martes, 23 de septiembre de 2014

MEMORIAS DE UNA EMBARAZADA Por BÁRBARA BERALDI





Al fin logré conciliar el sueño después de lidiar con la molestia de tener varias tripas estrujadas por la pequeña pierna de Santiago. 

3 am: Me orino encima. Fuertes punzadas en la vejiga me indican que es hora de ir corriendo al inodoro. Pese a mi apuro, (aclaro que Simona, mi gata, desde que quedé embarazada duerme pegada a mi panza) tengo que tratar de salir de levantarme sin que la señorita felina se moleste, tampoco le importa mucho. Aunque la quiera correr, rueda sin hacer ningún tipo de esfuerzo. Bueno, el objetivo es ir al baño: como recompensa, al menos espero un chorro de unos largos segundos, es como que de cierta forma me deja más tranquila, pero eso jamás pasó... escucho un chorrito de menos de 2 segundos, y seguramente en el trayecto de vuelta a la cama alguno de mis dos dedos chiquitos del pie sufre una quebradura con una punta de mueble.

4.30 am: Dios mío que calor tengo, Simona la puta que te parió podés salir de arriba de mi pierna?!?! 

5.15 am: ¡Qué mugre tiene la lámpara de arriba de mi cama! ahora que la veo de cerca tengo que pasarle un trapo. Quedo colgada del techo después de haberme despertado un dolor insoportable en la pantorrilla derecha a causa de un calambre repentino. Totalmente dormida, trato de recordar las mierdas de clase de yoga que en estos momento claves no sirven para un culo, respiro profundo... no, no pasa nada. (Se escucha la voz de Daniel queriendo ser buena gente y preguntando "qué te pasa, qué pasó???" pero para cuando le contesto ya volvió a dormirse...)

El dolor es imposible. No puede ser que mi pantorrilla me esté haciendo esto después de todos los momentos que compartimos! Cuando estuvo durita y contenida en patín, y luego cuando sufrió la discriminación de los demás y le decían maceta, etc. yo estuve con ella... Alguien que me ayudeeee! 

Ah! Ya se!!! Levantar el dedo gordo, si de algo me sirvió que mi madre tenga el dedo del pie obeso y trastornado fue para estos consejos de vida. 

Gracias mamá, de no ser porque ya tengo que levantarme para ir a laburar me hubieses salvado la noche.
 

Bueno, esa fue mi noche. Tengo que aprovechar escribir cuando tengo ganas. Te quiero. Cómo estás? 

 

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