Foto: Manolo Pavón |
LLTV:
Los tres libros mas importantes que hayas leído o que mayormente te
constituyeron como persona
Otro libro que me viene a la cabeza de
manera inevitable, claro, es El diario de
Ana Frank. Era una niña cuando lo leí, tenía casi la misma edad que Ana por
lo que entendía muy bien algunas cosas que le pasaban y que eran propias de su
edad. Los chicos… La familia… Y a la vez había un abismo inmenso entre esa
chica y yo. Esa injusticia me oprimía el pecho. Es brutal ese libro, tan lleno
de ternura y desolación que te deja totalmente noqueado. Es una buena manera de
acercarte a las consecuencias de una persecución tan incomprensible. A lo
humano que va más allá de las estadísticas y los dimes y diretes de los libros
de historia.
Y un tercero… A ver… En esta línea de agarrar
un libro devorármelo sin contemplaciones me viene a la cabeza Ensayo sobre la Ceguera de Saramago.
Es muy loco porque leí este libro un verano maravilloso en el que me pasé unos
días tirada al sol, ¡cosa que estaba necesitando con urgencia! Yo soy Canaria,
isleña, pero por esas cosas de la vida estoy la mayor parte del tiempo muy
lejos del mar y lo padezco mucho. Entonces ese verano pasé unos días de paz y
tranquilidad maravillosos. En mucha soledad el mar, Saramago y yo. El contraste
entre esa ligereza del verano Canario, la brisa de los vientos alisios que
refrescan las islas, el sonido de las olas y la sordidez de Ensayo sobre la
ceguera fueron una droga. ¿Viste que la puntuación, o más bien la falta de ella,
que emplea Saramago es rarísima?. Es como una metáfora de la crudeza o del
peligro de una sociedad enferma, está despojado de cualquier adorno o ayuda.
Solo las palabras una detrás de la otra. Toda esa caída en picado de las
esperanzas y los valores, o su replanteo… No sé, es una lectura que está llena
de sombras y que te hace pensar irreversiblemente que no vamos bien. El
individualismo en el que estamos inmersos porque nos sentimos tan fuertes y
capaces es una ilusión. Ese libro me hacía pensar que está bueno encontrar
lugares de soledad, de recogimiento, de fuerza única y personal, porque sí,
vinimos solos y estamos solos y todo lo que quieras, pero sin el concepto de grupo,
de entidad colectiva, nos convertimos en salvajes. Saramago despoja a los
personajes del sentido de la vista, solo eso, y el desastre es insalvable. Tomé
esa lectura como una lección y la verdad es que siento que me hizo menos huraña.
Yo soy actriz y ¿viste que en el teatro se trabaja mucho en grupo? Pues esa convivencia…
¡marca la diferencia! Te juro, tanto respecto al resultado como al proceso de creación. Gracias a Saramago soy más
cuidadosa, o trato, ¡al menos por puro terror! (Risas).
LLTV:
¿En qué circunstancia tuviste la primera sensación de que tu destino era la actuación?
MM: ¡Yo es que actúo desde que
tengo uso de razón! Así es que no puedo hablarte de ese momento revelador que
muchos compañeros vivieron. Para mí no podía ser de otro modo, era más fuerte
que yo. El mundo de fantasía que te regala la actuación es como el mejor de los
bombones suizos: ¡muy difícil de rechazar! Lo que sí hubo fueron momentos
determinantes en cuanto a las decisiones que te obliga a tomar la profesión. Por
ejemplo y para empezar elegirla profundamente con todas sus consecuencias, para
seguir ¡pelearte con la familia por ello! (Risas) Y es que la incertidumbre,
que elegimos por defecto, pone los pelos de punta a los que nos quieren, no es
para menos. Por suerte hoy día mis padres comprenden y apoyan este camino y eso
es un fuerte impulso para mí. ¡Ha sido una gran conquista!
LLTV:
¿Último libro que leíste?
MM: Terminé hace poco un libro
que había comenzado y abandonado hace un tiempo. Eso es algo que me ocurre a
menudo… Comienzo uno, otro… y la elección se va decantando por sí sola. Al cabo
del tiempo los rescato y fue el caso de Conversaciones
Conmigo Mismo de Nelson Mandela. Es apasionante leer esas cartas, diarios y
todo tipo de pensamientos de un hombre tan inmenso. Ahora estoy con La Historia de las Panteras y de algunos de los Animales Conversos de Osvaldo Sabino y con un
libro de cuentos de Carver.
LLTV:
¿Qué libro te marcó algo para siempre y por qué?
MM: Mmm... voy a pecar, te diré
que El Principito. (Risas).
LLTV:
Tranquila, no sos la primera que responde El Principito…
MM: Será infantil, predecible o
tonto pero es un librito que adoro y que siempre me acompaña. Tengo una edición
regalada y dedicada por un amigo de hace muchos años, en ella Eusebio me pide
que no olvide el secreto del zorro. El libro y esa dedicatoria me recuerdan
quién soy y quién puedo ser. Una cada vez distinta consecuencia de mis
elecciones y de cómo decido mirar el mundo.
LLTV:¿
En qué circunstancias escribís?
MM: ¿Sabes que hace años que
escribo muy poco? Es una pena… Antes lo hacía muchísimo. Ahora lo que más puedo
llegar a escribir son diarios de personajes. Palabras, pensamientos, imágenes
de los personajes que interpreto como un intento de acercarme a sus mundos.
Hace poco estuve en la habitación de mi infancia y me reencontré con un diario
que escribí a los doce años. Me sorprendió encontrar que en ese entonces tratara
de escribir diálogos de teatro. Te imaginarás, apenas aparecía un conflicto
entre fuerzas pero eso ya me pareció un montón. Me hizo dar cuenta que
extraño la escritura y que quizás el siguiente puerto sea acercarme al estudio
para la dramaturgia de obras teatrales.
LLTV:
¿Tenés manías en el ejercicio de la lectura?
MM: La verdad que no. Puedo leer
en cualquier parte. Obviamente escogiendo lo mas adecuado a cada circunstancia.
Por ejemplo para el transporte público relatos cortos, sin duda. Los trayectos
y la furia caótica de ésta ciudad no dan para más. ¡Eso si llegas a tener
oportunidad de sacar el librito del bolso!
LLTV:
¿A qué personaje de qué libro invitarías a tomar un café con el objeto de
conocerlo más profundamente?
MM: A ver… ¡Uy no, pensé en
Dorian Gray! ¿Qué soy, masoquista? (Risas) Supongo que me vino a la cabeza porque su nombre está en
el título de la novela, pero vamos a algo menos inquietante… ¡Ya sé! Dirás que
soy una cursi y que no está bueno que te responda con un personaje extraído de
un bestseller. ¡Por dios, desperdiciar una oportunidad así para dármelas de
intelectual! (Risas). Pues si algo no soy es una intelectual, para ser honesta,
así que ¿sabes con quién me juntaría una tarde cerca de una buena cocina? Con
la protagonista de Cómo Agua para Chocolate
de Laura Esquivel. No me considero una romántica pero esa historia de amor
imposible que perdura y perdura y perdura en el tiempo a pesar de todos los
obstáculos y prohibiciones puede conmigo. ¿Cómo se puede amar así? Bueno,
quisiera saberlo, así que la haría hablar sobre ello mientras me enseña a
preparar algunos platos mexicanos. Cada vez que tengo que picar cebolla en
cantidades industriales, para no llorar corto una al medio y me la pongo en la
cabeza encima de un paño de cocina, y le doy las gracias a esa mujer por el
truco. ¡Con suerte podría aprender otros!
Foto de Fernando Giani |
LLTV:
¿Recordás qué libro te generó muchísima expectativa y te defraudó en la misma o
mayor proporción?
MM: Mira, más bien he podido defraudarme
a mi misma como lectora. Me pasa a menudo, con esto de leer en simultáneo, que
voy dejando algunos libros por los rincones. ¡Les cubre el polvo hasta que los
rescato del olvido! Pero es siempre una cuestión mía, de mi estar en mil cosas
a la vez. No de las lecturas. Si algo tiene cualquier libro es cosas para
dejarte.
LLTV:
¿Tiene escritores que puedan llamarse referentes?
MM: Pues eso va variando.
Depende mucho del momento. A ver… autores con los que me la haya agarrado mal…
En la preadolescencia, ponle, me devoraba todo lo que encontraba de Alberto
Vázquez Figueroa. Durante el secundario fueron Kafka o George Orwell. En la
época universitaria no paraba de leer a Cortázar, mucho también a García Cabrera.
¡Ah! ¡Y me obsesioné con Conan Doyle! (Risas) ¡Se me había olvidado eso!
También descubrí tardíamente a Tolkien, que ahora está todo el business de las
películas de Peter Jackson pero te digo, El
Señor de los Anillos, El Hobbit, el Silmarillión son para mí una clase
magistral de fantasía y buen gusto. Más tarde fueron Murakami, Maupassant… y
siempre, absolutamente siempre, Chéjov. Sus cuentos son pequeñas joyitas. Ni
qué decir Shakespeare. ¿Y Lorca? ¡Romancero gitano en la mesita de luz por
siempre jamás!
LLTV:
¿Qué cosa es lo que más te sorprende de la humanidad?
MM: Es muy abierta esa pregunta
¿no? Como que me puedo ir hacia cualquier lado. Mira, están pasando unas cosas
a nuestro alrededor… que son escalofriantes. La persecución y agresión a la
comunidad gay, por ejemplo, es algo que no pensaba encontrar así de rabioso en
estos tiempos y en cambio ocurre con una constancia y salvajismo de auténtico
terror. Lo que ocurrió hace poco en España con las autoridades disparando balas
de goma, cartuchos de fogueo y botes de humo a inmigrantes que nadaban tratando
de alcanzar una playa de Ceuta y que terminó con quince muertos me da pánico y
muchísima vergüenza. ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué lo sorpresivo es que los
límites de la falta de humanidad cada vez se corren más? ¡En lugar de que la
sorpresa sea por descubrirnos desafiándonos personal y colectivamente cada día!
La obra que estamos haciendo los domingos en Timbre 4 “Perro (un cuento rural)”
intenta retratar la brutalidad humana en unos personajes chiquitos y dentro de
un cuento más chiquito aún. En él queremos hablar de que ésta pérdida de
sensibilidad por el otro, en pos del propio bienestar o en defensa de principios
sacados de no se qué lugar, está en todas partes. Y el mensaje esperanzador
sería que desde los lugares menos pensados, por parecer pequeños o poco
importantes, podemos ir dando pasos hacia un mundo menos hostil y con suerte empezaremos
a creer de corazón que la felicidad del otro es el combustible necesario para
alcanzar la propia.
LLTV: ¿Qué nos podés
contar sobre la obra “Perro, Un Cuento Rural” (*) obra que se
presenta todos los Domingos, 18.30, en Timbre 4, Boedo 640, CABA Y cuáles son las expectativas en cuanto a la recepción del público en
una segunda temporada como la que están presentando?
MM: Pues te
digo que todos y cada uno de los que hacemos Perro, desde el director, el equipo artístico, el técnico, el de
producción hasta el colega que graba los videos, estamos viviendo un idilio
amoroso con la obra y con todos los otros compañeros que es una cosa que no se
puede aguantar!! (Risas) Me río, pero te digo que es uno de los secretos, a mi
entender, que hace que el público que se acerca al teatro salga tocado de la
función. Todos defendemos la obra con el cuchillo entre los dientes y con un
cariño… ¡que quita el sentido! Hay mucho corazón ahí, amamos contar ese cuento
de manera que la historia está por encima de todo y de todos. Me siento
tremendamente afortunada por formar parte de este grupo, y lo digo en cuanto a
lo humano y a lo creativo, y por tener la suerte de encarnar a Leyla, que es un
bombón de personaje. La obra que escribió Hernán Grinstein ¡no tiene
desperdicio! -como diríamos en España-. Es una piedra preciosa hecha cuento... hecha
teatro y juego. Es muy bonita, está llena de humor, de amor, de poesía, de
patetismo, de ternura y de carne… de tantas cosas… Queremos que durante esta
temporada en Timbre 4 vengan muchos a verla para que después nos cuenten qué
les pasó, que el Domingo da mucho para tomarse un vino después de la función y
compartir, ¿o no?.
LLTV:
¿Estás trabajando en algún proyecto para este año aparte de la obra Perro, Un
Cuento Rural?
MM: Ahora mismo estamos haciendo
la cuarta temporada de “Granos de Uva en
el Paladar”, de Susana Hornos y Zaida Rico. La obra reivindica con mucha
poesía las vidas, esfuerzos y luchas de quienes padecieron la dictadura
franquista en España. Es un lindo homenaje y nuestra forma de estar también en la
lucha. Vamos los jueves a las 21 horas en el Teatro El Extranjero (Valentín
Gómez 3378) tan solo durante los meses de Febrero y Marzo. Es muy probable que
la última oportunidad de ver la obra en Buenos Aires sea el 27 de Marzo, aviso.
Y es que ya se representó mucho en esta ciudad, muchas personas se acercaron a
diferentes teatros y se quedaron a charlarnos después sobre sus propias
historias de pérdidas y resistencia. Ahora queremos que se vengan aquellos que
todavía no la vieron y los que tienen ganas de hacerlo de vuelta, para
despedirnos con alegría y con la esperanza y el deseo puestos en poder por fin
mostrarla en España.
Otro proyecto es “Vos me decís que
esto no es morir” de Diego Faturos, que estrena el 21 de Marzo también en
Timbre 4. Estaremos los Viernes a las 23.15 en la sala de Boedo. La obra es un
delirio genial inspirado en los derroteros que siguió el cadáver de Eva Perón
durante los años en que estuvo desaparecido. Los actores trabajamos a partir de
ese disparador y surgió todo un imaginario que Diego, como dramaturgo y
director, elaboró construyendo un universo muy loco y divertido que, además, te
deja pensando.
Te hago el resumen: Jueves solo
durante Febrero y Marzo “Granos de Uva en el Paladar”, Viernes “Vos me decís
que esto no es morir” y Domingos hasta Julio “Perro (un cuento rural)”. ¡Elige
el orden pero vente a todas, eh! (Risas)
Tinerfeña de
origen, Maday Méndez comenzó a trabajar como actriz de manera professional a
sus 19 años. Tras varios años de trayectoria teatral en la ciudad de Salamanca
y después de iniciarse en el campo audiovisual con directores como Rodrigo
Cortés o Carlos Therón, se traslada a Madrid, dónde profundiza su formación de
la mano del maestro de actores Juan Carlos Corazza - estrenando bajo su
dirección Imágenes de Comedia y Tragedia-. Entrena con muchos otros como
Augusto Fernandes, Manuel Morón o Catalina Lladó y trabaja en el campo
audiovisual y en el teatral bajo la batuta de diversos directores -se destacan
Calígula de Camus, dirigida por Jorge Serra, Pequeña Pieza Psicopática de
Federico Roca, dirigida por Hernán Grinstein o La chica de ayer, Antena 3 TV-.
Ya radicada en Buenos Aires la hemos visto en obras
como Gabinete B.A. /por otro lado vos, dirigida por Macarena Trigo, A puerta
cerrada, dirigida por Serge Nicolaï -obra con la que realizó temporada en
el Théâtre du Soleil (París)- o Llueve
en Barcelona, dirigida por Yoska Lázaro. Comienza a interesarse por la
dirección teatral y el couch actoral, participó como asistente de dirección y
actriz reemplazante en el montaje de Timbre 4 No abras los ojos, dirigido por
Lorena Barutta, y entrena de manera regular con su maestro Claudio Tolcachir.
Actualmente forma parte del elenco de Perro (un
cuento rural), de Hernán Grinstein, Granos de uva en el paladar, de Susana
Hornos y Zaida Rico y Vos me decís que esto no es morir, de Diego Faturos.
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