Tan linda muerte, atajen sus pedazos de piel fría.

En su costado izquierdo se descubre una luz mala,
una luz verde, la luz que vuelve al mundo llano.



No te asomes por ahí, es el camino que acelera.


Sigilosa se interrumpe con sus bocanadas de honestidad. 


Se ahoga cuando las conciencias de los que la tienen,
la miran reclamando espejarse en su resina.  


No te acerques y no grites.
No sufras demás, ella no hace doler.
No quieras tocarla.
..no quieras tocarla.


Así es que no me queda decir más, salvo que ya es tarde hoy para ponerte a pensar en si tus ganas te mandan a mirarla. Ahora ya estás cerca, ya no cuenta.
Ahora ella decide, si te toca con una, u otra de sus manos.


Pero cuidado, y me llena de tristeza.
No vayas a pensar que esto es una advertencia.
Sólo es una profecía.



Fotos: Lucas Donadio
Modelo: Laura Soledad Beraldi
Textos: Laura Soledad Beraldi

1 comentario:

  1. Demoledor el texto. La oscuridad que transmiten las fotografías le dan el marco adecuado a las palabras.

    Daniel

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