jueves, 21 de julio de 2016

CRÍTICA TEATRAL DE LA OBRA TEATRAL JUGAR CON FUEGO




JUGAR CON FUEGO
Una pieza adaptada de Strindberg.



Al entrar en la bella casona “Querida Elena” ubicada en la calle Pi y Margall, nos reciben con un apacible espacio reciclado, con destellos antiguos, y nos adentran a los espectadores en un submundo de años lejanos. Una hoguera en un patio con plantas y luces tenues, y ramas de árboles en caída formando una cortina viva, ya nos predisponen a una especie de antesala, de lo que va a venir. Una adaptación diferente y moderna de Strindberg.
Digo esto, porque aplaudo la valentía y la creatividad del director de animarse a “controversiar” la ideología de Strindberg de manera irónica. Ya que, todos los que conocen su obra, sabrán que fue perseguido por movimientos feministas. Y, esta pieza, está representada por parejas homosexuales.
Cuatro actrices, esperándonos ya en escena, nos muestran un comienzo poco convencional en el teatro, y eso hace que uno se sienta relajado en ámbitos distintos a los que nos tienen acostumbrados a ver.
La obra comienza con unos acordes y así empieza la acción.
Una historia homosexual de infidelidades no consumadas pero latentes en el seno de la pareja, hacen la diferencia de la primitiva obra del autor original.
Eso le da un “plus” extra a la adaptación, ya que hoy en día hay textos antiguos que no agradan verlos interpretados en el presente porque pierden la sutileza, la gracia y los dialectos de la época.
Cabe resaltar los silencios que hacen ruido (valga la redundancia), ya que no estamos acostumbrados a la lentitud en la que se desarrollan los textos y acciones que, por otra parte, nos incomodan por la falta de experiencia en la butaca. De todas maneras son destacables cuando, como en este caso,  hay demasiada verborragia dramatúrgica.
Actoralmente le daría un pulido amigable y unos retoques sin ofender. Desde mi crítica constructiva.

Ficha técnico artística








Crítica: Paola Zeus y Nazarena Bonamico.

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