LLTV: Los tres libros
más importantes que hayas leído o que mayormente te constituyeron como persona.
FA: De niña aprendí a leer
con EL principito, lo leía en voz alta una y otra vez. Junto a ese libro mis
padres me regalaron uno que se llamaba
Los derechos del niño, algo así… sin dudas ese llamó mi atención para siempre. María
Elena fue y es, mi poeta preferida, desde Dailan Kifki
a los Cuentos de Gulubú. También Chacho (Osvaldo Dragún) me regalaba
libros de poetas que traía de sus distintos viajes, por mencionar alguno, Los cálices vacíos, de Delmira Agustini, me fascinaba, tal es así que jugaba a escribir y la
imitaba, recuerdo haber calcado inconscientemente una estrofa entera de una de
sus poesías. Girondo, me rompió todos
los esquemas con su Espantapájaros, allí me habilitó al juego como ninguno.
Pero también, Cortázar, Neruda, Pessoa, Arlt, Discépolo… difícil elegir tres…
LLTV: ¿Último libro que
leíste?
FA: El hombre que está solo
y espera, de Scalabrini Ortiz, me convocaron para escribir una obra sobre su
vida. En eso estoy.
LLTV: ¿Qué libro te
marcó algo para siempre y por qué?
FA: Por jugar a la respuesta
digo: Final del Juego de Julio Cortázar, creo que ahí me hundí para siempre en
ese gran Sillón de Continuidad de los
Parques, que es para mí la literatura.
Pero son muchos los libros que me marcaron. Desde La poética de Aristotes,
pasando por Edipo, las nubes de
Aristófanes, Las ranas, Pavlovsy su
poética para mi indisoluble de mi escritura, las poesías de mi padre, Las
Historias para ser contadas de Dragún, Terrenal de mi maestro Kartún, Gambaro, y otra vez Discépolo, siempre Discépolo en mí.
Soy como una gran casa construida con esos libros como ladrillos, si quito uno
se derrumban en mi memoria todos los otros trayéndolos hasta esta respuesta.
LLTV: ¿En qué
circunstancias escribís?
FA: Escribo cuando manda el
personaje. Si estoy en casa en mi escritorio, o en la mesa de la cocina.
También me gustan ciertas bares escribir entre el bullicio de la gente. Los
mejores lugares son aquellos en contacto con la naturaleza. Si no tengo papel a
mano, me dejo mensajes de audio, antes llamaba a mi propia casa y dejaba
mensajes en el contestador, no es bueno confiar en la memoria, generalmente uno
se olvida, como pasa cuando los sueños, que al despertar recordás nítidamente
pero al pasar las horas se pixela hasta el olvido.
LLTV: ¿A qué personaje
de qué libro invitarías a tomar un café, y por qué?
FA: Creo que ya tomé café
con todos los personajes de mis obras hasta el insomnio rotundo. También he dormido
con la mayoría de ellos! He tenido romance con algunos, me he peleado hasta el
cansancio con otros. Pero ninguno de ellos puede rezongar que no los he
escuchado. No hice otra cosa. No
quisiera tomar un café con ninguno hasta por lo menos dentro de cincuenta
años, cuando yo vieja y ellos todavía
jóvenes me escuchen un poco a mí para emparejar un poco este partido.
LLTV: ¿A qué personaje
de qué libro invitarías a comer en tu casa dispuesta a divertirte y pasar un
buen momento, y por qué?
FA: Si pedimos comida hecha,
a casi todos. Pero por favor que no me
pidan que cocine. A Don Genaro de Las Enseñanzas de Don Juan, aún no leí ese
libro, tal vez le pediría que me lo cuente. Por él mi hijo lleva su nombre como
una elección intuitiva, pero sé que tiene mucho para enseñarme.
LLTV: ¿Recordás qué
libro te generó muchísima expectativa y te defraudó en la misma o mayor
proporción?
FA: Los malos libros son
como los malos amores, ¿para qué recordarlos? Aunque todos te dejan siempre
algo, la experiencia. El reafirmar el camino elegido, no se puede andar siempre
de acierto en acierto, la vida es la combinación delicada entre las expectativas y la realidad. Cuando se
tiene mucha imaginación ya lo dice Woody Allen es más difícil ser feliz y no
sentirse defraudada, pero no sería un problema del libro, ni del amor.
LLTV: ¿Qué cosa es lo
que más te sorprende de la humanidad?
FA: La humanidad es algo
más grande que yo, no la abarco. ¿Dónde está la humanidad? No la vi nunca, no
sé qué es. No sé qué es ser humano. Me lo pregunto pero no encuentro aún la
respuesta. Tal vez por eso escribo. Sé que estamos arrojados acá en esto que
llamamos mundo, que llamamos humanidad, que llamamos universo, que llamamos
vida, que llamamos realidad y nos creímos que es verdad y vivimos con ansias de
poder como si eso realmente significaría algo en la eternidad. No sabemos de qué
se trata este milagro, no sabemos por qué estamos acá, pero nos suscribimos a
un dios que pagamos mensualmente para garantizar nuestra fe. No sabemos nada.
El arte viene a recordarnos que no sabemos nada, que somos efímeros, o tal vez
no. Quién sabe.
LLTV: ¿Cuándo comenzaste
a escribir? Qué recordás de lo primero que escribiste?
Empecé de muy pequeña. Era un
juego. Empecé sin querer queriendo imitando los versos de los poetas que leía.
Luego escribí teatro imitando también la
estructura : dos puntos guión, paréntesis….
LLTV: ¿Porqué escribir
teatro? ¿Qué es lo que te atrae de ese mundo?
No lo sé muy bien. Tal vez porque los personajes, todos, son distintas
partes de mí ser, y la obra teatral me
permite ponerlas a dialogar entre sí. Escribir teatro puede mirarse como una
conversación muy íntima conmigo misma. Además luego de la escritura viene la
puesta en escena con otros eso, más allá del resultado, me apasiona porque genera encuentros más o
menos reales. Ya no soy yo sola, hay
otros, aunque eso no es siempre fácil. Luego viene el encuentro con el público,
que tampoco suele ser fácil, pero es
apasionante.
LLTV: ¿Qué le dirías
sobre Molinete Conventillo a una persona que te va a leer por primera vez?
Guardaría silencio para no interrumpirla.
LLTV: Si tuvieras que
describir Moliente Conventillo: ¿Con un color, con una palabra, Con una
persona, O con un lugar?
Molinete conventillo tiene el color del cielo que
cambia con el clima de acuerdo la página, de acuerdo la hora, de acuerdo la
latitud en la que se encuentre el lector. Molinete conventillo es la palabra
Abecedario, contiene lo necesario para que combinadas se conformen las palabras
en la pupila del lector, según qué párrafo, según que verso, según que
didascálica. Molinete Conventillo tiene tantos nombres y apellidos como
cantidad de lectores tenga, y son tantos sitios según los lugares donde se abra
sus tapas como puertas. Porque si el color está en el ojo, el arte está en el
espíritu del que completa la incompletud del hecho artístico. Que he escrito a
penas lo sé, ahora que es lo que el lector, espectador recibe, he allí lo
imposible, la magia de la paradoja, el telón que se levanta eternamente, la
pérdida, la distancia, lo indescriptible, allí el milagro de la comunicación.