martes, 21 de diciembre de 2010

PREFACIO A MUERTE EN CRUDO II

Hola a las letras, acá estamos de nuevo. Apuraditos, esta gente resultó exigente..!
Les presentamos en la publicación anterior, a la muerte en crudo.
Dije “cuadro en ropa de cama”, digo muerte en su intimidad más transparente, en esa del segundo que precede a lo que para ella, significa dormir.
Hoy, nos metemos en su despertar. En la carga que debe llevar, en cómo viste su disfraz.
Estas fotos también fueron sacadas por Lucas, pero fueron el reflejo de una historia anterior que de haber leído van a recordar al ver las imágenes. Si no recuerdan, no imaginaron demasiado.
No voy a escribir nada nuevo en referencia a estos cuadros. No puedo serme infiel.
Así es que voy a volver a contarme la historia que alguna vez me conté, me cuento muy seguido.

Es un placer para mí (me enseñaron y al fin aprendí, a “no meter en la misma bolsa…!”) si pueden…Vamos de nuevo:
Es un placer para mí, si pueden llegar a sentir al menos una sombra de lo que disfruto cada vez que estos personajes viven.
Gracias.   


Creo que el arte permite crear una cosa desde uno, que esa cosa se distinga de nuestra alma, y cuando está la cosa individual, que pueda verse no propia, que no pueda distinguirse el origen, porque toda ella, sea origen y fin.

Ahí va de nuevo, se desmembró de mí.

lunes, 6 de diciembre de 2010

LA CHICA DESCALZA



Y una mañana temprano la chica
descalza decidió suicidarse.
La noche anterior había salido decidida a bailar
con ángeles perdidos que danzaban por la noche.
Pero antes se había acostumbrado
a curarse las heridas con sal,
toda vez que su corazón le avisaba que ya no flotaba.
A su trabajo iba siempre, pero nunca estaba allí.
Su mirada violenta le quitaba espacios,
aunque su sonrisa jugaba para la tribuna.
Por eso después de cada fecha,
el vestuario necesitaba del pizarrón y la yerba.
Su cabeza era una vaca sagrada
de las que ordeñaba ideas como ametralladora.
Un día, hace mucho, su corazón tomo de rehén
la sonrisa de un fantasma que había decidido
a jugarse las sábanas.
En ese paso, la chica descalza,
quemó más naves de las que tenía.
La imaginación decidió subirse a la montaña rusa,
Y en lo más alto el fantasma huyó despavorido.
Ella se quedó sola. Muy sola.
Es que aquél fantasma se asustó de las certezas.
Y justo ella, que no era exclusiva de nadie,
se encontró concurrida de silencios.
En el momento en que buscaba hacer pie en el infinito,
la locura se hizo dueña de ella en una semana de extravíos.
Cuando una tarde decidió romper con los lazos del primer día,
se paró desnuda en el parque a esperar
que la golpeara la primer piedra, del granizo de las almas.
En una nube de octubre se hizo amiga del huérfano del sol,
pero también se asfixió sola.
Y el huérfano siguió huérfano…y ahora manco.
Es que a ella, el aire le faltaba más que el alimento.
Y así, chorros de dolor escurrían de su alma.
Hasta que, claro, no pudo mas.
Ella que movía nubes con el pincel,
se inmoló en el que decidió sería su última obra maestra:
La pintura de su dolor.

                                                    Walter Gómez
                                                         31/05/10


(fotografía de Jody Ake)

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Comentario del libro "La tournee de Dios" de Jardiel Poncela por Noemí Porteiro




Durante un verano del año 1929 Enrique Jardiel Poncela escribió La Tournée de Dios, el relato atrapa por la vigencia de las descripciones que hace sobre la situaciones sociopolíticas de esos tiempos, la primera reflexión es lo poco que hemos evolucionado como sociedad después de pasado ochenta años.

La primera pregunta es quién este hombre que escribe sobre Dios en un tono cómico, un tema tan serio. Cómo se atreve a expresar por medio de cinco personajes tan particulares un jefe de redacción homosexual totalmente asumido, un escritor, un doctor fabulador, una cantante y el que en un principio es el protagonista principal,  Dios, representado como un viejo con barba recortada vestido ordinariamente. Digo aparentemente porque el verdadero protagonista de este libro somos todos nosotros con nuestro egoísmo,  absurdas y ridículas interpretaciones del deber ser.

Jardiel Poncela  aclara que no es un libro antirreligioso y que de ir en contra de alguien va contra la Humanidad, la humanidad es la verdadera protagonista, la que es descripta con todas sus contradicciones, con todas sus miserias. Y así sigue dando palos a diestra y siniestra para terminar con un final poco feliz que aun sabiendo que es producto del intelecto del autor nos deja de perplejos.

Cuando uno cierra el libro reflexiona: lo que pasa es que somos animales racionales,  como animales pensantes no podemos reconocer que hay cosas que no las vamos a saber nunca en nuestra vida, estamos atrapados entre el pasado y el futuro, y eso de no saber de donde venimos y adonde vamos después de la vida, nos produce angustia existencial,  algunos se refugian en la religión, lo que son como yo estamos jodidos, debe ser por eso que nos toco tanto este libro.

Llegando al final dice "Recapacitad, fatuos soberbios, gente engreída por una Inteligencia que yo os he dado". También "nadie conocerá nunca la opinión de Dios, se opone a ello la estupidez humana, la incapacidad torpe infinitamente torpe del hombre. Y su egoísmo. Y su vanidad delirante, que siempre le hará creerse mas de lo que es".

Abatida por tanta verdad revelada comienzo a leer el libro nuevamente desde el principio, es entonces cuando caigo en la cuenta que piensa el mundo como un ser orgánico, cuenta que escribió el libro porque  llevado de ciertas reacciones sentimentales se dispuso a vivir en contacto con la Naturaleza  (la pone en mayúsculas), dice que ideo y planeo el libro ante el espectáculo misterioso y eterno de la Naturaleza, entonces recuerdo que al final le dice  a Federico que sufra y llore, que cuando sienta como su acongojado corazón late contra el suelo comunicándole al planeta sus latidos y sirviéndote de el como una inmensa caja de resonancia te sentirás tan angustiosamente feliz..... y sigue ... habrás cumplido  tu misión de gota de agua.
Y pasa un día o dos y seguimos pensando en el libro y nos damos cuenta de que somos la especie más depredadora, la que más daño le hace al planeta.
Nos damos cuenta de nuestra propia estupidez cuando el personaje mas coherente es el loco del Doctor Flag el que cuando Dios con previo aviso se presenta en forma humana, contra toda majestuosidad preparada para el recibimiento, es el único que se le ocurre ofrecerle algo tan obvio como una limonada.

Hasta lo que consideramos  mas simple es una obra de arquitectura perfecta, una hoja  un árbol, un animal, un nacimiento, todo resulta  tan cotidiano que dejamos  asombrarnos y de celebrar su existencia.
Como escribió Jardiel Poncela “la humanidad, desatada e impúdica, perdida la confianza en sí, un concepto ya del deber, engreída, soberbia y fatua, llena de altiveces, dispuesta a no resignarse, frívola y frenética, olvidada de la serenidad y de la sencillez, ambiciosa y triste, reclamándole a la vida mucho mas de lo que la vida puede dar, desposeída de esa alegría por la alegría que es el único camino de la dicha, corre enloquecida hacia la definitiva bancarrota”.

A los que no leyeron el libro se lo recomiendo, reflexiona sobre muchísimos temas imposibles de resumir, sus opiniones son fuertes, en algunos caso estamos totalmente en desacuerdo porque no comprendemos como puede llegar a esas conclusiones pero después cuando terminamos el libro en el contexto en general entendemos el por que, son temas que ya sabemos pero que al verlos tan bien escritos nos calan hondo, por otra parte si no utilizara el humor como recurso narrativo seria un libro imposible de leer.

 A los que lo leyeron y se quedaron shoqueados  y angustiados con el final, para cambiar el estado de ánimo les recomiendo volver a leer el principio, el libro es como la vida misma,  cíclica, todo termina para volver a empezar.

Las mutaciones biológicas tardan millones de años en manifestarse, cuantos millones de años se necesitaran para que la humanidad llegue a la madurez de su plenitud, nosotros seguramente no lo vamos a ver, pero libros como este contribuyen a que eso algún día sea posible
Los que intelectualizamos todo entramos en una espiral y al final llegamos a la conclusión de que lo mejor es tomar mate bajo un árbol y contemplar la naturaleza, o quizás por que no   leyendo algún otro libro de Jardiel Poncela.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

GESUALDO BUFALINO (Extracto)


POR QUÉ ESCRIBIR


“Por qué se escribe? Me pregunto. ¿por qué nos afanamos en tejer sueños y mentiras, en dar cuerpo a muñecos y fantasmas, en fabricar babilonias de papel, en inventar vidas vicarias, universos paralelos y mentirosos, mientras afuera tan plausible, llueve la luz de la luna en la hierba y nuestros movimientos naturales , las mas inmediatas insurrecciones de nuestros sentidos nos invitan afectuosas al juego, divinamente simple de la vida? La vida que es enamoramiento impulsivo de sí misma, crédulo abandono de las cuatro doradas, virginales, felices estaciones.
Escribir insinúa la voz, no significa solo adular los minutos en la cosmética del imaginario, sino enriquecerlos con nuestras divagaciones mentales, adobarlos viciosamente con nuestras negras máscaras. Representa por lo tanto de algún modo, una culpa: Acaso mancharse las manos con tinta es como mancharse un poco con sangre. Un escrito nunca es inocente.
No solo por esto, pero en el acto mismo en el cual un autor  se humilla a la soberbia de decir “yo” ¿Cómo hacer para no sentirse indefenso, despojado, similar a un recluta en la mañana de la revisación médica? No asume, acaso, cada palabra suya los colores lívidos de una delación imperfecta? ¿No trasuda los sudores, los polvos abyectos de un despojo tentador y ausente? Exponerse en el escenario bajo las fulminantes luces de los reflectores, se convierte con el paso del tiempo, en una intolerable esclavitud.
¡El silencio en cambio…la perfección, la asepsia, la impunidad del silencio! ¡Poder observar la vida desde la butaca antes que representarla!...

…Afirma Montherlant que publicar un libro es como hablar en la mesa en presencia de la servidumbre. Lo paradójico es que para poder afirmarlo, él tuvo que recurrir a un libro: Tan peligrosa y plural es la naturaleza de la escritura…al punto que hasta quien se aficiona a la segregación y no soporta otro aire que no sea aquel de la cárcel, quien se hace oblicuo Voyeur de sí mismo, con un espejo en mano y uno detrás en la espalda, ni siquiera resiste a la tentación  de contar al mundo su narcisístico placer y las mil satisfacciones de la rebelión…

…Esto quiere decir que se escribe para poblar el desierto; Para no estar mas solos en la voluntad de estar solos; para distraerse en la tentación de la nada o al menos aplazarla. A semejanza de la joven princesa de Las Mil y Una Noches, cada uno habla a su turno para postergar la ejecución, para corromper al verdugo.
Muerte y escritura, he aquí una conexión crucial. Tiene razón Blanchot. Se escribe para no morir. En esta vida, se entiende…

…Se escribe para recordar, repito. Pero también se escribe para olvidar, para hacer inofensivo el dolor, biodegradarlo como se hace con los venenos en la química. La escritura puede ser un barniz que nos sirva como paliativo de los sentimientos y nos proteja de las angustias de la vida.
Aquí surge otra unión: Medicina y escritura. Que puede traducirse de un modo mas preciso: Escritura como analgésico, como remedio, y “placebo”, cuando se tiene en cuenta el margen del engaño piadoso que siempre comporta un consuelo de ese género.
¿Pero no se escribe también para ser felices? Leopardi lo afirma: “Felicidad por mí experimentada en el tiempo de componer, el mejor tiempo que yo haya pasado en mi vida y en el cual me alegraría durar mientras viva. Pasar los días sin darme cuenta y parecerme las horas cortísimas y maravillarme  frecuentemente yo mismo, de tanta pasión”. Escuchemos a Pavese: “Cuando escribo algo y me sumerjo, estoy sereno, equilibrado, felíz”…

…Sigamos adelante: Se escribe para hacer testamento…”Pronunciad cada palabra como si fuese la última” ha dicho Canetti y es una bella y solemne definición de la escritura…

…Se escribe para reemplazar la vida, para vivir otras…

*Cere Perse, Sellerio, Italia 1985

sábado, 6 de noviembre de 2010

QUIEN SOY



Quién soy
            Un compuesto del ayer y del lagarto

Lo que me interesa en este momento
            Una mujer citadina que tuviese en su bolsillo una caja de yodoformo

Lo que me asusta
Las gatas-damas de hocico helado

Lo que me gustaría tener
            La llave de cualquier casa

Qué perfumería eligiría
            El olor del barniz con que se untan los féretros

Qué color prefiero
            El de la rafia al de la rosa

Y tus ojos
            Debería semejarse a carbones humeantes

Vuestras ciudades
            Cuando estén hechas de odres

Lo que espero del sueño
            La mayor cantidad de azules posible

Del amor
            La mayor cantidad posible de calles encantadas

De la naturaleza
            El máximo de pájaros disecados

El asno tiene mas ternura que la mujer
            Cuando está atado a la cuna tras el diluvio

Cuándo ya no tendré aversión por las oficinas
            Cuando las dactilógrafas escriban en la selva

Cómo reconocemos un cementerio
            Por la tarjeta de visita

Por qué afino de diferente manera mi piano
            Es que no me gusta volver sobre mis pasos

Quién soy
            Pregúntenmelo cuando duermo
                                                                                                           
Vitezlav nezval (1933)

sábado, 30 de octubre de 2010

Tan solo una palabra

Yo bebía, crispado como un extravagante,
En sus ojos, firmamento morado que gesta un huracán,
El dolor que fascina y el deleite que mata.
Un relámpago… ¡y la noche otra vez!
                                                         Charles Baudelaire




Abro los ojos. Resucito otra vez a las inclemencias que me deparan las vicisitudes de un nuevo día.
Apago el despertador antes de que suene; sería demasiado molesto. La demanda de tiempo que me lleva prepararme para afrontar el día es mínima.
El sol ilumina los cristales de mi habitación. ¿Será demasiado tarde?
Es demasiado tarde.
Salgo apresurado de casa. La calle se encuentra desierta. Los árboles, el asfalto, los coches, todo toma ese color plomizo de la aurora. Me apoltrona su usura.
A lo lejos puedo, a gatas, divisar el número del colectivo que me llevara a la gran ciudad.
Lo paro y subo. La pequeña pantalla de la maquina de boletos me muestra el valor del dispendio que debo abonar por mi viaje.
Cuarenta y cinco minutos hasta mi parada. Demasiados rostros, historias, desánimos, melancolías, hastío. Nadie se mira,  pero a la vez me desarman con sus miradas. Todos mueren en una mueca de dolor. No puedo entender como puedo compartir con toda esta gente más tiempo que el que paso con las personas que amo.
Llego por fin a mi destino. La gran ciudad me ofrece un panorama totalmente diferente. Aquí la gente se cuenta por decenas. Las calles se trasforman en ese gran vehículo que lleva y trae hacia ninguna parte y en donde ya no tengo la esperanza de encontrar a nadie.
Veo las gigantescas letras de los avisos publicitarios que contaminan paredes quitándoles identidad.
Sin preverlo la aglomeración de personas me arrastra a la boca del subte. Dentro de las entrañas de la ciudad la situación se pone peor. Mi libertad se resume a la voluntad de los demás. El aliento, el roce, sus vestidos, todo tiene un sabor amargo.
Por un instante logro ver a una mujer. Un recreo para mis ojos. Entre sus manos tiene un chelo, el cual ejecuta con soltura. El instante en que paso a su lado es ínfimo pero me hace recordar lo mucho que me atraen las mujeres violonchelistas, será por ese compromiso sexual de disponer el instrumento entre sus piernas, supongo.
Otra vez en el exterior.
Entupido de mí que todavía intento recibir una bocanada de aire fresco.
Aun más gente. Cada transeúnte se suma a otro y el trancito de personas se convierte en un tenpestuso rió que me ahoga. La vorágine me fastidia, los colores me saturan, el humo y el esmog me embriagan. Me refugio en el anonimato y trato de enconar un cómplice.
De pronto, una mirada me encuentra….
Nunca pensé que una mirada ajena pudiera despertar tal sentimiento en mí.
Es una mujer.
Durante ese segundo de fascinación discierno entre dos actitudes a tomar: seguir mirándola, lo cual equivaldría a cristalizar una relación amorosa, o bajar la mirada, y en un segundo igual de efímero que el que nos hizo conocer, perderla para siempre.
Nos seguimos mirando, pero es ella la que en un instante me pierde de vista. Nunca más en nuestras vidas nos volveremos a ver…
Si solo me hubiese apresurado en llegar. Si hubiésemos intercambiado una palabra. Oír ese sonido que me saque de esta inmunda existencia, en donde todo existe para los ojos y nada para los oídos. Una palabra que haga brotar todo un bosque de otras palabras. Una palabra que corte con el progreso urbano de ensordecer nuestras almas. Tan solo una palabra.
     

martes, 19 de octubre de 2010

Algunos años atrás en Bahía. Fotos de Juan Franco


La fotografía corresponde a Dona Helena, es una señora de Salvador de Bahía, super genial, que le gritaba todo el día a su marido, pero de trato muy afectuoso con el fotógrafo.



Una chica con discapacidad, también habitante de Salvador de Bahía. Una persona mas que dulce según el testimonio de Juan.


Un agua y un estado fetal en la bahia, un agua vital que se proyecta desde el seno materno e implica y nos hace sumisos del pensamiento y del amor.




Finalmente una estatua del recoleta. Según Juan las estatuas, las imagenes hacen eterno los suenos de los entes finitos, ya muertos, pero el impacto del deseo de la vida eterna, presente en todos los transeuntes que visitan ese  lugar.



jueves, 14 de octubre de 2010

DOS VIEJOS

Con un marcado sentido de la gloria a cuestas, se calzó el único punto que le faltaba zurcir.
Está por llegar a la meta incorrecta mientras pedalea. Hay dos viejos detrás que quieren darle alcance. Los observa. Ya son tres los puntos que no se sacan ventaja alguna. Se extrañan, se entienden bien y se necesitan más.
Competir, a esta altura, es no auto flagelarse.
Cuando está por llegar al primer cerro, disimula euforia o contagio de circos. La disfraza con movimientos pendulares donde su cuello hace las veces de banderín perdido.
Cayó en la cuenta que lo mató la llanura de la chatura. Lo supo desde el día en que la besó sin miedos. Ahora busca despegarse de los viejos. La meta se aleja presurosa de recuerdos. Uno de los viejos le tira una trompada. Cae sin consecuencias y el ruido hace que se espanten quienes querían alcanzar a los viejos. El otro levanta del piso el rostro de su amigo.
Es en ese momento cuando se unen las puntas. Mira al cielo. Desde las más encumbradas alturas, un rayo destruye al otro viejo. Mientras tanto él sigue pedaleando. Jamás puso tanto en juego. Al fin de cuentas el punto de partida siempre puede ser el mismo…y otra vez solo y con dos viejos detrás…


Luis Duarte
Marzo 2007  

lunes, 11 de octubre de 2010

UN POEMA MINA LOY



No hay vida ni muerte,
sólo actividad,
y en lo absoluto
no hay mortandad.
No hay amor ni deseo,
sólo tendencia a
Quien quiera poseer
es una no entidad.
No hay primero ni último,
sólo igualdad,
y quien quiera dominar
es uno más en la totalidad.
No hay espacio ni tiempo,
sólo intensidad,
y las cosas dóciles
no tienen inmensidad.

viernes, 1 de octubre de 2010

BORROSO

Una espesa niebla le da la bienvenida a los mediocres,
que de tanto hablar de lo que pasa arriba,
se olvidan del piso que los sostiene.
Las alondras vuelan rasantes,
porque le temen a los relámpagos del alma.
¿Hasta dónde se puede creer que estas lágrimas,
que rompen en el acantilado,
surgen de las tinieblas de tu corazón?
O bien se trata del sudor frío,
que te genera el levantar la frente a la altura de la mirada.
Un grupo enorme de títeres,
con hilos manchados con sal negra.
Títeres con ojos pintados con témpera,
pero sin mirada ni temperamento.
La transacción de un dios,
incierto y engañoso, como todo dios,
no es ventajosa para ninguna parte.
Ni para los que pagan por estar,
ni para los que cobran por sostener.
La mentira y la vanidad tienen puesta en escena.
Un cementerio derrama en el césped,
recuerdos malignos de muertos nobles.
Hasta aquí llegaron los cortejos
de sonrisas que adivinan una inmoralidad.
Hasta la montaña trepan los corazones
de las personas reales que buscan escapar.
No quedan demasiadas salidas.
Más bien sobran las entradas,
donde un puñado se agolpa para no ingresar.
Pocos alcanzan a ver que ya están adentro.
No obstante un niño yace en la ruta,
y lo que más nos incomoda, sucede cerca y nos distrae.
Nos molesta.
Es mejor empezar el día por el final.
Dar vuelta las cosas,
y que el comienzo sea la lápida
que ilumina el fin de nuestros caminos.
                                     
                                    Walter Gómez
                                        04/06/06

viernes, 24 de septiembre de 2010

LA RUTINA DE LAS MOSCAS

¿Cómo han podido los hombres
llegar a creer en su existencia?
Mijail Bakunin


El mismo trabajo de todos los días, tomar el mismo colectivo, con las mismas caras y las mismas secuencias. No espero nada que me asombre. Tal vez alguna falla mecánica en el motor podría cambiar mi viaje, pero de alguna manera hasta eso también lo espero. Y para colmo, tengo esta manía de observar todas y cada una de las cosas que suceden a mí alrededor, tornando imposible mi fuga de esta cárcel intemporal.
¿De que hay que asombrarse? A esta altura ya he perdido la continuidad de los hechos, los días se multiplican unos a otros como una sucesión de actos involuntarios,  los cuales conozco casi de memoria y se como van a terminar. Estos viajes son como una novela que leo a diario. Decenas de horas, cientos de minutos, miles de segundos que ya no vuelven y de los cuales no he sacado ningún provecho.
La conciencia moral que me atosiga se funde en la cultura implantada en mi psique, la cual dictamina que la vida es así. …¿Así?… La vida es una angustia de paso, la verdadera vida debe estar después de esto.
Eso fue lo que pense cuando después de una fuerte frenada vi salir entre las ruedas del colectivo un pequeño animal, el cual luchaba descarnadamente por llegar a una pequeña porción de pasto en la vereda y dar así con sus últimos minutos.
El colectivo arrancó y yo seguí con mi viaje. ¿Podrá ser, que nos creamos tan superiores como para condenar la vida de esa manera, sin realizar siquiera un examen de conciencia por el papel de verdugos que nos toca interpretar? ¿Ese animal habría terminado su vida, o habría salido del calvario?
Al otro día mire por la ventanilla y vi su cuerpo inerte sobre el pasto, y pense que alguien se encargaría de recogerlo y enterrarlo, pero siempre espero actos humanos que ni siquiera yo soy capaz de realizar. Día tras día esperaba ver la desaparición del cadáver, pero esto no sucedía, logrando que esa imagen finita se convirtiera en lo que alteraba mis viajes.
Al principio su cuerpo no era diferente a cuando estaba vivo, recostado hacia un lado, con  las patas estiradas sobre el pasto como eternamente dormido. Esa es la imagen con la cual me hubiese querido quedar. Un cuerpo intacto, incorrompible frente al paso del tiempo, sin tener la necesidad de inventar conformidades como la existencia de un alma inmortal. Pero al día siguiente su cuerpo se había hinchado adoptando una forma terrible. Pasaban los días y el cadáver mutaba, mientras que a mí me desbordaba la impaciencia por llegar al sitio mortuorio y deleitarme con el morboso juego de la putrefacción. Las moscas se situaban por miles creando un ditirambo dionisiaco. Más tarde un ejército de gusanos carcomía la carne hasta sus entrañas, creando en efecto de movimiento constante. Imagino el olor dulce de la podredumbre, penetrante, indeleble…. Indescriptible….
Los viajes continuaban, y del cuerpo solo quedaba cuero sobre un montón de huesos. Desde el colectivo solo parecían unas cuantas maderas y trapos viejos. Pero eso alguna vez había tenido vida, había saltado, corrido, tal vez hasta hubiese amado, no lo sé, pero sentí lastima y admiración por el cadáver. La muerte de ese animal se me representaba como una escupida hacia la cara de nuestras vidas. El ya no estaba entre nosotros y de esa manera podía esconder el secreto que los seres vivientes tanto tratan de  descifrar, de buscar, de pronosticar. El animal tenía ya en su poder el destino común  de todos nosotros, ese que nos apura en el tiempo, que nos hace crecer, plantearnos metas, lograrlas, fracasar, caer, levantarnos y seguir. Había cumplido con el trámite final, mientras que nosotros todavía bailábamos con la burocracia de la vida. Millones de horas de esfuerzo para conformar a una sociedad que solo espera nuestra muerte. Infinidad de viajes en colectivos, peleas, disputas, evaluaciones, sufrimientos, angustias, temores, nostalgias. Solo debemos actuar conforme a la existencia de todos, conforme a la trivialidad y a la rutina.
Los días siguen pasando y el cadáver del animal ya no atrae mi atención hoy me entretengo mirando mi rostro en el espejo antes de iniciar mi día. Ya veo como se va hinchando, en pocas semanas estará casi a punto de estallar. Y luego vendrán las moscas y más tarde los gusanos, al igual que el cadáver de aquel animal, con la diferencia que él tenía la gracia de estar muerto y yo estoy sufriendo la putrefacción en vida, porque ese es mi destino. Nuestro destino. El destino tan impersonal como la fatalidad misma, la cual marca la fuerza irreversible de las cosas.

                                                  Nicolai Kudrasov

jueves, 23 de septiembre de 2010

EL MISIL

Me dijeron miles de veces y me advirtieron sobre el fin del mundo.
Siempre llega después de un hecho socialmente importante y con imperativos de desdichas y rosarios de analgésicos para los dolores de cabeza. En cada una de esas etapas, siempre me quedó el mismo sabor a limón en la boca y la solución la resolví cuando cada mañana vuelvo a tapar el tubo de dentífrico.
¿Será necesaria la advertencia constante y continua para no caer en la picadora de carne? Los puntos se suman como años en los troncos de los árboles y la amenaza continua por parte de aquellos que, sin que uno se lo pida, tienen el tupe de dispensarte un consejo. ¡Un consejo! El cual como modo de ejemplo, se configura como un ladrillo más en la pared.
¿Y qué se yo lo mal que me va a ir? Seguramente igual que a vos o peor… igual que a todos. Pero es que la amalgama molar de una diarrea optimista, no te deja llegar al postre sin levantarte de la mesa? La marea conservadora, la autocracia pusilánime y los free pass, se te escapan por los codos y seguís sin poder morderlos.
Entonces, no me amenaces más con tu rutina pequeño burgues y sacá al rey del fondo que se te viene la noche chabón.
Nunca gané demasiado y por perder lo tengo casi todo (exceptuando lo que no tengo) desconfío hasta del más cercano y me escondo detrás de los palos de luz para poder contar hasta 1000. Y la cosa sigue sin cambiar demasiado… el contrato es uno sólo y falta la firma del financista para poder gritarte a la cara ¡Doble cero, pierde todo! 

                     Nicolai Kudrasov

jueves, 16 de septiembre de 2010

NIÑA SILENCIO

Tu silueta se deja dibujar entre mesas y platos. Sos la carta que, en su geometría, deja ver el cálculo que nunca puedo resolver. La limpieza de tu mirada y tu sonrisa abundante, me hacen adivinar la bienvenida. No hay mostrador que separe la concordancia de esta epifanía. Celebro el acercamiento, y me asombra la forma en que la simpleza toma la altura de un pájaro en las montañas. Me sorprende ver lo diminuto de mis gestos ante tu mirada, y el silencio que acompaña cada buen gesto. Porque tus palabras son silencios, cuando crecen tu sonrisa, tu mirada y tu aura.
Esa enorme juventud le calza bien a los que sacan pecho con la experiencia. Los años no son chapa, aunque sean por demás respetables. Pero lo espontáneo, lo que no está producido y sale en su estado natural, no tiene nomenclaturas. Ojalá nunca lo lleves como una carga. Ojalá convivas siempre con tu corazón, y en esa conversación fluida, no dejes contaminar tu río con sangre.
No conozco tu nombre, pero sé llamarte. Conozco tu nombre, pero no te pronuncio. Soy consciente de la esclavitud que poseo con las almas interiores, capaces de iluminar el rincón más oscuro. En tiempos en que no veo claridad alrededor mío, aparecés con los ojos bien abiertos para encandilar. Nadie dirá nada más, lo que se escuche será apenas ruido.
Que prevalezca el silencio. Todos debemos respetar lo que crece, en el más absoluto silencio.

                                                         Walter Gomez
                                                             05/04/06

miércoles, 8 de septiembre de 2010

INVIERNO NOCTURNO

La mañana arranca cuando avizoro el final,
un aire helado de amaneceres nocturnos,
avisa hasta dónde pueden llegar a asolarte
tus ángeles de soledad.
En el camino se cruzan las vírgenes
entre quien sobresale la que menos miente.
Mañana llamará la atención por las cualidades menos formales.
Cuando rezás, le mentís a la razón.
Cuando rezás, tu corazón queda ciego.
Desde el altar recibo miradas mezcla de complicidad y miedo.
Sucede que desde hace tiempo,
la vereda presagia lo previsible.
El sol capta nuestros movimientos anochecidos,
y encandila nuestro interior.
En tanto, adentro,
fuera de la vista del sol,
el delegado del poder del encierro,
nos alimenta de a poco.
Somos rehenes del infierno de dios.
Nos asfixian y nos drogan,
nos sedan, nos estimulan.
Nos llevan, nos traen.
Nos arrastran, nos mienten.
Seguimos vendados,
y cuanto mas nos encapuchan,
mejor visión poseemos. Y eso les molesta.
“La justicia es ciega” grita un jefe del poder.
“Y quién te dijo que lo que buscamos
es justicia” les contesto,
“Justicia busca quien se para un escalón mas arriba,
y lo mío viene de mas abajo”- agregué.
En la vereda las vírgenes abren fuego
contra las nubes,
pero mi cielo está tan debajo de mis pies
que me siento enterrado por mi propia superficie.
Ellas van a seguir abriendo cielos,
mientras yo seguiré excavando.
Y en este entierro,
hay casillero con premios.
Nos vemos en la morgue donde la joda sigue,
pero sin jerarquías.
Allí, por mas que te acomodes en la mejor camilla,
los gusanos no hacen distinción.

                                                            Walter Gómez
                                                                09/05/07

sábado, 4 de septiembre de 2010

LA PALABRA

Oprime la oscuridad de este encierro,

Donde las voces se deforman todo el tiempo,
anunciando el final de la palabra.
Semejante símbolo es ultrajado por las marionetas
que consumen heces en carretilla,
expulsadas por un amplificador de imágenes invisibles,
pero de enorme perjuicio para las almas.
La palabra desaparece y en el mismo acto,
se disuelven nuestros sueños.
Hay una silueta por detrás de la multitud
que acecha con el pensamiento pero nadie lo ve.
Es un fragmento de silencio
en el que alguien avizora un intento de recuperación.
¿Quien es capaz de tomar con un solo puño
ese halo y transformarlo en una nube tan siquiera?
Esta oscuridad tiene la imagen de la muerte
exhalando el mal aliento del que los gusanos
se alimentan todas las mañanas.
Un loco abre la puerta en medio del mareo
 y grita a viva voz una poesía.
Desde ese momento
el otoño nos dejó respirar un poco del aire
del que viven las gaviotas.

Walter Gómez
o6/05/10

jueves, 2 de septiembre de 2010

martes, 31 de agosto de 2010

DOS

Son dos camas en llamas.

Son dos cuerpos en carne viva.
y así es como viven,
Como sienten,
Como se aman.
El uno y el otro hacen el amor
allá lejos por las alturas.
Desde aquí, por la superficie,
no se los vislumbra.
Pero cada tanto las llamas nos acarician.
No se aman, se poseen.
No cogen, se perforan entre sí.
No se acarician, mas bien se arañan.
No se besan, se lamen.
No se miran, se lloran.
Entonces ella es la esponja
que bajo el agua de la canilla, se friega y se friega.
Le quiere sacar todo a él.
Le quiere arrancar la piel.
Lo escupe para provocarlo.
Y entonces ella lo siente navegar por dentro.
Ahora él la toma del cuello y la asfixia.
Y ella respira igual.
Y sopla palabras que su muñeca dejó descansar
alguna mañana, en un amarillo papel.
Porque todo pasa lejos.
Nada parece real.
Todo está más bien inalcanzable.
Así nació, y entonces así se sostiene.
Y entonces surge el temor al vacío.
Es lógico.
Uno lo imagina, pero no sabe cómo será.
El temor al día después
qué puede ser dentro de unos meses,
o dentro de unos años.
Pero recostarse todos los días sobre las nubes,
es ese vértigo encantador que cuando es finito te sentís morir.
¿Y si algún día todo ese sueño que fue pesadilla, se acaba?
Entonces tendrán que juntar las esquirlas por el éter.
Ese día sentirás que tu cementerio
es un cuerpo que debe patear sus epitafios,
donde un desfile de dolor no cesará de un momento a otro.
Cambiar el estadío exige locura.
Acá abajo no vas a vivir algo así,
En consecuencia deberás esperar
que desde los aires te vengan a rescatar.

Walter Gómez
23/12/09

poemas para fotos fuserianas

Que a nadie le está dado mirar sin un antiguo asombro.

Alabado sea el infinito
Laberinto de los efectos y de las causas
que antes de mostrarme el espejo
En que no veré a nadie o veré a otro
Me concede esta pura contemplación
De un lenguaje del alba.

J. L. Borges



La inmensidad me empequeñece

De un ida y vuelta que se hacen realidad
la espuma se hace a mis pies,
Como cumplidos que se enredan en mi cabeza
De un ir y venir eterno que estremece
Una vida de errores y algún acierto
De ahí vengo sin saber mi destino.
Hoy te ví, y me diste tu palabra
No quiero conocerte, por miedo a olvidarte
 Y olvidarte se hace difícil, cuando quiero conocerte
Por que este corazón se hizo armadura
De envestidas a flor de piel
De cicatrices hechas llagas
que no volverá a creer en otra oportunidad
de insatisfecha ambigüedad surgida
y devenida en la trama de este corazón
que será presente en este pasado
y futuro que busca cauce por converger
las manos se unen juntando agua
esperando beberla para entender
lo poco o mucho que quiero de mi.

WALTER ANDZILEWKO


 
 
másquemilpalabras estremecen dando miedos
másquemilpalabras se entrelazan enmarañadas
másquemilpalabras me cautivan
másquemilpalabras acarician amaneciendo
másquemilpalabras dicen lo que siento
másquemilpalabras callan donde quieras
másquemilpalabras hablan por si solas
másquemilpalabras no siempre me identifican
másquemilpalabras endulzan tu ego
másquemilpalabras tengo para decirte
másquemilpalabras se hacen presa de mi
másquemilpalabras acompañan mi sombra
másquemilpalabras danzan enredador
másquemilpalabras me hacen perder el tiempo
másquemilpalabras rebotan incansables
másquemilpalabras remueven escombros
másquemilpalabras describen el alba
másquemilpalabras se confunden en el océano
másquemilpalabras no siempre son un cumplido
másquemilpalabras se reflejan en uno mismo
másquemilpalabras lentamente te matan
másquemilpalabras se ríen a carcajadas
másquemilpalabras lloran acongojadas
másquemilpalabras tiritan de frío
másquemilpalabras son las ganas de decir
en momentos de nuestra vida, que son,
más que mil palabras.

WALTER ANDZILEWKO