lunes, 29 de diciembre de 2014

EN BLANCO Por WALTER GÓMEZ




Una hoja en blanco que explota de palabras. Así está mi alma, ciega de tanto ver. Mi alma también está como aquella hoja. Vacía, pálida, amargada, derrumbada, flagelada, engañada. 

Uno cree que es difícil tener que encontrarse en lo mas profundo confundido por la multitud de ausencias que rodean el espacio que se transita y se comparte. 

Este desengaño humano al que estamos sometidos como sociedad no es casualidad, está claro. Pero simular buenos gestos con una cuchilla de frente, no es mas que hacerle frente al mar desnudo en pleno invierno. 

El sentido ausente y las implicancias son un trueno en el día laborioso y errante. Como dubitativo avanzo entre las heces que ya no forman ninguna palabra. No hay puntos suspensivos que valgan en la hondura de los gestos falaces e inútiles que dominan las baldosas del kiosco en común.

 Que pisemos el mismo charco no significa que nos salpique la misma mierda. Y ahí está la confusión de un par de juanetes que comparten una alpargata de tacos altos y que en medio de la nada caminan sin parar.


Decía que simular lleva a desencontrarse con uno mismo. Un encuentro festivo no es brindar sobre el estado vegetativo del compañero que uno tiene a su lado (tal como lo entendió el sindicalismo en los ´90). Igual no estoy hablando de corporaciones sino de personas (que a veces son corporaciones en si mismo de tan fragmentadas que aparecen).


También decía que avanzaba y en realidad no es así. Estoy estoico esperando regresar de mi. Volver de donde no estuve. Recuperar el camino que como tránsito solo sirvió para fotografiar el turismo de navidades perdidas. El espacio en que nos sostenemos como personas está compuesto desde hace muchos años en larva incandescente. 

Quema y encandila todo el tiempo como si el lugar fuera el equivocado. No existe árbol por el cual trepar hasta la alfombra negra y sobrepasar las frías baldosas donde descansan los restos matinales.
                                                                           Walter Gómez

Ilustración: Tim Burton

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