El Territorio del Poder
– Leonardo
Sbaraglia y Fernando Tarrés
“(…) Entonces oí hablar al Creador,
sin nombre, que es un simple hueco en el vacío,
hermoso como un ombligo.
«Hice un gran ruido y este ruido formó
el océano y las olas del océano»(…)
«Creé la lengua de la boca que los
hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender
a hablar... a ella, ella, la bella
nadadora, desviada para siempre de su rol
acuático y puramente acariciador».
Mi paracaídas empezó a caer
vertiginosamente. Tal es la fuerza de atracción de la
muerte y del sepulcro abierto. (…)”
Vicente Huidobro. Altazor
La
primera ceremonia dejó al cuerpo a merced. En derredor, nada. Al llanto le
dieron el pecho, la cuna, el calor…y un ruido, que pegó la mano a la textura,
inventó la luz en el sol, ubicó la comida en las fauces…pero quedó en
silencio frente a la mirada de aquellos.
Las comisuras del cuerpo se hacen
grises como las fachadas de los pueblos. Envejecen con la palabra. Una sola, desplegada hasta el fin, que es el reparo de esa lluvia eterna que percute como ruido con bemoles. Ejecutado entre hojas que murmuran
de los árboles, destilado entre miles, un ruido queda, se adueña…proyecta
sombras y algún claro. Tendido en eso que circunda el tono crece el ser.
Palabra completa al sol, su cuerpo, el “alma”…la sangre fría.
El
discurso se cocina como un ladrillo. Al costado, se reniega. Las manos lo han
sufrido. Un individuo se hace polvo y pasa solamente a un punto, como su aporte
microscópico al habla. Cada ladrillo permite hacer un muro. La palabra puede
ser una sierpe venenosa que corre por el pasto. Puede que sea una flecha que
atraviesa las vísceras del tiempo. Tal vez un cartel de festejo…o quizás el
recuerdo de alguien que desaparece.
Las
lenguas cortadas vertidas en el texto, el concilio, el experimento, la
institución, la religión, la economía…El Territorio del Poder, un
ditirambo. Los llamados de socorro, las traiciones, los poemarios, todos
encerrados en un laberinto de mágica música genialmente lograda. Los versos que
entona Leonardo Sbaraglia nos conducen por varios recodos de la palabra,
donde las órdenes marcan la piel, los poderes se ejercen, las compuertas se
abren…
Un
relato puede caer desde un avión. Las primeras personas se borran:
particulares, singulares…plurales. Un renglón se convierte en el traje a rayas.
La regla ya no acompaña un trazo. Todos bajo un mismo efecto mortificante del
discurso. Pero la memoria iluminada siempre guarda las voces que no han
callado.
Elenco:
Ficha
técnica:
Leonardo Sbaraglia, actuación.
Fernando Tarrés, composición, arte visual e intervención
del sonido en tiempo real.
Damián Bolotín, violín.
Jerónimo Carmona, contrabajo
Prensa: Lol Comunicación, Lola Barredo
Prensa: Lol Comunicación, Lola Barredo
Crítica: Guido Ignacio Facile
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