Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Función
de prensa de El Mundo en mis Zapatos, martes 29 de agosto al mediodía. Comedia
dramática inspirada en la vida de su protagonista.
Lo
primero que hay que decir es que Brenda Fabregat da una clase de actuación. No
es fácil llevar adelante el ritmo, la atención y la sensibilidad a lo largo de
un unipersonal, y más aún cuando se habla, se exterioriza, se antepone la
propia experiencia. En El Mundo en mis Zapatos la protagonista logra sostener
todo lo emocional, consigue que como espectador nos podamos ver reflejados,
sino en todas, por lo menos en algunas de sus escenas, en alguna de las partes
de su vida, en alguno de sus pares de
zapatos que de alguna manera identifican determinados momentos de su vida.
Brenda
aparece tomando un sorbo de malbec, casi al inicio de la obra y nos cuenta que
pasará la noche sola porque su marido la dejó y él le pidió pasarla con sus dos
pequeños hijos en común. Desde allí, como una cinta de un audiovisual que uno
intenta volver atrás, Brenda nos cuenta cómo llegó a esa situación. Nos
describe sueños y frustraciones, nos contrapone su contagioso humor y la sonrisa
en segundos, se transforma en lágrimas y dolor. Se nota mucho que ella lo
siente así, y en el medio lograr subirnos a esa montaña rusa emocional. Ese
viaje, que seguro, está abigarrado en su alma. Uno, como espectador hace empatía,
le toma la mano en silencio y logra emocionarse al tiempo que Brenda nos
muestra ese camino que hizo al andar.
El
Mundo en mis Zapatos hace reflexionar muy seriamente a la mujer en su rol de
mujer cautiva cuando se transforma en madre, mujer robot, como lo llama la
protagonista. Qué pasa con la mujer cuando deja de ser la amante para
transformarse en mamá. Brenda descubre por ahí que ya él no la miraba como
mujer. Muy carnalmente ella nos angustia a todos cuando recuerda la imagen de
sus hijos al momento de la separación. Brenda además le corre el telón al rol de hombre que como
cazador sale tras el levante de cualquier manera. Por eso la obra logra que en
cada instante alguien se pueda estar observando a sí mismo.
Brenda Fabregat
recorre su historia personal y habla de su familia, de sus sueños desde muy
chiquita. En su análisis la protagonista abre debate, la platea en silencio, y
a veces con murmullos participa con mucha atención. Las disquisiciones de la
actriz, mueven a la reflexión. Muchos elementos puestos en juego que salen
airosos a la hora del resultado. No en vano detrás de todo esto se divisa el
talento en la dirección de Eloísa Tarruella.
Como
bien lo describe Brenda Fabregat en la entrevista a nuestra página La Letra Tal
Vez: “Hay una sensación predominante y es la
de: puedo salir, puedo ser feliz; no importa cuántas veces estuve (o estaré) en
el fondo. La sensación es de plenitud (esa mezcla tan bonita entre felicidad y
armonía a la vez). Aunque cuando buceo en aquellos dramas es inevitable que
aparezca la tristeza. Pero es un dolor trabajado, que me empuja hacia
adelante”.
Dramaturgia: Brenda Fabregat y Eloísa Tarruella // Intérprete: Brenda Fabregat // Dirección: Eloísa Tarruella // Funciones: Sábados 22.30 hs. // En la sala Pan y Arte, Boedo 880
Prensa: Silvina Pizarro
Prensa: Silvina Pizarro
Crítica:
Walter Gómez
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