¿Todos tenemos algo que
esconder?...¿Esa "famosa" APA - TÍA, es habitual, es frecuente
en nosotros los seres humanos?...ese desinterés, esa falta de emoción ante la
sociedad, tal vez una depresión muy extrema...¿Quién lo sabe?...una pregunta
retórica quizás...hablar de un crimen es lo de menos, sino que es el detonante
de un "un todo"..."Ahora que reviso todo con el ojo de la mente,
no encuentro una puerta (...), nosotros caminamos toda la vida por hormigueros,
siempre hay encierros, nunca hay puertas"...
Atilio, no puede con él, su
mirada desesperante, aturdido, su cuerpo tembloroso, sus ojos fríos y destruidos,
su pensamiento oscuro y perceptivo está luchando constantemente con su cuerpo y
sobre todo con su alma. Demanda esperanza, ayuda, pero al mismo tiempo, detesta
protección y es consciente de esto. No quiere vivir...¿Podría ser? ¿O tal vez
no quiere seguir en éste brutal e inhumano mundo? Buscará otras salidas...
Blanca, lo ama, lo cuida, su
sonrisa destruye la angustia y la tensión constante de todo el ser de Atilio.
Es una joven ingenua e inocente, pero a la vez sexual y descriptiva que
corrompe con la presión del aire del sótano en el que se encuentran. Ella
confiesa odio hacia su hermana gemela.
"El aire de la mañana toca la
piel del alma". Un sótano oscuro de una pensión, la de Bruno, un
sitio con tres tubos de luz, uno cálido, y los otros dos fríos. Una escalera
con tres lucecillas cálidas sobre la baranda de hierro bajan hacia el lugar,
una mesa con caballetes repleta de cablerío contra la pared del fondo y una
pequeña lámpara que se encuentra agarrada a la misma. Una estufa de espalda al
público, una canilla perfectamente ubicada al lado de la cama, una cama pulcra
y humilde que se encuentra de costado, y detrás de la escalera, una puerta a la
entrada de otra habitación. Tal vez un baño...con una pequeña ventana por la
cual se ve que la luz interna titila constantemente. Un lugar perfecto, pero
oscuro y áspero...
Bruno, enamorado de Atilio, es
un amor inmenso, puro, sano, natural, vigoroso, un hombre higiénico y simple
con carencia de amor. Y con miedo a la soledad...demostrativo, cuidadoso,
sensible...controlador, pero sin obsesión, o por lo menos muestra eso.
Demuestra calma, pero en el fondo, no permanece ésta...busca "calma"
antes de realizar un viaje, cree no tener esa ansiedad nata de las personas.
"Siempre morí de amor a cambio de nada"...
"Perdí todo, incluso hasta
el pudor...(...), no estoy capacitado para el amor"... Atilio insiste con esto,
se niega a ser amado, pero aunque crea que "Todo lugar abierto es
agoviante", se va a dar cuenta que hay esperanza a pesar del dolor y el
desarraigo del amor...¿Por qué no se deja? ¿Por qué se cega?...su búsqueda
implacable, destructiva hacia él y hacia los dos personajes que lo buscan...obstruir
ese amor que nos quieren dedicar...todo cambiará...su cuerpo y su alma
cambiará...
Un
drama oscuro, impecable, completo, sin certezas, lleno de incertidumbres, pero
sin dudas al mismo tiempo. William Shakespeare está presente perpetuamente. Una
poesía perfecta en el guión...completamente inexplicable para lo banal.
Superior...un final inesperado, y un movimiento corporal y una gesticulación
violenta y dulce al mismo tiempo, ¿se puede?...claro, depende de nosotros.
Atilio, Blanca (con lo que la describe su nombre) y Bruno, nos muestran que
podemos eliminar el dolor sin desarraigarnos del mismo. ¿Acaso no creemos de lo
que somos capaces?
Dramaturgia: Santiago Loza
Dirección: Maruja Bustamante
Elenco: Diego Martín Benedetto, Iride Mockert, José Escobar.
Elenco: Diego Martín Benedetto, Iride Mockert, José Escobar.
Funciones: Lunes, 21:00 hs.
Teatro: Abasto Social Club (Yatay 666)
Crítica:
Florencia Campetelli
Prensa:
OCTAVIA Comunicación y Gestión Cultural
No hay comentarios:
Publicar un comentario