Ph: Giusto |
LLTV: Los tres libros mas importantes que hayas leído o
que mayormente te constituyeron como persona.
YG: Cuando tenía ocho años el padrino de
mi papá, quien era escritor, me regalo Cuentos Fantásticos Argentinos de la
editorial Emecé. Ese fue el primer libro que me regalaron y sigue estando en mi
biblioteca como una joyita. Era su libro preferido y me lo dio porque yo estaba
con la loca fantasía de convertirme en escritora de grande, cosa que nunca
sucedió, pero este libro también lo guardo como parte de esa fantasía
lejana. Incluso, creo que es el libro
más viejo que tengo en mi casa y contiene cuentos maravillosos de Lugones,
Quiroga, Bioy Casares, Borges, Ocampo, etc. Además, es el primer libro que leí
sobre literatura fantástica y de vez en cuando, vuelvo a re leerlo como una
especie de biblia. Otro que me gusta mucho, que leí por primera vez estando en
el colegio, gracias a un gran profesor que teníamos en literatura fue La Ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa. Es una
de mis novelas preferidas. Sigo teniendo muchas imágenes del libro, algunas partes
que se me grabaron en la cabeza y que me emocionaron. Me identifique de alguna
manera con los personajes. Hasta me enoje un poco después de la muerte del
esclavo, no lo quería terminar, pero bueno, tuve que hacerlo y no me
arrepentí. El otro es El teatro y su doble de Antonin Artaud,
estoy enamorada de él y de casi todo lo que escribió con respecto al teatro.
LLTV: ¿Último libro que leíste?
YG: Últimamente estuve alternando entre tres libros, Antología del Decadentismo de la caja
negra, el cual tiene varios cuentos, El
código Da Vinci de Dan Brown, y Una casa
encanta y otros cuentos de Virginia Woolf. Esta vez, no pude concentrar la
lectura en uno solo.
LLTV: ¿Qué libro te marcó algo para siempre y por qué?
YG: Las obras de Shakespeare en general.
La primera que leí fue Hamlet en la
adolescencia, en un curso de teatro, y quede fascinada con todos los
personajes. Me acuerdo que estábamos sentados en círculo y la leímos entre
todos los compañeros. Nos la íbamos pasando como posta (la posta Hamlet) hasta
terminarla. Se puede decir, que así aprendí a leer teatro.
LLTV: ¿En qué circunstancias escribís?
YG: No escribo muy seguido. De vez en
cuando me agarra el ataque de ponerme a escribir. Me pasa, sobre todo, cuando
no me puedo dormir, a la madrugada, digamos. Y no sé muy bien que escribo, pero
algo escribo. A veces, me pongo
catártica y otras me hago la dramaturga, empiezo alguna suerte de material, que
casi nunca termino. Lo hago un poco como para mí y ya.
Ph: Gizard |
LLTV: ¿A qué
personaje de qué libro invitarías a tomar un café, y por qué?
YG:
Me gustaría
invitar con un té a Nina de La
Gaviota y a Macabéa de La hora de la estrella, para poder abrazarlas y consolarlas.
Decirles que me hubiese gustado que sus finales fuesen más felices.
LLTV: ¿A qué
personaje de qué libro invitarías a comer en tu casa dispuesta a divertirte y
pasar un buen momento, y por qué?
YG: Creo que me haría un festín
con las criadas de Genet. Me resultan muy graciosas, unas actrices natas. Me
emborracharía con ellas jugando a ser la madame y de paso, pondría a prueba mi
francés limitado.
LLTV: ¿Recordás qué libro te generó
muchísima expectativa y te defraudó en la misma o mayor proporción?
YG: No recuerdo ninguno en particular. Si un libro no me
atrapa, en general dejo de leerlo y hasta me olvido que lo tengo.
LLTV: ¿Tenes escritores que puedan llamarse referentes
para vos?
YG: Me gustan muchos autores, que voy alternando dependiendo
de mi estado de ánimo, pero los más recurrentes son Borges, Ocampo, Lispector,
Duras, Córtazar y Virginia Woolf. De teatro, obviamente Shakespeare, Chejov,
Strindberg, Gambaro, Discepolo, Lagarce, Copi.
LLTV: ¿Qué cosa es lo que más te sorprende de la
humanidad?
YG: Me sorprende, que a pesar de todo,
sigamos existiendo.
Ph: Gizard |
LLTV: Estas
trabajando junto a Walter Quiroz haciendo Camaradería -todos los sábados a las
21 Hs en El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034 CABA)-. ¿Cómo te
sentís haciendo esta versión libre?
YG: Sí, estoy con Walter, Juan Pablo
Sierra y Tamara Garzón Zanca actuando Camaradería,
obra donde nos dirige Analía Fedra García. Es un lindo equipo con el que
trabajamos mucho sobre el material de Strindberg, adaptado por la misma Analía.
Fue un desafío poner en escena esta versión libre de Los Camaradas, porque la original tampoco fue estrenada en Buenos Aires, es decir, que no teníamos una
referencia actual del material, pero creo que es una obra muy vigente y la
versión de Analía la potencio aún más. Creo que es un hallazgo haber reducido
la obra a cuatro personajes y que la acción se concentre en la pareja
protagonista (Axel y Bertha), quienes a su vez se sostienen y son manipulados
por los amigos de esta pareja (Abel y Gagá). La obra es muy compleja e intensa.
No solo expone la lucha de poder entre el hombre y la mujer, sino que también,
evidencia ciertos aspectos miserables de la condición humana que rigen todo
tipo de relación. Ninguno de estos personajes es inmune a la violencia y a la
competencia despiadada. Lo terrible y a la vez lo atractivo de la obra, es que
no se salva nadie. Creo que eso es lo que tiene de poderoso Strindberg como
autor, un tanto misántropo, y que se
presenta como un desafío a la hora de actuar, que es estar disponible para el
ataque, un poco salvaje, pasar de una situación a otra sin changüí y de un
estado a otro sin escalas. Te obliga ineludiblemente a estar presente durante
toda la obra, porque si no corre rápidamente el riesgo de vaciarse, de que no
pase nada, cuando lo que se dice y sucede es tremendo .Además, la puesta de Ana
es buchona, en el buen sentido, porque al estar casi totalmente despejada de
escenografía hace que la actuación y las situaciones estén en primer plano.
Nos demanda mucha energía y entrega como
actores, y eso me encanta. De paso, aprovecho para ponerme esos majestuosos
vestuarios de época que realizó Paula Molina.
LLTV: También
trabajaste en La Utilidad
de un Revistero. Dado que se pone tanta intriga desde el trailer de la película
para concurrir a verla en el cine, un buen gancho que parece idea de Adriano
Salgado. ¿Podés contarnos un poco sobre que transita la película?
YG: La Utilidad
de un Revistero
es el primer largometraje en el que actúe y fue toda una experiencia, no sólo
por ser el primero si no porque también
tiene un formato muy diferente a la mayoría de las películas. Es una
película filmada casi sin cortes, que dura dos horas. Es decir, que la filmamos
de corrido y transcurre en un sólo plano. Somos solamente dos actrices, María
Ucedo y yo. El tráiler no es una excusa para ver la película si no que la película es eso de alguna forma, el
tráiler, único que nos incluye a María y a mí. En ese mismo escenario se
encuentran Ana (María) y Miranda (yo) por una entrevista informal de trabajo, ya
que Miranda se quiere postular como asistente de escenografía de Ana. Durante
esas dos horas reales de encuentro, estos personajes conversan, se investigan y
hasta comparten intimidades sin saber
cómo han llegado hasta ese nivel de confianza. De todas formas, creo que lo más
atractivo e interesante de la película no puedo mencionarlo, porque es el modo
en el que está contada.Los detalles
visuales, sonoros y el guión impecable tan minuciosamente escrito por Adriano,
que logra que todo esté conectado con su
propósito, hace que, en mi opinión, la película no necesite más cortes. Todo
está sostenido por la situación que las acontece donde se revela ciertas inquietudes
de estos personajes diametralmente distintos, en el mismo plano que de a poco
se va modificando y en el dialogo constante que sugiere entre el cine y el
teatro.
LLTV: Trabajaste como
asistente de dirección nada menos que en La Casa de Bernarda Alba y hasta fuiste reemplazante
de Norma Pons. Siendo tan joven, ya jugaste en las grandes ligas, además con
muchos otros protagónicos ¿Qué cosas te dejaron, haber transitado semejante
experiencia?,
YG: No fui asistente de dirección
de la versión de Muscari de La Casa de Bernarda Alba, solo entre como
actriz de reemplazo en el 2013 porque Norma Pons se iba de gira y necesitaban a
alguien que pudiese suplantarla en los ensayos. Un productor de Faroni me vio
en la obra Quiero decir te amo y me
llamo para ese trabajo, que iba a durar en teoría dos semanas. En ese momento,
yo solo leía sus líneas y me paraba en las posiciones que Muscari me pedía para
que él pueda realizar la puesta en escena con las demás actrices, y cuando
Norma volviese, poder indicarle sus movimientos. Luego, después de conocerme en
los ensayos me convocó como actriz de reemplazo de todos los personajes de Bernarda,
salvo la abuela y Bernarda. Eran tantas actrices que necesitaba que alguien
pudiese salir al toro por si ocurría alguna eventualidad y yo acepte encantada.
Para mí fue una experiencia única y un gran entrenamiento como actriz, ya que
salía a actuar sin ensayo previo y tenía que sortear cualquier error para que
la obra saliese a flote. Nunca sentí tanta adrenalina. A pesar de esa enorme
responsabilidad, fue maravilloso porque me tocaron compañeras muy generosas,
que estuvieron ayudándome constantemente y
tuve la oportunidad de darme el gusto de actuar en teatros inmensos.
Además, trabajar en un formato comercial
difiere completamente al independiente. Lo viví con mucha alegría y claramente su
resultado fue en parte producto de mi formación y mis experiencias previas. Fue
un gran aprendizaje y creo que cualquier actor , en mi lugar, lo apreciaría.
LLTV: ¿Proyectos en
los que estas trabajando para el próximo año que se puedan contar?
YG: Realmente no sé, si te contesto, te
miento. Supongo que haremos una temporada más de Camaradería y retomaré con
unos amigos un Working progress que presentamos este año en el festival El
Porvenir, pero nada es seguro. Espero
seguir actuando, eso sí.
Agradecemos a la Prensa Silvina Pizarro
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