miércoles, 24 de noviembre de 2010

Comentario del libro "La tournee de Dios" de Jardiel Poncela por Noemí Porteiro




Durante un verano del año 1929 Enrique Jardiel Poncela escribió La Tournée de Dios, el relato atrapa por la vigencia de las descripciones que hace sobre la situaciones sociopolíticas de esos tiempos, la primera reflexión es lo poco que hemos evolucionado como sociedad después de pasado ochenta años.

La primera pregunta es quién este hombre que escribe sobre Dios en un tono cómico, un tema tan serio. Cómo se atreve a expresar por medio de cinco personajes tan particulares un jefe de redacción homosexual totalmente asumido, un escritor, un doctor fabulador, una cantante y el que en un principio es el protagonista principal,  Dios, representado como un viejo con barba recortada vestido ordinariamente. Digo aparentemente porque el verdadero protagonista de este libro somos todos nosotros con nuestro egoísmo,  absurdas y ridículas interpretaciones del deber ser.

Jardiel Poncela  aclara que no es un libro antirreligioso y que de ir en contra de alguien va contra la Humanidad, la humanidad es la verdadera protagonista, la que es descripta con todas sus contradicciones, con todas sus miserias. Y así sigue dando palos a diestra y siniestra para terminar con un final poco feliz que aun sabiendo que es producto del intelecto del autor nos deja de perplejos.

Cuando uno cierra el libro reflexiona: lo que pasa es que somos animales racionales,  como animales pensantes no podemos reconocer que hay cosas que no las vamos a saber nunca en nuestra vida, estamos atrapados entre el pasado y el futuro, y eso de no saber de donde venimos y adonde vamos después de la vida, nos produce angustia existencial,  algunos se refugian en la religión, lo que son como yo estamos jodidos, debe ser por eso que nos toco tanto este libro.

Llegando al final dice "Recapacitad, fatuos soberbios, gente engreída por una Inteligencia que yo os he dado". También "nadie conocerá nunca la opinión de Dios, se opone a ello la estupidez humana, la incapacidad torpe infinitamente torpe del hombre. Y su egoísmo. Y su vanidad delirante, que siempre le hará creerse mas de lo que es".

Abatida por tanta verdad revelada comienzo a leer el libro nuevamente desde el principio, es entonces cuando caigo en la cuenta que piensa el mundo como un ser orgánico, cuenta que escribió el libro porque  llevado de ciertas reacciones sentimentales se dispuso a vivir en contacto con la Naturaleza  (la pone en mayúsculas), dice que ideo y planeo el libro ante el espectáculo misterioso y eterno de la Naturaleza, entonces recuerdo que al final le dice  a Federico que sufra y llore, que cuando sienta como su acongojado corazón late contra el suelo comunicándole al planeta sus latidos y sirviéndote de el como una inmensa caja de resonancia te sentirás tan angustiosamente feliz..... y sigue ... habrás cumplido  tu misión de gota de agua.
Y pasa un día o dos y seguimos pensando en el libro y nos damos cuenta de que somos la especie más depredadora, la que más daño le hace al planeta.
Nos damos cuenta de nuestra propia estupidez cuando el personaje mas coherente es el loco del Doctor Flag el que cuando Dios con previo aviso se presenta en forma humana, contra toda majestuosidad preparada para el recibimiento, es el único que se le ocurre ofrecerle algo tan obvio como una limonada.

Hasta lo que consideramos  mas simple es una obra de arquitectura perfecta, una hoja  un árbol, un animal, un nacimiento, todo resulta  tan cotidiano que dejamos  asombrarnos y de celebrar su existencia.
Como escribió Jardiel Poncela “la humanidad, desatada e impúdica, perdida la confianza en sí, un concepto ya del deber, engreída, soberbia y fatua, llena de altiveces, dispuesta a no resignarse, frívola y frenética, olvidada de la serenidad y de la sencillez, ambiciosa y triste, reclamándole a la vida mucho mas de lo que la vida puede dar, desposeída de esa alegría por la alegría que es el único camino de la dicha, corre enloquecida hacia la definitiva bancarrota”.

A los que no leyeron el libro se lo recomiendo, reflexiona sobre muchísimos temas imposibles de resumir, sus opiniones son fuertes, en algunos caso estamos totalmente en desacuerdo porque no comprendemos como puede llegar a esas conclusiones pero después cuando terminamos el libro en el contexto en general entendemos el por que, son temas que ya sabemos pero que al verlos tan bien escritos nos calan hondo, por otra parte si no utilizara el humor como recurso narrativo seria un libro imposible de leer.

 A los que lo leyeron y se quedaron shoqueados  y angustiados con el final, para cambiar el estado de ánimo les recomiendo volver a leer el principio, el libro es como la vida misma,  cíclica, todo termina para volver a empezar.

Las mutaciones biológicas tardan millones de años en manifestarse, cuantos millones de años se necesitaran para que la humanidad llegue a la madurez de su plenitud, nosotros seguramente no lo vamos a ver, pero libros como este contribuyen a que eso algún día sea posible
Los que intelectualizamos todo entramos en una espiral y al final llegamos a la conclusión de que lo mejor es tomar mate bajo un árbol y contemplar la naturaleza, o quizás por que no   leyendo algún otro libro de Jardiel Poncela.

1 comentario:

  1. Un gusto gigante leer esta reseña, de un libro que no me animo a guardar en la biblioteca después de haberlo leído...

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