Tu silueta se deja dibujar entre mesas y platos. Vos sos
la carta que en su geometría, deja ver el cálculo que nunca puedo resolver. La
limpieza en la mirada y esa sonrisa abundante adivina la bienvenida. No hay
mostrador que separe la concordancia de esta epifanía. Celebro el acercamiento
y me sorprende como la simpleza toma la altura de un pájaro en las montañas. Me
sorprende ver diminutos mis gestos ante tu mirada y el silencio que acompaña
cada buen gesto. Porque tus palabras son silencios, cuando crecen la sonrisa,
la mirada y tu aura.
Esa enorme juventud le calza bien a los que sacan pecho
con la experiencia. Los años no son chapa, aunque sean por demás respetables.
Pero lo espontáneo. Lo que no está producido y sale en su estado natural no
carga con nomenclaturas.
Ojalá nunca lo lleves como una carga. Ojalá convivas
siempre con tu corazón, y en esa conversación fluida no dejes contaminar tu río
de sangre.
No conozco tu nombre, pero sé llamarte. Conozco tu
nombre, pero no te pronuncio. Soy consciente de la esclavitud que poseo con las
almas capaces de iluminar el rincón mas oscuro. En tiempos que no veo claridad
alrededor, aparecés con los ojos bien abiertos para encandilar. Nadie dirá mas
nada, lo que se escuche apenas será ruido.
Que prevalezca el silencio. Todos debemos respetar lo que
crece …y en el mas absoluto silencio.
Modelo: Sonya Tesmenitskaya
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