jueves, 27 de diciembre de 2012

ENTREVISTA LITERARIA A LA MODELO FLORENCIA MARTÍN

Florencia Martín es Modelo y está estudiando Periodismo. Tiene 20 años y recientemente modeló para la marca Wanama. Una amiga mas que se suma a La Letra Tal Vez. Agradecemos su buena predisposición para hacer frente a nuestra Entrevista Literaria.
 
 
 
 
LLTV: Cuál fue el libro más importante que leíste.

FM: La guerra de los mundos, La montaña mágica, entre otros.

LLTV: ¿En qué circunstancia tuviste la primera sensación que te ibas a dedicar a la actuación?

FM: De chiquita me gustaba disfrazarme, cantar, actuar. Pero nunca pensé que me iba a dedicar a esto.

LLTV: ¿Escribís?

FM: Si.

LLTV: ¿En qué circunstancia lo haces?

FM: Lo hago en mis tiempos libres.

LLTV: ¿Un sueño?

FM: Poder seguir dedicándome a esto que me dedico, porque es lo que amo y no me imagino haciendo otra cosa.

LLTV: ¿Un arrepentimiento?

FM: Mmm...ninguno. Estoy orgullosa de lo que soy.





LLTV: ¿A qué personaje de qué libro te gustaría interpretar?

FM: A Lisbeth Salander (Nota de La Letra: Personaje de la Trilogía Millennium del autor sueco Stieg Larsson).

LLTV: Un Momento memorable en esta carrera

FM: Tengo muchísimos (risas) así que no sé cual decirte.

LLTV: ¿Te costó llegar al lugar en el que estas hoy?

FM: Si, obvio que si. Todo cuesta en esta vida y todo se logra con esfuerzo y perseverancia.

LLTV: ¿Cómo expresas tu bronca?

FM: Encerrarme en mi cuarto por muchas horas y tirar todo (risas)

LLTV: ¿Alguna vez te equivocaste por actuar por impulsos?

FM: Si, pero como dice el dicho de los errores se aprende.

LLTV: Músico preferido

FM: Tengo muchos.

LLTV: Película preferida

FM: “La Decisión más Difícil”.

LLTV: Frase favorita

FM: “La silueta más linda de una mujer es su sonrisa”.

LLTV: ¿A qué personaje de qué libro invitarías a tomar un café?

FM: A Lisbeth Salander (Nota de La Letra: Personaje de la Trilogía Millennium del autor sueco Stieg Larsson).
LLTV: Una obsesión

FM: Sonreírle a la vida, sin pensar lo que digan los demás.

LLTV: Una recomendación

FM: Que hay que vivir cada segundo de la vida como si fuera el último.

LLTV: ¿Próximo proyecto en el que estás trabajando?

FM: Por ahora no estoy trabajando en nada, quiero disfrutar de mis vacaciones, amigos y familia.


 
 
Entrevistó: Walter Gómez

DOSSIER PINTURA Por AUDREY KAWASAKI






NIÑA SILENCIO Por WALTER GÓMEZ


Tu silueta se deja dibujar entre mesas y platos. Vos sos la carta que en su geometría, deja ver el cálculo que nunca puedo resolver. La limpieza en la mirada y esa sonrisa abundante adivina la bienvenida. No hay mostrador que separe la concordancia de esta epifanía. Celebro el acercamiento y me sorprende como la simpleza toma la altura de un pájaro en las montañas. Me sorprende ver diminutos mis gestos ante tu mirada y el silencio que acompaña cada buen gesto. Porque tus palabras son silencios, cuando crecen la sonrisa, la mirada y tu aura.

Esa enorme juventud le calza bien a los que sacan pecho con la experiencia. Los años no son chapa, aunque sean por demás respetables. Pero lo espontáneo. Lo que no está producido y sale en su estado natural no carga con nomenclaturas.

Ojalá nunca lo lleves como una carga. Ojalá convivas siempre con tu corazón, y en esa conversación fluida no dejes contaminar tu río de sangre.

No conozco tu nombre, pero sé llamarte. Conozco tu nombre, pero no te pronuncio. Soy consciente de la esclavitud que poseo con las almas capaces de iluminar el rincón mas oscuro. En tiempos que no veo claridad alrededor, aparecés con los ojos bien abiertos para encandilar. Nadie dirá mas nada, lo que se escuche apenas será ruido.

Que prevalezca el silencio. Todos debemos respetar lo que crece …y en el mas absoluto silencio.
 
Modelo: Sonya Tesmenitskaya

DOSSIER FOTOGRÁFICO Por VITALY Y ELENA VASILIEVA







sábado, 15 de diciembre de 2012

ESTRATEGIA OFENSIVA (DEJARSE GANAR)



"Días de gloria, perdidos en el guiño de una chica."

Bruce Springsteen 


“El objetivo es claro y conciso. El tema es plantear un método adecuado para que la táctica sea eficiente.”
Llegué temprano al club porque mi cabeza era una licuadora y porque debido al calor, hacía tres horas que no tenía luz. Motivo más que suficiente para despegar de casa.
Me senté donde siempre, a la espera del resto de los jugadores.
“Hoy tenemos que ganar, no puede ser que la derrota sea la costumbre de cada sábado. Tenés que pensar: Jugar al fútbol con amigos es igual a lo que te está pasando con ella. Cada encuentro es una derrota asegurada. Modificar esta situación requiere de una planificación previa, que de tantas vueltas que doy se vuelve irrealizable. Lo peor de todo es que cuando termina la jornada te ponés a pensar inmediatamente en la revancha”.
El tema, y el posterior análisis es recurrente, pero… ¡Que pretenden para un sábado a la tarde! Estiré las piernas, y me aboqué a la reflexión metafísica del dilema existencial.
“Hay que enfrentar al enemigo con el único fin de tener éxito en la batalla. En este caso, la situación análoga lleva a configurar al otro como un “ella” y también como a un “equipo contrario”.
Hasta ahí la cosa viene siendo clara. El tiempo, cuando uno no sabe en qué aprovecharlo, lo invierte sin intereses a la meticulosa reflexión de comparar un simple juego, pasión de multitudes, con su momentáneo estado sentimental.
“La misión está establecida por la llevada a cabo y posterior triunfo de la misma. Es decir: la conquista amorosa o los heroicos laureles de la victoria deportiva. El lapso espacio temporal es sistemático y depende fundamentalmente de la acción u omisión, de las acciones llevadas a cabo dentro del campo de la estrategia. Para esto se requiere una profunda proyección anticipada del plan de juego”.
Los pensamientos fluían con soltura, pero hasta el momento no había nada que me hiciera, o hiciese, alcanzar una afirmación valedera. Sólo sabía que estaba en el bar del club, esperando al resto de los muchachos, tratando de cubrir con desapego el dimensional bache del hastío. 
“Antes de pensar en el otro, pensemos en uno mismo. Enumeremos los recursos y posibilidades con los que contamos para alcanzar las metas propuestas. Bueno, no son muchas. Más bien diría que escasas, por lo que es requisito fundamental el uso eficiente de las potencialidades no renovables. A saber: soltura, distensión, buena dialéctica, comprensión de la jugada y sobre todo confianza y optimismo.
Como siempre decís: Juguemos desde la alegría. No bajemos los brazos. Muchas veces esa inseguridad que nos amenaza y que indudablemente se convierte en lo más difícil de combatir, es una verdad que nace de nosotros mismos. Una certeza infundada en lo artificial de un pensamiento atormentador, que acaba anulando cualquier camino hacia la clara comprensión. Lograr bloquearlo, se transforma en la principal arma de nuestra existencia, por más paupérrima y mediocre que esta sea y ese es el toque en profundidad para quedar mano a mano con un arquero sin suerte.
Buenas armas como para empezar a hablar. Ahora sí, pongamos atención en el otro. En “ella” fundamentalmente y en el juego de variables que habría que ir anulando para comenzar a transitar un camino menos contingente. Principalmente sería lograr su conquista al menor costo material posible. Dentro de lo cual entran lo humano y lo sentimental. Por que no es cuestión de meter todas las fichas a pleno, salir como desbocado desde el punto de partida y caer sobre el doloroso asfalto del rechazo inmediato e inminente. La idea de: “no te preocupes, si el NO ya lo tenés”, no entra dentro de las variables. Eso es como entrar perdiendo uno a cero. La idea, en este caso, es avanzar, mantener la posesión de la pelota, hacer jugar al otro dentro de las posibilidades que nosotros le ofrecemos, proteger la parcialidad del evento. Dejar jugar, recuperar tenencia y llegado el momento oportuno atacar y meter el gol.
¡Ojo! que frente al equipo adversario pasaría más o menos lo mismo. No sería conveniente “dejar la vida” en la primera pelota dividida del encuentro, si eso nos cuesta la implicancia de salir con una pierna al hombro a los cinco minutos de juego.
Es recomendable administrar los recursos, para que el campo de posibilidades no se agote frente a la primera acción de ataque. Primero muevo la pelota, la hago circular por todo el campo, veo como se posiciona el rival, la calidad de sus jugadores, me aseguro de su táctica y de su estrategia. De ahí en más nada de lo que haga se encuadra dentro del orden de lo fortuito, casual o aleatorio. La intención, el propósito y la finalidad están en cada movimiento y en cada palabra, como marcas indelebles de un accionar premeditado y alevoso. Más o menos de este modo, se va dibujando un mapa estratégico mental, no del todo seguro ya que siempre podemos recurrir a ideas que estén fuera del patrón habitual de pensamiento racional. Esto implicaría la no limitación de posibles ideas para alcanzar el objetivo deseado. Es decir: dar por tierra con tanto pensamiento previsor y volcarse a las alas del destino. Con esto, la rigidez en el análisis se desvanece y la creatividad y la innovación pasan a formar parte de un sistema improvisado de posibles enfoques descabellados. Como el de muchos equipos profesionales de primera división, que hace años juegan con sistemas similares. Pero evaluando el resultado de estos últimos, no veo que sea del todo conveniente ponerlo en práctica en cuanto a ella”.
Seguía sólo en el bar del club, pero ya me veía encaminado a una conclusión favorable. Después de todo, el resto de la tarde la pasaría jugando al fútbol con amigos. ¿Qué importan las conclusiones acertadas, dentro de una coyuntura determinada por lo lúdico y azaroso?.
Pegada a esta incógnita reflexioné que hasta el desenlace más terrible, imposible e inimaginable comienza siempre con una pregunta.
“Nuestra postura es clara: nos paramos de forma ofensiva frente al rival. Frente a ella también: entre tanto centro al área y tanta gente en el ataque las posibilidades de marcar un tanto se hacen inminentes. En estos casos, y de forma controversial, se tienen todas las de ganar. Haciendo un repaso rápido, la táctica estuvo bien planteada y la estrategia siempre resultó favorable. Además hay una ventaja y creo que es la más importante del plan”.
Los equipos ya estaban dentro del campo, pero no podía aflojar ahora con semajente cavilación. Con tremenda epifanía amorosa.
“En todo momento se dejó ver el modo de mi juego, se practicaron las jugadas preparadas con público y periodistas, prácticamente, y con conocimiento de causa, anuncié la formación con anterioridad, se desnudó cada principio y cada elemento que se tenía como arma de ataque. Ella sabe que nos vamos a posicionar prácticamente con una combinación de 1-1-1-8, en la que el arquero es el primero de la secuencia. Y ahí es donde cobra vida mi plan. Genio táctico, heredero de la planificación, descendiente directo de la efectividad en la competencia. Dejaste tan descuidado el fondo que ella solita, tal vez con un par de delanteros, casi sin quererlo, de contragolpe te enchufa el gol de su victoria. Resultado: ambos ganan.”
Me sentía un genio. Me ajusté los botines y salí a la cancha. Ese sábado a la tarde fue un empate más insulso que un sándwich de lechuga, pero el partido con ella, todavía está por jugarse.


 

DOSSIER DIBUJOS SEGUNDA PARTE Por EMILIANO GRIJALBA

Álex Angulo-Santiago Segura "El día de la bestia"...
Dibujo en Lapicera y lápiz sobre papel
 La Naranja Mecánica

Astor Piazolla


Eric Clapton

Jimi Hendrix

Pappo
Muchísimo mas material de Emiliano, lo podés encontrar en http://emilianogrijalba.blogspot.com/

EL OFICIO DE ESCRITOR




Escribir por placer, en la agonía, por gusto,  frente al reflejo de un verbo.
Escribir por terror a reconocerse o a tocarse entre la penumbra.
Escribir esas frases que te emparcharon el alma.
Escribir acontecido, tenue, entre paréntesis, bajo un árbol de raíces finas.
Escribir molesto, caliente, defraudado e indolente, escribir una y otra vez el verbo ése del que jamás escaparás mientras te persiga.
Pasar noches escribiendo, cubierto de olor a polvo, a cigarrillo, a humedad, a mandarina, entrelazados todos como testigos de la locura y el engaño.
Escribir crucificado, anotar una idea madre, darle hijos escribiendo, formar la Gran Familia de las Palabras.
Escribir de corrido, sobre papel higiénico, enamorado, baldeando, escribir manco, solo, abandonado, taciturno, riendo, congelado, escribir hasta que las alas dejen de bañarte, hasta que los hilos reconozcan la extraña paternidad que los mantiene, escribir bajo la piel de un renacuajo, sobre tus rodillas, entre tu sexo-paredón.
Saltar la escritura con elegancia escrita, manifestarse a favor de todos aquellos que han elegido escribir sin analizarse.
Escribir hasta llagarse o hasta parir algún recuerdo, hasta escalar un pensamiento que te acaricie o te perdone por haberlo escrito.
Escribir en muletas, internado, feliz, acongojado, mustio, inerte, doblegado.
Escribirle a las palabras que nadie pronuncia por miedo a ser etiquetado, a las danzas de la entrega, a los inválidos cuyo teatro concierne mi existencia, a los vivos y a los muertos que gozan de mi recuerdo. 
Escribir para salirse de cauce, para matar una ilusión, escribir sin sacar del rebaño a aquellas letras que pronosticaron tu caída, escribir ante todo, bajo nada, sin sentido, paciente, enfermo. 
Escribirle un poema al pánico, a la soledad, a las cárceles internas e intestinas, escribir parejo, solo, podrido, salvado, redimido.
Escribir en el cine, en un velorio, en dos zanjas, en tres idiomas, en cuatro patas.
Escribir hasta sangrarlo, bajo la sombra, enterrado.
Escribirle a tu egoísmo y a mi candorosa ingenuidad.
Escribir sin límites, hasta recobrar el pulso de lo escrito…
Escribirlo todo y luego morir sin haber publicado.

YO RECUERDO Por Laura Soledad Beraldi y Alejandro Ferreyra van gelderen




Ella, hipertensa hiperquinética.
Descuidada pero atenta, la mujer de la niñez.
Siente ¡Siente! Todo siente, ella es.
No la despierten ¡tiene alarmas! (siempre sueña con relojes)
Esta loca, ella
Está loca pero puede.
Necesita
Y lo quiere
Quiere, un amor,
Lindo tierno sabio y bueno
Quiere un corazón
…mmm por favor ¡Cubritivo!
Para agujeros
Y cuando quiere rompe todo,
Hasta que destruye, ¡destruye!
Y dice luego, todo junto no lo quiero
¡Quiero un hijo! No lo quiero.
Una tristeza,
antigua le dijeron!
Linda frase, le dijeron
Y lloró esta vez por dentro.
Ella sabe, que fue cierto.
“No fue mi imaginación
¡Yo me acuerdo bien!
Esto, y aquello pasó
yo, recuerdo bien!
No fue mi imaginación
Yo recuerdo
¡Yo recuerdo!”
Esta loca, ella
Está loca pero puede.
Necesita
Y lo quiere
Y cuando quiere rompe todo,
Hasta que destruye, ¡destruye!
Y dice luego, todo junto
¡Quiero un hijo! No lo quiero.
Una tristeza,
antigua le dijeron!
Linda frase, le dijeron
Y lloró esta vez por dentro.
Ella sabe, que fue cierto.
“No fue mi imaginación
¡Yo me acuerdo bien!
Esto, y aquello pasó
yo, recuerdo bien!”
Esta loca, ella
Está loca pero puede.
Necesita
Y lo quiere

NI HÉROES NI SEMIDIOSES Por Fer Díaz



Salió de su casa dejando la puerta entreabierta. Después de leer esas palabras, casi necesarias de tan inevitables, casi aburridas de tan previsibles, pero tan dolorosas de tan poco deseadas, se sintió encerrada. Necesitaba huir, correr, desandar los caminos transitados durante los últimos meses. Camino como sonámbula hacia la avenida, pensando en si existiría una cura para ese sentimiento de impotencia que le embargaba el cuerpo entero. Le dolía el estomago y sentía que el corazón se salía de ella con cada paso que daba.
Las hojas caídas de los árboles se arremolinaban a su alrededor al llegar a la plaza. Se sentó en un banco al azar, a recordar el pasado y a llorar por el tan incierto futuro que la esperaba y que no tenía ganas de afrontar.
Mirando el vacío, se le vino a la cabeza una tarde de unos meses atrás. Al abrir la ventana que daba a la calle, encontró el ramo de flores azules y la tarjeta que decía en letras impecables que moría por conocerla. La firmaba aquel caballero cuyo nombre ahora, de solo pensarlo, le inundaba los ojos de lágrimas dejándola ciega y dolida durante minutos interminables. Los minutos acaso se transformarían en días, semanas, meses, años. En realidad ignoraba en que escala se sucedía el tiempo desde que leyó aquella carta. Necesaria. Inevitable. Aburrida. Previsible. Dolorosa. Cobarde.
Al doblar la esquina una silla roja reinaba en la ochava como una aparición fantasmal. Se acerco despacio como quien desconfía, no de la situación, sino de las posibles consecuencias que puedan tener sus actos. La calle estaba desierta y la noche ya se había cerrado a su alrededor. Al sentarse se sintió protegida, como si un buen amigo la abrazara. Al abrir los ojos se encontró en los brazos de un desconocido que le palmeaba el hombro con un gesto paternal. “Ya, querida. No me llore. Estamos llegando tarde”, le dijo el hombre tomándola de la mano.

“Lo realmente estupendo de Buenos Aires es que no solo es una ciudad hermosa por fuera, también lo es, a su manera, por dentro”, le dijo abriendo una puerta casi escondida con la llave colgaba de la cinta que llevaba en el cuello.

Se encontró frente a una mujer rubia, excedida de kilos y de años, con una baraja de cartas en sus manos. La miro a los ojos y le dijo que el origen de todo mal y toda tragedia estaba en un ramo de flores azules que nunca debió aceptar. Le hablo sobre los orígenes de todos los males del universo, de los objetos que absorben y condensan la maldad humana, de las malas intenciones que impregnan a ciertos corazones egoístas.

Un portero que usaba una máscara con la cabeza de un tigre le abrió la puerta y salió de nuevo al frío. En el aire flotaba el fresco incipiente de las primeras madrugadas del otoño o tal vez de las últimas noches de la primavera. De todos modos ya no sabía bien donde estaba, mucho menos en que estación del año. Las hojas muertas en el suelo, decían otoño. El perfume de los primeros jazmines en el aire, decía que tal vez primavera o verano.

Se sentó en uno de los bancos de la avenida que están llegando a alguna de las estaciones del subte para tratar de poner sus pensamientos en orden. Pero ya no podía pensar. No reconocía el camino a casa y tampoco las manos temblorosas del viejo que tocaba la guitarra frente a ella. “Son los que salen cada noche por la ciudad a buscar el amor... pero siempre vuelven solos”, le dijo el viejo. Levanto la cabeza y siguió con la vista la dirección que el anciano le señalaba con el movimiento de la cabeza. Y entonces lo vio. El autor de las palabras necesarias, inevitables, aburridas...

La más hermosa de las melodías se ejecutaba tierna y ferozmente en su cabeza una y otra y otra vez.

Lo siguió con la mirada y lo vio entrar en una de las seis puertas iguales que se veían en la cuadra siguiente. Trato de seguirlo, pero al encontrarse frente a las entradas equivalentes, fue incapaz de reconocer en cuál había entrado. Eligio una al azar. Una vez dentro se encontró en realidad afuera. El carnaval del barrio avanzaba a contramano por su cuadra. Las máscaras y las cintas de colores la marearon hasta embriagarla. Se sentó en el cordón de la vereda, sudando y sintiendo que no había dormido en un mes. Pronto el mar de piernas disfrazadas se disipo y la música se alejaba cada vez más en dirección de la avenida. Vio con claridad en la vereda de enfrente, la luz encendida de su casa que se colaba por la puerta entreabierta.

Al entrar sintió como si nunca se hubiera ido. La carta ya no estaba sobre la mesa y las flores azules se habían ido, tal vez para no regresar nunca. Por más que trató, ya no lograba recordar el nombre de aquel.

Se sentó frente a la PC y escribió:

No existen héroes ni semidioses.

Tan solo hombres.

Él Solo sabe que cada vez que la encuentre,

la perderá un poco más.
 

Sentada frente a la computadora sintió de nuevo el abrazo fraternal del desconocido de la silla roja. No sintió miedo. “Lo milagroso de Buenos Aires, es que hay un bar clandestino detrás de cada puerta ignorada”, le dijo al oído.

DOSSIER DIBUJOS Por BÁRBARA BERALDI



UN SUEÑO - Por EDGARDO IERACI


El agua subía en forma incontenible, parecía una película de terror. La gente huía desesperada sin saber dónde.
Comencé a correr yo también, me tropiezo y caigo, mi cabeza se mete en el barro, pero sabía que tenía que hacer. Buscar a mi familia. En mi carrera me cruzo con un cortejo fúnebre pero del siglo XlX, no veo al muerto, solo mujeres vestidas de negro.
Sus caras tapadas por velos blancos y su cabeza por sombreros negros. Todas lloraban pero con sobriedad nada de gritos desconsolados. Sin saber como las calles ya no existen y tampoco las veredas, son verdaderos ríos.
Comienzan a aparecer algunas lanchas y de repente me  encuentro subido a un bote grande al que yo conocía de algún lado pero de  hacia mucho tiempo atrás, cuando era chico.
Tomo los remos y ya mi familia esta conmigo. La gente desesperada trata de subirse a cualquier cosa que flote. Hay que tener cuidado con los troncos que iban a la deriva.  Mi cabeza iba a mil por hora, pensaba en que debía llevar para poder sobrevivir, cargo  botellas de agua mineral, luego con una lona y ramas hago un techo pero inmediatamente pienso ¿para que?.
Para que llevar tanto peso, entonces me deshago del agua y luego del techo pero sigo remando con fuerza, las copas de los inmensos árboles de la avenida están a unos centímetros de los remos.
Veo lanchas, botes, árboles y aunque se que están no veo a ningún ser viviente.
El cielo empieza a oscurecerse, sin avisar….la noche cubre todo y veo las luces de un estadio de futbol.
El cielo esta  estrellado pero la gente corre y por supuesto yo también. No se porque pero el terror gana, los gritos hieren los oídos….hay que subir las paredes de la cancha. No hay escaleras, solo paredes ni una sola puerta.
Tomo las manos  de dos chiquitos que iban corriendo delante mio y los levanto. Empiezo a trepar, cuando creo que estoy llegando cientos de niños  aparecen aterrorizados y yo comienzo a tomarlos en el aire para que no caigan al abismo.
El miedo y la desesperación me cubren de un sudor frío de muerte. La cabeza  comienza a dolerme, es algo ya conocido, empieza por la nuca, como un dolor lejano pero que paulatinamente me va atrapando.
Mis pies sienten la fuerza de mi cuerpo y mi nuca el peso de los chicos que pasan por encima mío como si yo fuese un puente. Finalmente llegamos a destino. Todo se calma. El pasto verde, los chicos con camisetas de futbol.
Siento la voz de primo que les grita a dos camilleros que llevaban a su madre(mi tía lucia) al hospital, éntrenla de vuelta hijos de puta, ¿no ven  que ya murió?.
Hacia calor, yo estaba acompañando a mi prima que estaba internada, me pide agua, le alcanzo un vaso, lo toma pero no puede dirigirlo hacia su boca, balbuceando me pide que llame a los médicos, señalándome un timbre rojo que esta en la cabecera de la cama.
Lo toco pero al ver que no viene nadie viene salgo a buscarlos yo. Una enfermera le grita: Lidia sabes donde estas? Le dice que si con la cabeza. Llegan más médicos.
Mientras escucho todo desde el pasillo del hospital, mi hijo me cuenta que mi primo, ya fallecido lo había llevado cuando era chico a un departamento en el barrio de las embajadas.
Nadie sabía de la existencia del mismo. Solo cuando falleció, su sobrino encontró la escritura del mismo.
El dolor era insoportable, yo estaba totalmente transpirado y volví a sentir la presión de mis pies por el peso de algo que apretaba también mi cabeza.  Un ruido como los de las películas de terror empieza a llenar mis oídos. En la oscuridad empiezo a tantear donde estoy, estaba desorientado.
Empiezo a mover un brazo y no logro ubicar nada conocido, ya el dolor era fuerte, sigo moviendo el brazo y logro tocar algo conocido. Mas tranquilo, lo muevo mas a la izquierda y en un acto reflejo aprieto una perilla y se prende la luz.
Estaba en mi pieza, pero¿ en qué pieza? Escucho unas voces. Al segundo me reclino en la cama y termino de saber donde estaba. Todo había sido una pesadilla. El ruido era el viento que corría por la ventanita del baño que había dejado un poco abierta.
La voz, la de un vecino que tocia. Eran  las tres  de la madrugada. Me levante como pude, todo dolorido, me tomo un calmante pero el calor que tenía se transforma  en un frío penetrante.
Tosiendo, vuelvo a la cama, tomo un libro, ojeo unas páginas y sin apagar la luz vuelvo a caer dormido.

DOSSIER DE FOTO MONTAJE Por PEDRO PALENCIA

 
 
MY NUDE DEVIATIONS
 
 
 
Xiphias gladius pollice verso

Dry nails

Inspiracions

 
 
 
 
Reciprocal identities

Split
Pedro Palencia es Arquitecto y se dedica al Fotomontaje. Español y genio absoluto. podés encontrar algo mas de su obra en http://pedropalencia.blogspot.com/

martes, 11 de diciembre de 2012

ENTREVISTA LITERARIA A OLIVIA CHORNOGUBSKY. EXCLUSIVO PARA LA LETRA TAL VEZ





LLTV: ¿Cuáles son los tres libros mas importantes que leíste?
 

OCH: El poder del Ahora, El psicoanalista, El laboratorio del alma.

 

LLTV:En qué circunstancia tuviste la primera sensación que te ibas a dedicar a la actuación.
 

OCH: Desde que tengo memoria siempre me gustó mucho actuar y cantar. De chica actuaba frente al espejo, frente a una cámara o frente a mi familia. Le pedí varias veces a mi mamá que me llevara a castings pero prefirió que terminara el colegio antes de empezar a trabajar. A medida que fui creciendo me fui dando cuenta de que lo que más disfrutaba hacer era ir a clases de teatro y escribir canciones. Cuando terminé el colegio nunca dudé de que esto era lo que quería hacer.

LLTV: Último libro que leíste
 

OCH: Ahora estoy leyendo por segunda vez "El poder del Ahora". Este es un libro que me marcó mucho. Creo que refleja como vivimos las personas o la mayoría de las personas. Cuánto más simple es todo si nos anclamos en el presente y cuan complicado nos resulta lograrlo. Ya había leído este libro hace dos años, pero este año empecé a meditar y me pareció bueno volver a leerlo porque es un buen complemento para el proceso que se intenta lograr con la meditación.
LLTV: ¿Escribís?
OCH: Escribo canciones.  
LLTV: ¿Y en qué circunstancias lo hacés? 
OCH: Escribo cuando me siento inspirada por alguna situación que estoy viviendo o cuando le quiero poner melodía y letra a algo que se me ocurrió en la guitarra o en el piano. No toco mucho el piano porque se tocar lo básico nomás, pero es un instrumento que me inspira mucho para escribir.
LLTV: ¿Un sueño?
OCH: Tengo varios: Poder vivir de mi música, seguir haciendo tele, hacer teatro, cine y en algún momento, más adelante, me gustaría tener mi marca de ropa.
LLTV: ¿Un arrepentimiento?
OCH: No me arrepiento de nada porque de todo se aprende.
LLTV: ¿A qué personaje de qué libro te gustaría interpreter?
OCH: Hay un personaje que me gustaría interpretar pero es de una película. Shosanna Dreyfus de Bastardos Sin Gloria.


 




LLTV: Un momento memorable en tu carrera
OCH: La última escena que grabamos para Supertorpe. Me divertí mucho con mis compañeros, estábamos todos muy relajados y disfrutando.
LLTV: ¿Te costó llegar al lugar que ocupás hoy en el ambiente?
OCH: Mi carrera recién empieza así que no se qué lugar ocupo, pero es una realidad que es difícil llegar a trabajar de esto. Creo que es cuestión de entrenarse, esforzarse y estar abierto a aprender para lograr lo que uno quiere.
LLTV: ¿Cómo expresas tu bronca?
OCH: Lloro.
LLTV: ¿Alguna vez te equivocaste por actuar por impulsos?
OCH: Probablemente sí, pero creo que los impulsos nunca nos llevan a hacer cosas sin sentido, si los sentimos por algo es.
LLTV: Músico preferido
OCH: Tengo muchos. Los Beatles, Alanis Morissette, Maroon 5, Paramore, Pink, Eminem, Jessie J, Oasis, Coldplay.
LLTV: Película preferida
OCH: El Cisne Negro.
LLTV: Frase favorita
OCH: "Cambia la forma de ver las cosas y las cosas cambiarán de forma".
LLTV: ¿A qué personaje de qué libro invitarías a tomar un café?
OCH: Invitaría a tomar un café a Ekhart Tolle, el autor del "Poder del Ahora".
LLTV: ¿Una obsesion?
OCH: La limpieza. Nunca lo sentí como una obsesión sino más como algo importante, pero me suelen decir que soy bastante obsesiva con eso.
LLTV: ¿Una recomendación?
OCH: Sonreír.
LLTV: ¿La carrera de cantante hoy aventaja a la de actriz en tu caso?
OCH: En este momento le estoy dedicando mucho tiempo a la música, pero no aventaja a mi carrera como actriz.
LLTV: Próximo proyecto en el que estás trabajando?
OCH: Hace poco supe que la próxima temporada de Supertorpe no se va hacer y por ahora no hay noticias, pero en cuanto haya algo, les contaré.

Entrevista realizada por Walter Gómez
Fotos: Dolores Gortari