“ ... Hoy anduvo la muerte buscando entre mis
libros
alguna cosa. Hoy por la
tarde anduvo entre papeles,
averiguando cómo he sido,
cómo ha sido mi vida,
cuánto tiempo perdí, cómo
escribía cuando había
verduleros que venían de
las quintas, cuando tenía
dos novias, un lindo jopo,
dos pares de zapatos.
Cuando no había televisión.
Ese mundo a los piés,
violento, imbécil,
abrumador, esa novela canallesca
escrita
por un loco…”
( GUITARRA NEGRA - A.
Zitarrosa)
Roberto Arlt (1900/1942), hijo de un prusiano y
de una austrohúngara, pobre, habitante del barrio porteño de Flores, trabajó
como pintor, soldador, mecánico, ayudante en una biblioteca, fabricante de
ladrillos, etc. Fue inventor, novelista, dramaturgo y periodista. A los 26 años
publicó “El juguete rabioso”, su primera novela. El título original quedó en el
camino: La vida puerca.
El adolescente Silvio Astier trabaja como
ayudante en una librería, es el chico multiuso: mandadero, limpia las letrinas,
ordena los estantes, etc. Con unos amigos (de lo ajeno) entra a robar a la
noche. ¿Qué roba? Libros. ¿Y qué portan estos truhanes en una de sus bolsas?
Bombas. Libros y bombas. Dos cosas que estallan.
Silvio Astier vive con su madre y su hermana, la
muerte de su padre los dejó en la pobreza. Silvio no consigue trabajo y es
rechazado, entre otros motivos, porque a él también le repugna el estado de las
cosas.
En la librería lo explotan, ingresa a la escuela
militar de aviación y sus ideas no son aceptadas allí. Todo el mundo que lo
rodea le es hostil y degradado. No debemos olvidar que estamos en los años
veinte y ya se aproxima la “década infame”. Su novia lo abandona y todo parece
sumirlo en el desencanto. A Silvio Astier solo le queda la rabia y una mirada
cínica de la experiencia humana.
El relato avanza a un Silvio ya mayor, que hace
corretaje de papel, oficio que le desagrada pero le permite subsistir.
Encuentra un viejo amigo de la adolescencia, de sus tiempos de ladronzuelo y
anarquista, hoy convertido este amigo en un agente de investigaciones. Silvio
reflexiona en las dos caras de una misma moneda.
Entre la cofradía de sus amigos está El Rengo,
cuidador de carros en la feria de Flores, que le cuenta su plan para salir de
la malaria: robar un dinero importante en la casa del ingeniero Vitri. Allí
trabaja una mulata, amante del Rengo. Silvio acepta la empresa y luego en
soledad reflexiona en traicionar al Rengo, asunto que concreta hablando con el
ingeniero. Rengo y mulata son arrestados y Silvio, en una conversación con el
ingeniero Vitri, acepta esta traición
como un sacrificio iniciático para apostar a una nueva vida, en el sur…
Silvio Astier es de la estirpe de los
Raskolnikov del mundo; de los Hamlet; de Martín, aquel de “Sobre héroes y
tumbas” (Sábato); del Travis Bickle de “Taxi Driver” (Scorsese); del Hermann de
“Desesperación” (R. W. Fassbinder). Linaje esperpéntico, submundo de sordidez,
fauna infame que Roberto Arlt desplegará en su novelística y su dramaturgia.
“Los lanzallamas” y Los siete locos” son libros
filosos, crueles como un cross a la mandíbula.
La adaptación de Alfredo Martín es lúdica y
traslada correctamente la densidad del original. La puesta en escena es
funcional y permite el despliegue dramático del elenco. Las actuaciones son homogéneas
y de interesante elaboración, destacándose Mariano Falcón (como Astier) y
Marcelo Bucossi (como Don Gaetano). Escenografía y vestuario son tan elocuentes
como sugestivos. Un buen espectáculo ofrece Andamio 90.
ADAPTACIÓN: Alfredo Martín
ELENCO: Mariano Falcón, Marcelo Bucossi, Daniel
Goglino, Marcelo Rodríguez, Gustavo Reverdito, Luciana Procaccini, Julián
Belleggia, Francisco Ramírez, Rosana López, Angel Blanco, Laura Canteros,
Marcos Díaz, Luciana Bava, Martín Portilla D´arcangello, Camila Truyol
VESTUARIO: Jessica Menendez
ESCENOGRAFÍA
E ILUMINACIÓN: Fernando
Díaz, Marcelo Jaureguiberry
MÚSICA EN
VIVO: Quique Sosa
PUESTA EN
ESCENA Y DIRECCIÓN: Alfredo Martín
Prensa: Silvina Pizarro
Teatro ANDAMIO 90
SÁBADOS 22.30 HS
Paraná 660
CABA
Crítica:
Gustavo Oviedo
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