No quiero más que la moral en turno y dejarlo todo atrás, decir buenos días cuando sólo digan buenos días y caminar con los ojos bajos y reírme porque hay buenas razones para reírse y no por que pasa una mariposa negra o porque aparece el pájaro negro desfigurado y se cree tordo por ser negro y no por su desfiguración terrible y masiva. Y no quiero pensar por qué el rumbo de la política aunque no sepa nada de política, ni por qué la mujer y sus harapos y por qué el indígena adornando la pared del país. No quiero ya no quiero –no– sino sentarme a contemplar el lago porque es un lago y no las líneas de la hoja que cae insípida a remover la paz, porque las cosas chiquitas remueven la paz donde me siento y donde amo y donde voy y porque una palabra amorosa me derrite enseguida y las puestas de sol me hacen sentir en una de esas novelas que jamás podré escribir por mi cursilería terrible porque ya no quiero ser tan cursi sino fría y creer en lo ordinario y las relaciones ordinarias porque ya no quiero de esta vida si no es el tiempo la neurosis que se extingue entre los conceptos y no anhelo más que la vista sencilla de la ventana a ver quién pasa qué pasa y no ver qué rostro qué mueca qué historia se esconde y saber finalmente que esto solo es una mala broma y no quiero sino ir a los cafés porque sólo se va a los cafés y no porque me guste la claridad del lugar y el humo del cigarro y fumar un cigarro sólo porque se fuma y no por el humo y no por un desahogo emocional estúpido por eso no pido más que la trivialidad en las manos, y ver el amor como un inventario y no sentir, no sentir.
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miércoles, 30 de abril de 2014
NO SENTIR - PROSA DE NICTÉ TOXQUI
No quiero más que la moral en turno y dejarlo todo atrás, decir buenos días cuando sólo digan buenos días y caminar con los ojos bajos y reírme porque hay buenas razones para reírse y no por que pasa una mariposa negra o porque aparece el pájaro negro desfigurado y se cree tordo por ser negro y no por su desfiguración terrible y masiva. Y no quiero pensar por qué el rumbo de la política aunque no sepa nada de política, ni por qué la mujer y sus harapos y por qué el indígena adornando la pared del país. No quiero ya no quiero –no– sino sentarme a contemplar el lago porque es un lago y no las líneas de la hoja que cae insípida a remover la paz, porque las cosas chiquitas remueven la paz donde me siento y donde amo y donde voy y porque una palabra amorosa me derrite enseguida y las puestas de sol me hacen sentir en una de esas novelas que jamás podré escribir por mi cursilería terrible porque ya no quiero ser tan cursi sino fría y creer en lo ordinario y las relaciones ordinarias porque ya no quiero de esta vida si no es el tiempo la neurosis que se extingue entre los conceptos y no anhelo más que la vista sencilla de la ventana a ver quién pasa qué pasa y no ver qué rostro qué mueca qué historia se esconde y saber finalmente que esto solo es una mala broma y no quiero sino ir a los cafés porque sólo se va a los cafés y no porque me guste la claridad del lugar y el humo del cigarro y fumar un cigarro sólo porque se fuma y no por el humo y no por un desahogo emocional estúpido por eso no pido más que la trivialidad en las manos, y ver el amor como un inventario y no sentir, no sentir.
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