Al
mirarte mis ojos acusan amor, más acusan cuando te evoco y de eso se trata esta
obra de teatro de aquellos que hemos callado, de esas palabras muertas que no
salieron de nuestros labios. mirarte y recordarte, eso es amor. Todos tenemos
secretos en el fondo del mar, la verdad de nuestras vidas al otro lo puede
llevar a la pena de muerte. Callar no es mentir, es dejar que el otro imagine
que uno es feliz, la verdad no mata pero duele. La vida es
una gran mentira y todos llevamos una careta para no mostrar al mundo nuestras falencias,
nuestros pecados y esos amores que nos despeinan en cada amanecer. Y lo que
sugerimos es la partera de la historia, todos somos esos corderos silenciosos,
simplemente por piedad al otro, por aquel que lloramos por no serle fieles, la
única fidelidad que nos brindamos es con nosotros, al otro nos toca aceptarnos
con nuestras elecciones.
Todo comienza con dos jóvenes mirando “Los puentes de Madison”, una gran
película de alienación de la felicidad. Meryl y Clint se aman, se desean, y
como dice alguna vieja canción los amores cobardes no hacen historia. Y la
historia la escribimos nosotros, esas personas que nos animamos a buscarlos e
interpelemos en nuestra sexualidad. Podemos ser heterosexuales u homosexuales,
es una elección ante el placer, al goce. A eso este director no lo juzga, deja
que los personajes sean personas plenas, sexualmente. Lo que le molesta es
silencio, como Meryl no se anima vociferar ese amor por el fotógrafo. No es una
obra acerca del placer o el displacer sexual, sino sobre el temor de nos ser
aceptados. El personaje tiene miedo de enfrentar a su madre, ella también tiene
dos diarios íntimos que cuenta su propia percepción del mundo. Lo que no te
pienso contar que es lo que piensa de su hijo homosexual, ella lo intuye.
Hay un silencio que nos interroga
y nos permite esbozar esa palabra felicidad. Como contrapartida de ese joven homosexual, esta una joven libertaria y a ella
le toca contar su primera masturbación, escena muy erótica. Aquí se maneja una
hipótesis muy jugada, se iguala a la mujer al varón en la satisfacción sexual. El Director se la juega en esta puesta de escena que es sincera. Y cuando
alguien viene con relato sincero es bienvenido.
Pablo
Giuliano director y dramaturgo, sabe jugar con el tiempo ficcional y te muestra
un momento de la vida que no es bello. Para mostrar esos ojos que lloran tiene
actores como Julian Bellaggia, Laura Correa, Julia Funari, Carlos Larranaga,
quienes cumplen con altura esos silencios que nos acosan. Me quiero detener en
el papel de la madre que conmueve, y uno desde la butaca desea una madre
comprensiva como ella.
Una excelente obra para reflexionar.
Crítica: José Marina
Ficha técnico artística
Ficha técnico artística
- Dramaturgia:
- Paolo Giuliano
- Actúan:
- Julian Belleggia, Laura Correa, Julia Funari, Carlos Larrañaga
- Vestuario:
- Cecilia Cotognini
- Escenografía:
- Cecilia Cotognini
- Diseño de luces:
- Alejandro Wenner
- Musicalización:
- Leandro Marquesano, marilina mozzoni, Wilmer Rojas Sanchez
- Fotografía:
- Eliana Laghi
- Diseño gráfico:
- Virginia Cordara
- Asistencia de dirección:
- Virginia Cordara
- Producción:
- Paolo Giuliano
- Dirección:
- Paolo Giuliano
VIERNES 19:45 HS PARAJE ARTESON (Palestina 919)
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