jueves, 14 de julio de 2016

CRÍTICA TEATRAL A LA OBRA "LE CORVINÉ"




Le Corviné

Casi en mil novecientos cuarenta, un polaco delirante que pasaría veinte años de su vida vagando por Buenos Aires y sus alrededores, escribió una obra de teatro llamada Yvonne, Princesa de Borgoña. No fue hasta hace muy pocos años que Witold Gombrowicz (el polaco en cuestión) fue reivindicado y estudiado en nuestro país como se lo merece. Su estilo burlón, irreverente, caprichoso y provocador hizo que la crítica no le reconociera su lugar en la historia de la literatura.  O quizás su mirada sobre el mundo, su opinión sobre Borges, su homosexualidad.

Hoy es otra historia, muchos de sus libros pueden conseguirse fácilmente y hasta se organiza en esta ciudad un Congreso en su nombre (www.congresogombrowicz.com). Este resurgir gombrowiano tiene también como devenir a Le Corviné, una obra que los Sábados a las 22:00 se da en Espacio Aguirre (Aguirre 1270) con la Dirección de Braian Alonso. Un elenco muy joven da vida a este texto, con algunas decisiones de puesta que revisan y reescriben este texto en una clave que este humilde observador no pudo terminar de interpretar cabalmente. Pero aun así, muestran un despliegue muy intenso de actuaciones (cercanas a un tratamiento más clownesco que naturalista) que inyectan constantemente intensidad y colores en la obra. Lo primero a destacar, yo creo, es el trabajo que este grupo de actores y actrices entregan a lo largo de la pieza.

La puesta pareciera estructurarse alrededor de lo falso, hace acordar al imaginario de Tim Burton en esa sensibilidad roja y negra que tanto lo caracteriza en, por ejemplo,  Alicia en el País de las Maravillas. El vestuario, los maquillajes, las actuaciones, la música, todo subraya el artificio que el texto implica: ya que la obra cuenta la historia de un joven príncipe (bellamente interpretado por Julián Cardoso) al que las formas asignadas a su Majestad lo aburren. Se pregunta al principio de la pieza cuál es la ley que le obliga a esposar mujeres bellas y seductoras, y sólo para provocar a sus padres elige a la más fea (Yvonne, la muda) y se casa con ella. Esto genera un escándalo en la decadente corte y produce un simbronazo con resultados inesperados para el Rey Ignacio y la Reina Margarita y también para el Chambelán (sirviente y confesor del príncipe) que interpreta con mucha gracia Germán Rodriguez Estraviz. Por momentos, expresionista, la puesta redunda en el carácter artificial del comportamiento de la corte con una gran serie de recursos y efectos, algunos más afortunados que otros. Durante la obra le entran a uno ganas de que a esos personajes tan artificiales pudiera sucederles algo que los desestabilice, como bien sucede en el texto y la puesta de Alonso pareciera haber dejado de lado.


Pero es sólo una opinión, que no es la única, ya que la sala de Aguirre el día del estreno estuvo colmada de gente que aplaudió de pie y agradeció el viaje delirante que la compañía Pablito no Clavó Nada ofreció para su deleite. Le Corviné es una oportunidad para descubrir el trabajo de Gombrowicz, al que todavía hoy muchas personas desconocen.

Ficha Técnica:

Interpretes: Natalia Lisotto, Malen Sposito, Florentina Messina, Rosario Ibarra, Juan Pablo Ruiz, Romina Trigo, Julián Cardoso, Germán Rodríguez Estraviz
Dirección: Braian Alonso
Autor: Juan Pablo Ruiz
Vestuario: Virginia Vega, Tamarindo Vestuario, Josefina Tarquini

Crítica: Mariano Rapetti

Crítica: Mariano Rapetti.
Escenografía: Adriana Baldani



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