LLTV:
¿Podrías mencionar los tres libros más importantes que hayas leído, o que
mayormente te hayan constituido como persona?
Es
imposible nombrar tres libros nada más. Prefiero - si hablamos del número
“tres” - pensar en tríadas de autores que, más que haberme “constituido”, me
han felizmente deformado. Empiezo por la tríada maldita, presente y poderosa
desde mi más tierna adolescencia: Baudelaire, Rimbaud, Lautréamont (pero, como
los tres mosqueteros, son cuatro: sumo al divino Marqués de Sade). Sigo por una
díada de poetisas: Pizarnik y Orozco. Tríada de filósofos: Nietzsche, Foucault
y Diógenes el cínico. No serán autores, pero tengo que nombrar a continuación a
dos dioses: Hermes (quien me patrocina en mis incursiones esotéricas) y
Dionisos (el number one, por obvios motivos). En el terreno de la narrativa,
doble tríada: Saer, Borges, Arlt; Kafka, Joyce y Proust. Me gustan y me
constituyeron-deformaron también algunos textos sobre música: “La poética
musical”, de Stravisnksy; “Cómo escuchar la música”, de Aarond Copland, por
citar dos no más. En el terreno de los textos teatrales, otra tríada: “La
filosofía del teatro” (de Dubatti, un texto infinitamente superior a la poética
de Aristóteles); “El teatro y su doble”, de Artaud (bueno, de Artaud las obras
completas también me deformaron); “Sacate la careta”, de Ure, donde se dio la
increíble situación de que un tipo de teatro le pasó el trapo a todos los
ensayistas de este país. Tríada científica: Hawking en su vertiente de los
universos múltiples y este universo como uno más; Cantor y su proliferación de
números infinitos; Kepler y su “Mysterium cosmographicum”
o su maravilloso “Harmonices mundis”, donde basa sus hipótesis de la
música celeste en relación a la velocidad de los planetas (sólo aplicada con
total conciencia por el flaco Spinetta). En el terreno de la psicología, por
decir una corriente poco interesante, también me atravesó sobre todo un tratado
de pintura: “De lo espiritual en el arte”, de Kandinsky, donde la cosa del alma
es saltar al vértice superior del triángulo de la creación; y, sin dudas, los
textos del divino Dalí. Bueno, y cierro con otros textos ordenados aleatoriamente:
“Rizoma”, de Deleuze; “Cinismos”, de Onfray; “El único y su propiedad”, de
Stirner; “Siete manifiestos dadaístas”, de Tzara; “Manifiestos del
surrealismo”, de André Breton.
LLTV:
¿Último libro que leíste?
Ahora
mismo estoy leyendo algunos libros para entender la teoría de las cuerdas. Y
también un texto, que tiene cosas piolas, sobre cómo los perros y gatos tienen
sueños cuánticos.
LLTV: ¿En
qué circunstancias escribís, cuales son los momentos?
En
cualquier circunstancia. Pero veo que se repite un patrón: o estoy totalmente
sobrio, o totalmente embriagado. En el medio, quizá lea o haga esa otra cosa
aburrida que es vivir, pero no escribir.
LLTV:
¿Qué libro te marcó algo para siempre y por qué?
De todos
los que mencioné antes, quizá los que más me marcaron, por su intensidad, son
los libros de los poetas malditos. Y, sin dudas, Nietzsche. Quien lee bien bien
a Nietzsche no vuelve nunca más de ahí. Te libera para siempre. Ahora, si no te
lo tomás tan en serio, es un autor que hasta se llega a reír de vos y de tu
vida (entonces te defendés, decís que es facho, bla bla). Por eso, siempre supe
que debía tomármelo muy en serio y a veces no podía: mi vida y mi cuerpo eran
demasiado pobres para sus exigencias. Entonces, en un momento hice algo muy bueno:
por algunos años no lo leí, derribé mi vida tal cual era antes de su lectura y
volví a leerlo para reírme y conquistar las cimas que él me propuso.
LLTV:
¿Tenés manías en el ejercicio de la lectura?
Sí. Tengo que tener siete u ocho libros alrededor y saltar de
libro en libro, sin detenerme mucho en uno solo, salvo que sea un libro que
realmente me arrase y no pueda pensar en otra cosa. Cuando eso pasa es hermoso:
incluso pongo todo en pausa y entro en modo de vigilia perpetua, sin dormir ni
comer ni nada de esas costumbres humanas. Cuando un libro te toma en serio, te
lleva a una zona infrahumana o suprahumana o animal; te descubre tu verdadera
piel salvaje, y no importa más nada. Eso, como con los amores más intensos,
pasa poco. Pero cuando pasa...
LLTV: ¿A qué personaje de qué libro invitarías a tomar un café
para conversar profundamente , y por qué?
Se me ocurren algunos, pero ninguno para tomar café (prefiero el
mate). Invitaría mejor a un poeta: al Rimbaud adolescente y nos iríamos de
gira, a puro escabiao y faso (como mínimo) para destrozar esta Buenos Aires y
amanecer, como él quería, totalmente ebrios en la playa de otra ciudad.
LLTV: ¿A qué personaje de qué libro invitarías a comer en tu casa
dispuesto a divertirte y pasar un buen momento, y por qué?
A Juliette, de la novela célebre de Sade. Ella no tendría drama en
hacer un trío y pasarla muy bien, con algún otro femenino personaje del
Marqués, si es posible ya iniciado en las mieles del libertinaje, para que no
haya problemas legales ni históricos. Entre coito y coito, tendríamos
deliciosas conversaciones sobre filosofía y ciencia.
LLTV: ¿Recordás qué libro te generó muchísima expectativa y te
defraudó en la misma o mayor proporción?
“Lobo Estepario”, de Hesse. Libro que se presenta como un libro
“rebelde”, fruto de no sé qué conciencia misántropa, de abrazo del mal y demás
cosas (a la larga, el libro cuenta las peripecias de un personaje que no es más
que un Hello
Kitty sintiendo culpa por tener un resto de testosterona en algún lugar no
identificable de su organismo angustiado). Al lado de la intensidad de un cuarto de página de “Los cantos de
Maldoror”, este lobo es el abuelo de Heidi.
LLTV: ¿Qué cosa es lo que más le sorprende de la humanidad?
Que sea, al menos hasta ahora, la única especie que estudia el
universo; que no pueda ser reducida a vegetar por el planeta como una gallina o
un insecto miserable, aunque en el fondo lo sea: insecto miserable, pero
insecto pensante. El número cósmico, el número posible final de partículas que constituyen
la materia (uno a la ochenta) es menor a las conexiones cerebrales de las que
somos capaces los humanos (excepción hecha para los votantes reincidentes de
Macri). Sin embargo, lo más sorprendente de la humanidad es que va a ser
superada por una edad futura, mucho más signficativa ontológicamente: la edad
de las arañas.
LLTV : Contanos sobre El Club de los Sofistas
Es una experiencia poética y artística fulminante. Maravillosa.
Llena de belleza. Con un rigor extremo, pero con una velocidad y un swing
ejemplares. Es un prisma desde donde se refleja una forma de ver y vivir la
existencia. Un programa de radio que ha nacido póstumo y tiene, según me
informó Hermes, un lugar asegurado en el futuro.
El Club de los Sofistas todos los jueves de 18 a 20 hs. www.laideafijaradio.com.ar
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