“Cuando miras largo tiempo un abismo
también éste mira dentro de
ti…”
Más allá del bien y del mal
(F. Nietzche)
Una discusión
en un restaurante.
Quién no ha visto un altercado en un lugar
público. Pero… ¿Si ésta discusión pone en juego lo que subyace? ¿Si pone en
evidencia las fuerzas del phatos? Aquello por lo cual se disputa más allá de
las formas. O más bien: dando sentido a las mismas. Allí: en esas palabras y no
otras. Allí: en esos gestos precisos. Ahí, es donde un fino observador (un
inspector del alma humana, un pesquisa del espíritu de una sociedad) verá los
síntomas de aquello que bulle en lo interior…
Rewind: un restaurante en un pueblito de
provincia está repleto de comensales, no hay mesas disponibles. Un hombre de
impronta irascible increpa a otro, que ocupa una mesa pero aún no consume. El
hombre irascible es un extraño y el ocupante de la mesa es el doctor Morán, es
el abogado del pueblo, una de las “fuerzas vivas”. El tiempo es finales de
1975.
El episodio termina en escándalo, el extraño es
expulsado y, con la llegada de la señora Morán, la cena continúa tal como deben
las cosas continuar.
Salen los Morán a la fresca noche y cuando suben
al auto son apedreados por el extraño, Morán lo persigue furioso y pelean. El
extraño saca un arma, apunta al doctor y a la señora, y en un arrebato se
dispara a sí mismo en el rostro.
El abogado sube al hombre herido a su auto, deja
a su mujer en su casa diciéndole que irá a otro pueblo para que lo atiendan,
que en su pequeño pueblo nada podrán hacer por el hombre. Raudamente sale a la
ruta. Maneja.
Hasta el desierto. Allí arroja el cuerpo del
extraño, que herido, aún tiene vida.
Y todo seguirá igual para el doctor Morán, el
respetado abogado del pueblo, esposo y padre de familia, respetuoso del orden y
las tradiciones, fuerza viva del lugar…
Luego, lo que sigue después, tendrá los
componentes de un policial, algo de misterio y mucho de los climas del cine de
los hermanos Coen.
Benjamín Naishtat construye un relato denso y
ominoso. Las circunstancias previas al golpe militar de 1976 y el conocimiento
del espectador del sangriento período que se avecina, resulta un marco
referencial de inquietante dramaticidad. El extraño arrojado al desierto es pariente
de una familia amiga de los Morán, quienes contratan a un famoso y mediático
detective, para ayudarlos a encontrar a su pariente desaparecido. Este astuto detective, mezcla de visionario
carismático, ambiguo, filoso, tan inmoral como efectivo, más fiel a su
sagacidad que a quien lo contrata, este personaje resulta uno de los motores
del relato.
En tanto, un espectáculo que se prepara como
muestra de fin de curso, en el colegio de la hija de los Morán: una suerte de
coreografía que muestra a unos salvajes aborígenes rodeando a un grupo de gente
de raza blanca, una mujer es raptada, nos remite al constante tema de la
cautiva y al inconcluso tópico argentino, aquel de civilización y barbarie.
Esta segunda línea del relato contrapuntea sutilmente con la narrativa
principal.
“Rojo” tiene muy buenas actuaciones, las de
Darío Grandinetti y Andrea Frigerio (como los Morán), la de Diego Cremonesi
(como el extraño suicida), la de Alfredo Castro (como el detective: deudor de
Tiresias y de Hércules Poirot).
El tratamiento fotográfico del brasileño Pedro
Sotero, utiliza el zoom para puntualizar el sentido dramático de las escenas y
la dominante de los rojos y ocres crea un ensamble de peligro que parece
provenir de fuerzas muy superiores a la de los personajes. Como en una tragedia
griega se sabe lo que pasará, pero todo y todos se dirigen directo al abismo.
Benjamín Naishtat diseña un film potente y bien
construido. Como un preciso mecanismo de relojería, como una bomba: estética y
culturalmente autoreferencial. Tan encantadora como una profecía.
Tan hipnótico como un eclipse.
ELENCO:
Darío Grandinetti, Andrea Frigerio, Alfredo Castro, Diego Cremonesi, Caudio
Martínez
GUIÓN: Benjamín Naishtat
FOTOGRAFÍA: Pedro Sotero
EDICIÓN: Andrés Quaranta
MÚSICA:
Vincent Van Warmerdam
DIRECCIÓN: Benjamín Naishtat
ORIGEN: Argentina (2018)
Crítica: Gustavo
Oviedo
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