A los murciélagos no les importa Batman
No hace muchos días, insomne, merodeaba por los canales de la televisión y me faltaron pocos segundos para entrar en paroxismo. Canales pasaban (90 porciento no castellanos) sin hacer ni un segundo de foco en mi atención. Cual un cruzado hambriento, decidí desde mi humilde cueva, hacer justicia, sin florete, ni antifaz, ni sargento García. Basta de historias emotivas de perros que juegan al básquet o de carrocerías digitales que salvan el destino de la tierra.
Lamentablemente, en la era de la inmediatez y el consumo, los tiempos apremian, y la gente no puede detenerse una o dos horas para ver un filme, lo que me condujo a confeccionar una corta pero significativa lista de obras maestras.
Les convido a aquellos de paladar de acetato, algunos cortos y sus respectivos enlaces.
Así nomás, sin creer que salimos de la caverna, les recomiendo tomar asiento y mirar las bellísimas sombras en la pared.
“El trapero” (1973) de Narciso Ibáñez Serrador, con Narciso Ibáñez Menta y Walter Vidarte.
“Film” (1965) de Samuel Beckett, con Búster Keaton
“Soviet toys” (1924) de Dziga Vertov (animación muy rara)
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