sábado, 15 de junio de 2013

AMOR ENTRE LAS MÁQUINAS - Por ALEJANDRA MENASSA de LUCIA



 
Despliego mis encantos en sórdidas metrópolis,

sólo para encelarte, porque sé que no es en habitaciones 

de finos nigromantes donde se teje mi solemne destino.

 

Preludio mis amores al ritmo de sonoros engranajes,

de fulmíneas turbinas, de lámparas ustorias,

te amo bajo las huestes de sórdidos ejército de máquinas agónicas;

Te amo bajo la luz mortecina de la fábrica, con sus ardientes 

ruidos de bestia herida y sus exhalaciones pestilentes.

 

Te inquiero con preguntas que hacen saltar  tornillos de íntimos mecanismos

¿Me querrás cuando el sonido de metálicas filas se detenga en lo oscuro,

 girasol apagándose,  para esperar fantasmas trasnochados de obreros?

¿Me querrás aunque ceda la infatigable rueda como cansado músculo?

 

Mis maquinales hábitos, industriales instintos,

te llaman desde el profundo vientre de esta mole alumínica y grotesca,

te sueño entre cintas sin fin y atávicos, dorados fuselajes.

 

Añoro el pisar firme de tus obreros íntimos,

tus alarmas de incendios sonando en plena vida,

las horas de comida pautando caóticos encuentros,

 

Te amo aunque me duela, con aceitados ritmos, con frenético ímpetu,

respirando el carbono de tus vapores últimos,

el fantástico semen de tus potros elípticos,

porque aunque ya no son de vapor tus resortes,

igual tienes el alma de cincuenta alazanes, su coraje y su brío.

 

Te amo entre las máquinas, paseando por el río de martillos y ruedas,

con aromas de fábrica, y plúmbeos estertores, con alma de poleas,

firmes imprecaciones de insistentes palancas.

El coito siderúrgico de tibias aleaciones termina con jadeos metalúrgicos,

un tornillo que cae, una pieza que cede,

aceites que gotean y el alma que se escapa por ignotas fisuras.

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