Mis pensamientos
líquidos
ahogan el relajo
visceral de la sangre
a garganta cerrada
por fluidos metálicos
de castidad que se sorben piadosos
el clásico veneno.
Contra la piedra
encadenada a su firme
resistencia
recuerdo el escrúpulo manchado
por un desprecio que
tapa los ojos
invirtiendo nuestros
roles
a la hora de la
siesta
y haciendo que la
risa desesperada
rompa la palabra en
lugar del silencio.
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