Sala
oscura, solo se puede ver iluminados mediante una luz cenital a tres jóvenes.
Están vestidos de blanco, esto sucede por Abril de 1982. El país aún hoy,
treinta dos años después, tiene una herida que no puede curar. Me tomo un
instante para darme vuelta y ver la cara de los espectadores, en algunos ojos
se puede percibir esa herida y en otros el deseo de que ese suceso jamás haya
existido.
La
obra maneja un nivel muy interesante de tensión mediante el ruido de bombas,
disparos y gritos. Se pudo ver mediante estos tres grandes actores el dolor de
tres combatientes de Malvinas de tan solo dieciocho años que sacrificaron su
juventud, su presente y en algunos casos hasta su vida por un pedazo de tierra
al que llaman "patria". Hubiésemos preferido que nuestros jóvenes
estén con nosotros, que el país no sufra esa herida y que Gran Bretaña se quede
con nuestras tierras, hubiésemos preferido no matar tanto ni que nos maten, y
que Gran Bretaña se quede con nuestras tierras. Pero los argentinos somos
cobardes, y en vez de defender a miles de vidas, fuimos a luchar por dos islas.
Mandaron
el telegrama y Antonio no tuvo más remedio que asistir a la guerra sin saber
que las imágenes y los recuerdos que allí vivía, lo acompañarían el resto de su
vida, pero él lo hizo, en nombre de su "patria" sacrificando así la relación
con su familia, sus amigos y su novia. Él
lo hacía de corazón porque de verdad quería hacer algo por su patria pero no
sabía que detrás de todo eso se
encerraba una "crisis
sacrificial" de la que ellos mismos eran víctimas. Los tres amigos se
encuentran en el campo de batalla y de a ratos para que la vida no resulte tan
insoportable recuerdan sus anécdotas, su familia pero lo que más evocan con
fervor es que en sus casas abrir una botella de
Coca Cola era el sinónimo de la familia unida o la celebración de
un hecho más que importante. El solo hecho de recordar, era un atajo que a
estos muchachos les quedaba para poder soportar la cruda realidad.
Cabe destacar la impronta del director de
resolver el campo de batalla en escena mediante montículos de tierra. El
espectador desde que ingresa a la sala se coloca en otro lugar.
La
música y el vestuario nos remite a esa época todo el tiempo. El excelente
manejo de los actores en el espacio la
intensa corporalidad que manejaban incluso vivían lo que actuaban. Una obra que
nos habla con mucha prudencia al corazón, de lo que sufrieron nuestros jóvenes
en honor a la Patria.
Ficha técnico
artística
Crítica: María Cecilia Durán
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