Cuando creías haberme atrapado entre sueños,
mi cuerpo
comenzó a vibrar frágil,
desnudándose de tus brazos,
revoloteando hasta sacudir
la cama.
Te asustaste,
y en tu asombro revolviste las sábanas
buscándome,
hasta quedar rendido,
solo y dormido.
La luz se filtró delgada por la persiana
tiñendo de
púrpura las paredes de la habitación,
donde dormías acurrucado en el medio de
la cama
como un carozo de fruta.
La claridad del cuarto ya era de un rosa opaco
y empecé a
enroscarme suave
como una lila por tus pies,
apretándote en las nalgas,
ondulándome turquesa por tu espalda
y te sentí
respirar
Por la nuca me até fucsia,
gruesas lenguas ajustaban tu
cuello
y silbabas.
Mientras trepaba
por tus orejas rojo fuego reías.
Ya estabas despierto - ¡Buen día! - dije desde tus
labios
y abrí las alas despegándome de
tu cuerpo.
Te diste vuelta y boca arriba me buscabas.
Tus ojos
corrían por el techo sin pestañear.
Un aura brillante y majestuosa invadió la habitación altar de rituales
Entonces aparecí /
sagrada / y enfrentados me observabas .
Sin comulgar admirabas mi cuerpo en oración.
Hipnotizado
bailaste bajo mis ojos violetas
la danza de los cuatro brazos.
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