Delirio a dúo no nos invita, mas bien nos
obliga a un viaje, que no estamos seguros de querer transitar, que es el del
auto examen, nos pone un universo repleto de adversidad y dolor frente a
nuestros ojos, y nos hace preguntarnos sobre nuestras propias miserias. Nos
horroriza lo de afuera, y no podemos advertir que es el triste reflejo del
adentro...
Irónica y caótica, Delirio a dúo, de a ratos
peca de pretenciosa y extensa, pero podríamos justificarla diciendo que el fin
justifica los medios.
Genera un constante estado de alerta y
nerviosismo, seguramente premeditada por su director, Carlos
Rozo, que nos deja en estado de alerta, y nos empuja a un auto examen
para ver que tanta violencia suportamos día a día.. y mas cruel aun, nos invita
casi obligadamente a preguntarnos cuanta violencia habita en nuestro día a día,
en nuestros vínculos, en nuestro universo personal.
Destacada labor de los actores, Cristian
Meneses y Andrea Vergel, que le ponen el cuerpo y la voz a estas dos criaturas
en guerra... tan frágiles e indefensos, como perdido en su mundo
interior/exterior que no logran comprender, más si padecer.
Crítica: Noe Ragaglia
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