En el tiempo efímero de esta noche, escuchas
latir la frase de la espera,
como un reloj que deja de marcar las horas,
llevas a tu desorden alimentar los
pensamientos.
Quizás más de la cuenta y esa ansiedad te
devora la piel.
¿Como ejerces presión, absurda y veraz?,
un quiebre de realidad donde el miedo no te
deja pensar correctamente. ¿Donde aceptas el sentir?,
él no deja de engañarte,
no fluyes,
no te entregas al mar.
Vienen, se acercan lentamente las caricias
impuras
para la estreches del mundo incapaz de
entender donde la diferencia existe.
Un remolino donde esos labios se encuentran,
y aun en la quietud de una oscuridad te
extrémese decirlo.
El te quita el aliento una y otra vez,
se ven las sombras del humo que inventa
en formas al beso e invita a leerte en el
cuerpo.
Un recorrido infinito, casi descontrolado
donde vuela la esencia de esa inmensa
imaginación,
anestesiada la atención,
se lleva las palabras,
y en el silencio se engreda el placer.
Las curvas envidian como sobre sus yemas
se borran las castas miserias
que enferman cada día las culpas
y el adiós a su inocencia.
En el tiempo efímero de esta noche, escuchas
latir la frase,
una y otra vez se cegó en el vacío de este
espejo
que en su reflejo espera decirte.
Casi olvidas en ese instante despedirte,
sabiendo que pronto volverás a verlo.
Nefasto domino,
aun esperas ver caer en el último suspiro
sus pupilas cuando le hagas el amor.
Imagen: DriFting. Olivier Valsecchi
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